Martes 15 de Noviembre de 2011
LA
REFLEXION DE LEONARDO BOFF
¿CRISIS
TERMINAL DEL
CAPITALISMO?
Escribe
LEONARDO
BOFF (*)
Viernes
24 de junio de 2011
Vengo sosteniendo que la crisis actual
del capitalismo es más que coyuntural y estructural. Es terminal. ¿Ha llegado
el final del genio del capitalismo para adaptarse siempre a cualquier
circunstancia?. Soy consciente de que pocas personas sostienen esta tesis. Dos
razones, sin embargo, me llevan a esta interpretación.
La primera es la siguiente: la crisis es terminal porque
todos nosotros, pero particularmente el capitalismo, nos hemos saltado los
límites de la Tierra. Hemos ocupado, depredando, todo el planeta, deshaciendo
su sutil equilibrio y agotando sus bienes y servicios hasta el punto de que no
consigue reponer por su cuenta lo que le han secuestrado. Ya a mediados del
siglo XIX Karl Marx escribía proféticamente que la tendencia del capital iba en
dirección a destruir sus dos fuentes de riqueza y de reproducción: la naturaleza
y el trabajo. Es lo que está ocurriendo.
La naturaleza efectivamente se encuentra sometida a un gran
estrés, como nunca antes lo estuvo, por lo menos en el último siglo, sin contar
las 15 grandes diezmaciones que conoció a lo largo de su historia de más de
cuatro mil millones de años. Los fenómenos extremos verificables en todas las
regiones y los cambios climáticos, que tienden a un calentamiento global
creciente, hablan a favor de la tesis de Marx. ¿Sin naturaleza cómo va a
reproducirse el capitalismo? Ha dado con un límite insuperable.
Él capitalismo precariza o prescinde del trabajo. Existe
gran desarrollo sin trabajo. El aparato productivo informatizado y robotizado
produce más y mejor, con casi ningún trabajo. La consecuencia directa es el desempleo
estructural.
Millones de personas no van a ingresar nunca jamás en el
mundo del trabajo, ni siquiera como ejército de reserva. el trabajo, de
depender del capital, ha pasado a prescindir de él. En España el desempleo
alcanza al 20% de la población general, y al 40% de los jóvenes. En Portugal al
12% del país, y al 30% entre los jóvenes. Esto significa una grave crisis
social, como la que asola en este momento a Grecia. Se sacrifica a toda la
sociedad en nombre de una economía, hecha no para atender las demandas humanas
sino para pagar la deuda con los bancos y con el sistema financiero. Marx tiene
razón: el trabajo explotado ya no es fuente de riqueza. Lo es la máquina.
La segunda razón está ligada a la crisis humanitaria que el
capitalismo está generando. Antes estaba limitada a los países periféricos. Hoy
es global y ha alcanzado a los países centrales. No se puede resolver la
cuestión económica desmontando la sociedad. Las víctimas, entrelazas por nuevas
avenidas de comunicación, resisten, se rebelan y amenazan el orden vigente.
Cada vez más personas, especialmente jóvenes, no aceptan la lógica perversa de
la economía política capitalista: la dictadura de las finanzas que, vía
mercado, somete los Estados a sus intereses, y el rentabilismo de los capitales
especulativos que circulan de unas bolsas a otras obteniendo ganancias sin
producir absolutamente nada a no ser más dinero para sus rentistas.
Fue el capital mismo el que creó el veneno es el que lo
puede matar: al exigir a los trabajadores una formación técnica cada vez mejor
para estar a la altura del crecimiento acelerado y de la mayor competitividad,
creó involuntariamente personas que piensan. Éstas, lentamente van descubriendo
la perversidad del sistema que despelleja a las personas en nombre de una
acumulación meramente material, que se muestra sin corazón al exigir más y más
eficiencia, hasta el punto de llevar a los trabajadores a un estrés profundo, a
la desesperación, y en algunos casos, al suicidio, como ocurre en varios
países, y también en Brasil.
Al agravarse la crisis crecerán en todo el mundo las
multitudes que no aguanten más las consecuencias de la superexplotación de sus
vidas y de la vida de la Tierra y se rebelen contra este sistema económico que
ahora agoniza, no por envejecimiento, sino por la fuerza del veneno y de las
contradicciones que ha creado, castigando a la Madre Tierra y afligiendo la
vida de sus hijos e hijas.
.
(*)Leonardo
Boff es un teólogo, filósofo y escritor nacido en Concordia, Estado de Santa
Catarina, Brasil Es uno de los fundadores de la Teología de la Liberación,
junto con Gustavo Gutiérrez Merino. En 1985, la Congregación para la Doctrina
de la Fe, dirigida por el ya cardenal Ratzinger (hoy Papa Benedicto XVI) le
silenció por un año por su libro La Iglesia, Carisma y Poder, que estaba en
contra de la Doctrina de la Iglesia Católica. Ha trabajado como profesor en los
campos de teología, ética y filosofía en Brasil, además de dar conferencias en
muchas universidades en el extranjero, como Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona,
Lund, Lovaina, París, Oslo, Turín. Ha escrito más de 100 libros, traducidos a
muchas lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right
Livelihood
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