Lunes 5 de diciembre de 2011
LA CONFERENCIA ESTÁ REUNIDA EN DURBAN
LLANTO POR EL CLIMA AMADO
Escribe
AMY
GOODMAN (*)
Democracy
Now!
Publico "Rebelion"
2
diciembre 2011
.
(*) AMY GOODMAN (1957-EE UU) Locutora, periodista y
escritora progresista estadounidense. Egresada de Harvard University en 1984,
Fundo”Democracy Now” catalogada como "quizá la más significativa y
progresiva institución noticiera que ha existido por algún tiempo" por el
profesor y crítico de medios Robert McChesney. Directora de WBAI-FM en Nueva
Yorkco-presentadora de Democracy Now!, un noticiero de lunes a viernes que se
puede escuchar en más de 225 emisoras de radio en los EE.UU. y Canadá. Traducido
por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español
.
La
conferencia anual sobre clima de las Naciones Unidas comenzó esta semana en
Durban, Sudáfrica, pero no llegó a tiempo para evitar la trágica muerte de
Qodeni Ximba, una joven de 17 años que murió junto a otras nueve personas en
Durban el pasado domingo, la noche anterior a que comenzara la conferencia de
la ONU. Esa noche, una lluvia torrencial azotó la ciudad costera de 3,5
millones de habitantes y setecientos hogares fueron destruidos a causa de las
inundaciones.
Ximba
estaba durmiendo cuando la pared de cemento que estaba a su lado se derrumbó.
Una mujer intentó salvar a un bebé de un año cuyos padres fueron aplastados por
su propia casa. No lo logró y el bebé murió junto a ellos. Todo esto sucede al
tiempo que 20.000 políticos, burócratas, periodistas, científicos y activistas
llegaron a Durban para lo que podría ser la última oportunidad para salvar el
Protocolo de Kioto.
¿De qué
manera la conferencia podría haber evitado estas muertes? O mejor sería
preguntarse: ¿Cómo el diluvio que sobrevino justo a continuación de otras
tormentas letales ocurridas este mes podría vincularse al cambio climático
provocado por el hombre, y qué está haciendo la conferencia que tiene lugar en
Durban al respecto? En Durban llovió el doble de lo normal para el mes de
noviembre y la tendencia sugiere que los eventos climáticos extremos van a
empeorar.
.
El grupo ganó el Premio Nobel de la Paz en 2007. La semana
pasada, el IPCC publicó un resumen de sus conclusiones, que vinculan claramente
al cambio climático con fenómenos climatológicos extremos como sequías,
inundaciones, huracanes, olas de calor y aumento del nivel del mar.
.
Casi al
mismo tiempo, la Organización Meteorológica Mundial publicó un resumen de sus
más recientes descubrimientos científicos, en el que advierte que hasta la
fecha, 2011 ha sido el décimo año más caluroso del que se tiene registro, que
el hielo del mar Ártico tiene un volumen más bajo que nunca este año y que 13
de los 15 años más calurosos de la historia sucedieron en los últimos 15 años.
Todo
esto nos conduce de nuevo a Durban. La reunión que está teniendo lugar aquí es
la 17ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas
sobre el Cambio Climático, o simplemente la COP17. Uno de los logros
fundamentales del proceso de la ONU a la fecha es el Protocolo de Kioto, un
tratado internacional con disposiciones vinculantes establecidas para limitar
las emisiones de gases de efecto invernadero. En 1997, cuando el Protocolo fue
adoptado, China era considerado un país pobre, en desarrollo, y como tal tenía
muchas menos obligaciones en virtud del acuerdo. Ahora, Estados Unidos y otros
países afirman que China debe sumarse a los países ricos, desarrollados, y
cumplir con las reglas que se aplican a esos países. Pero China se niega a
hacerlo. Este es uno de los principales obstáculos, pero de ninguna manera el
único, que impide que se renueve el Protocolo de Kioto (otro de los principales
problemas es que Estados Unidos, el mayor contaminador histórico a nivel
mundial, firmó el tratado pero no fue ratificado por el Congreso).
En
Copenhague, a fines de 2009, durante la COP15, el Presidente Barack Obama
organizó una serie de reuniones a puertas cerradas, a las que solo se accedía
con invitación, en las que diseñó una alternativa de adhesión voluntaria —es
decir, no vinculante— al Protocolo de Kioto, provocando el enojo de muchos. La
COP16 de Cancún, México, en 2010, aumentó la distancia de la Convención con
respecto al Protocolo. La idea que prevalece en Durban es que estamos ante un
momento decisivo para la continuidad o el fracaso del proceso sobre el cambio
climático de la ONU.
Las
omisiones de la mayoría republicana de la Cámara de Representantes de Estados
Unidos con respecto a este tema son aún más graves que las de Obama. Este grupo
de legisladores en su mayoría considera que la idea de que el cambio climático
es provocado por el hombre es un engaño o directamente inexistente, al igual
que unos ocho o nueve candidatos republicanos a la presidencia. Las empresas de
petróleo y gas gastan decenas de millones de dólares al año para promover la
ciencia basura y a los negadores del cambio climático. Su inversión ha dado sus
frutos, ya que hay un porcentaje cada vez mayor de estadounidenses que cree que
el cambio climático no es un problema.
En
paralelo al decepcionante proceso de la ONU ha surgido un creciente movimiento
por la justicia climática en las calles. Las manifestaciones contra la
dependencia de los combustibles fósiles, que acelera el calentamiento global,
van desde la acción directa no violenta contra la minería de carbón a cielo
abierto en Virginia Occidental, al arresto de más de 1.200 opositores al
oleoducto de arenas de alquitrán Keystone XL frente a la Casa Blanca.
Es por
todo esto que Durban, Sudáfrica, es un lugar adecuado para que la sociedad
civil cuestione el proceso de las Naciones Unidas. Se prevé que África sufrirá
el impacto del cambio climático en forma más severa que muchas otras
comunidades y la mayoría de las poblaciones del continente no están bien
equipadas para hacer frente a desastres climáticos puesto que carecen de
infraestructura adecuada y de reservas de riqueza. Sin embargo, este es el
pueblo que derrocó al opresivo régimen del apartheid.
El
novelista sudafricano Alan Paton escribió acerca del apartheid en 1948 (durante
el primer año de dicho régimen), adelantándose a lo que sería una larga lucha
para derribarlo: “Llora, amada tierra, pues nada de esto ha terminado todavía”.
La misma determinación crece en las calles de Durban y brinda el liderazgo que
tanto hace falta en el centro de conferencias donde se desarrolla la COP17.
Denis
Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
Fuente
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