CUMBRE
DEL CLIMA EN DURBAN
MARCHANDO
AL PRECIPICIO
Escribe
NOAM
CHOMSKY (*)
Fuente
“La Jornada” Mexico
Domingo
11 de diciembre/ 011
.
(*) AVRAM NOAM
CHOMSKY (928) lingüista, filósofo, activista, autor y analista político
judío estadounidense. Es profesor emérito de Lingüística en el MIT y una de las
figuras más destacadas de la lingüística del siglo XX, es sumamente reconocido
en la comunidad científica y académica por sus importantes trabajos en teoría
lingüística y ciencia cognitiva. A lo largo de su vida, ha ganado popularidad
también por su acercamiento al estudio de la política, siendo hoy reconocido
como un activista e intelectual político que se caracteriza por una visión
fuertemente crítica de las sociedades capitalistas.(Wikipedia)
.
Una
tarea de la Convención Marco sobre Cambio Climático de Naciones Unidas, que en
la actualidad está teniendo lugar en Durban, Sudáfrica, es extender las
decisiones políticas previas, limitadas en alcance y solamente parcialmente
aplicadas. Estas decisiones se remontan a la Convención de 1992 de la ONU y al
Protocolo de Kyoto de 1997, al que Estados Unidos rehusó unirse. El primer
periodo de compromiso del Protocolo de Kyoto termina en 2012. El ambiente más o
menos general anterior a la conferencia fue capturado por The New York Times en
un titular: Asuntos urgentes, pero bajas expectativas
Conforme
los delegados se reúnen en Durban, un informe sobre un nuevo resumen
actualizado de sondeos realizados por el Consejo de Relaciones Exteriores y el
Programa sobre Actitudes Políticas Internacionales (PIPA, por sus siglas en
inglés) revela el público de todo el mundo y de Estados Unidos dice que sus
gobiernos deben dar a una prioridad más alta al calentamiento global y apoyan
vigorosamente acciones multilaterales para atenderlo.
La
mayoría de los ciudadanos estadunidenses está de acuerdo, aunque el PIPA aclara
que el porcentaje “ha estado declinando durante los últimos años, de forma que
la preocupación de Estados Unidos es significativamente más baja que el
promedio mundial —79 por ciento, en comparación con 84 por ciento-”.
Los
estadunidenses no perciben que hay un consenso científico acerca de la
necesidad de acción urgente sobre el cambio climático... Una gran mayoría
piensa que se verá afectada personalmente eventualmente por el cambio
climático, pero sólo una minoría cree que está siendo afectada ahora, contrariamente
a la opinión de la mayoría de los demás países. Los estadunidenses tienden a
subestimar el nivel de preocupación de otros estadunidenses.
Estas
actitudes no son accidentales. En 2009 las industrias de energía, apoyadas por
el cabildeo corporativo, lanzaron varias grandes campañas que arrojan dudas
sobre el casi unánime consenso científico sobre la severidad de la amenaza de
calentamiento global inducido por los seres humanos.
El
consenso solo es casi unánime porque no incluye a los muchos expertos
convencidos de que las advertencias acerca del calentamiento global no son
suficientemente fuertes, y por el grupo marginal que niega por completo la
validez de la amenaza.
La
cobertura habitual de este problema, dijo, se basa en lo que se llama mantener
un balance: la abrumadora mayoría de los científicos en un lado, y los
negadores en el otro. Los científicos que emiten las advertencias más sombrías
son ignorados en su mayor parte.
Un
efecto de esto es que escasamente una tercera parte de la población de EEUU
cree que existe un consenso científico sobre la amenaza del calentamiento
global, mucho menos que el promedio mundial, y radicalmente inconsistente con
los hechos.
No es
un secreto que el gobierno estadunidense está arrastrando los pies en cuanto a
asuntos climáticos. Los públicos de todo el mundo han criticado en gran parte
la forma en que Estados Unidos está manejando el problema del cambio climático,
según el PIPA. En general, Estados Unidos se percibe ampliamente como el país
que ha tenido el efecto más negativo sobre el ambiente del mundo, seguido por
China. Alemania ha recibido las mejores calificaciones.
A veces
es útil, para tener una perspectiva de lo que está ocurriendo en el mundo,
adoptar la posición de observadores extraterrestres inteligentes que contemplan
las extrañas ocurrencias en la Tierra. Observarían, asombrados, que el país más
rico y poderoso en la historia del planeta ahora encabeza a los lemmings en su
alegre avance hacia el precipicio.
El mes
pasado, la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), formada en 1974 a
instancias del secretario estadunidense de Estado Henry Kissinger, emitió su
informe más reciente sobre el acelerado incremento de las emisiones de carbono
provenientes del uso de combustible fósil.
LA AIEA
calculó que si el mundo sigue avanzando por su ruta actual, el presupuesto de
carbono se habrá agotado para 2017. El presupuesto es la cantidad de emisiones
que puede mantener el calentamiento global en un nivel de 2 grados Celsius,
considerado el límite de seguridad.
El
economista en jefe de la AIEA, Fatih Birol, dijo: La puerta se está cerrando...
Si no cambiamos la dirección ahora en cuanto a cómo usamos la energía,
terminaremos más allá de lo que los científicos nos han dicho que es el mínimo
(de seguridad). La puerta se habrá cerrado para siempre.
También
el mes pasado, el Departamento de Energía estadunidense informó acerca de las
cifras de emisiones para 2010. Las emisiones aumentaron en la mayor cantidad
registrada hasta ahora, citó la Associated Press, lo que significa que los
niveles de gases de invernadero son más elevados que el peor de los escenarios
posibles anticipados por el Panel Internacional sobre Cambio Climático en 2007.
John
Reilly, codirector del Programa sobre Cambio Climático del Instituto de
Tecnología (IPCC, por sus siglas en inglés) de Massachusetts, dijo a la Ap que
los científicos han considerado, en general, que las predicciones del IPCC
pecan de conservadoras –a diferencia del pequeño grupo que negadores que atraen
la atención pública-. Reilly informó de que el escenario del peor de los casos
estaba aproximadamente a la mitad de los cálculos de posibles resultados dados
a conocer por científicos del MIT.
A
medida que estos ominosos informes se daban a conocer, el diario Financial
Times dedicó una plana entera a las optimistas expectativas de que Estados
Unidos podría llegar a ser independiente en cuanto a energía durante un siglo
con la nueva tecnología para la extracción de combustibles fósiles
estadounidenses.
Aunque
las proyecciones son inciertas, informa el Financial Times, Estados Unidos
podría pasar de un salto sobre Arabia Saudí y Rusia para convertirse en el
mayor productor del mundo de hidrocarburos líquidos, contando tanto el petróleo
crudo como los líquidos ligeros de gas natural.
De
ocurrir este feliz suceso, Estados Unidos podría conservar su hegemonía
mundial. Más allá de algunos comentarios sobre el impacto ecológico a escala
local, el Financial Times nada dijo acerca de qué tipo de mundo emergería de
esas emocionantes perspectivas. La energía es para quemarse, y que se lleve el
diablo al ambiente global.
Prácticamente
todos los gobiernos están dando al menos pasos vacilantes para hacer algo
acerca de la catástrofe que se avecina. Estados Unidos está la cabeza en esto
–al revés-. La Cámara de Representantes de Estados Unidos, dominada por los
republicanos, ahora está desmantelando las medidas ambientales introducidas por
Richard Nixon, que en muchos aspectos fue el último presidente liberal.
Este
comportamiento reaccionario es una de muchas señales de la crisis de la
democracia estadunidense durante la generación pasada. La brecha entre la
opinión pública y la política pública ha crecido hasta convertirse en un abismo
en asuntos centrales del debate político actual, como el del déficit y los
empleos. Sin embargo, gracias a la ofensiva propagandística, la brecha es menos
de lo que debería en el asunto más serio de la agenda internacional hoy en día,
y posiblemente en la historia.
Se
puede perdonar a los hipotéticos observadores extraterrestres si llegan a la
conclusión de que al parecer estamos infectados por algún tipo de locura letal.
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