Lunes 5 de diciembre de 2011
LA
REFLEXION DE LEONARDO BOFF
DESPERTAR
LA DIMENSIÓN CHAMÁNICA
Escribe
LEONARDO
BOFF (*)
Viernes
2 de diciembre de 2011
La categoría sostenibilidad, tomada en su sentido amplio y
no reducida solo al desarrollo, abarca toda acción enfocada a mantener a los
seres en la existencia, porque tienen derecho a coexistir con nosotros, y sólo
a partir de esta convivencia utilizamos, con sobriedad y respeto, una parte de
ellos para atender nuestras necesidades, preservándolos también para las
generaciones futuras.
Dentro de esta concepción cabe también el Universo. Hoy
sabemos por la nueva cosmología que estamos hechos de polvo de estrellas y nos
sostiene y pasa por nosotros la misteriosa Energía de Fondo que alimenta todo y
que se desdobla en las cuatro fuerzas –la gravitatoria, la electromagnética, la
nuclear fuerte y la débil– que, actuando siempre juntas, nos mantienen así como
somos.
Como seres conscientes e inteligentes tenemos nuestro lugar
y nuestra función dentro del proceso cosmogénico. Si no somos el centro de
todo, seguramente somos una de esas puntas avanzadas por las cuales el universo
se vuelve sobre sí mismo, es decir, se vuelve consciente. El principio
antrópico débil nos permite decir que, para ser lo que somos, todas las
energías y procesos de la evolución se organizaron de forma tan articulada y
sutil que hicieron posible nuestra aparición. En caso contrario, yo no estaría
ahora escribiendo aquí.
A través de nosotros, el universo y la Tierra se ven y se
contemplan a sí mismos. La capacidad de ver surgió hace 600 millones de años.
Hasta entonces la Tierra era ciega. El cielo profundo y estrellado, las
cataratas de Iguaçu, donde me encuentro ahora, el verdor de las selvas de aquí
al lado, no se podían ver. A través de nuestra vista, la Tierra y el universo
pueden ver toda esta indescriptible belleza.
Los pueblos originarios, de los andinos a los samis del
ártico, se sentían unidos al universo, como hermanos y hermanas de las
estrellas, formando una gran familia cósmica. Nosotros hemos perdido ese
sentimiento de pertenencia mutua. Ellos sentían que las fuerzas cósmicas
equilibraban el curso de todos los seres y actuaban en su interior. Vivir en
consonancia con estas energías fundamentales era llevar una vida sostenible y
llena de sentido.
Sabemos por la física cuántica que la conciencia y el mundo
material están conectados y que la manera que un científico escoge para hacer
su observación afecta al objeto observado. Observador y objeto observado se
encuentran indisolublemente ligados. De ahí que la inclusión de la conciencia
en las teorías científicas y en la propia realidad del cosmos es un dato ya
asimilado por gran parte de la comunidad científica. Formamos, efectivamente,
un todo complejo y diversificado.
Son conocidas las figuras de los chamanes, tan presentes en
el mundo antiguo y que hoy están volviendo con renovado vigor, como lo ha
mostrado el físico cuántico P. Drouot en su libro El chamán, el físico y el
místico (Vergara 2001) que tuve el honor de prologar. El chamán vive un estado
de conciencia singular que lo hace entrar en contacto íntimo con las energías
cósmicas. Entiende la llamada de las montañas, de los lagos, de los bosques y
selvas, de los animales y de los seres humanos. Sabe conducir tales energías
para fines curativos y para armonizarlas con el todo.
En el interior de cada uno de nosotros existe escondida la
dimensión chamánica. Esa energía chamánica nos hace quedar en silencio ante la
grandeza del mar, vibrar con la mirada de otra persona, estremecernos ante un
recién nacido. Necesitamos liberar esta dimensión chamánica en nosotros para
entrar en sintonía con todo lo que nos rodea y sentirnos en paz.
La sostenibilidad lleva consigo la valoración de este
capital humano y espiritual cuyo efecto es producirnos respeto y sentido de
sacralidad ante todas las realidades, valores estos que alimentan la ecología
profunda y que nos ayudan a respetar y a vivir en sintonía con la Madre Tierra.
Hoy se hace urgente esta actitud para moderar la fuerza destructiva que en las
últimas décadas se ha apoderado de nosotros.
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(*) LEONARDO BOFF es un teólogo, filósofo y
escritor nacido en Concordia, Estado de Santa Catarina, Brasil Es uno de los
fundadores de la Teología de la Liberación, junto con Gustavo Gutiérrez Merino.
En 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el ya cardenal
Ratzinger (hoy Papa Benedicto XVI) le silenció por un año por su libro La
Iglesia, Carisma y Poder, que estaba en contra de la Doctrina de la Iglesia
Católica. Ha trabajado como profesor en los campos de teología, ética y
filosofía en Brasil, además de dar conferencias en muchas universidades en el
extranjero, como Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund, Lovaina,
París, Oslo, Turín. Ha escrito más de 100 libros, traducidos a muchas lenguas.
En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right Livelihood
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