jueves, 15 de diciembre de 2011

LA INVERSIÓN FINANCIERA ESPECULATIVA CRECE A GRAN VELOCIDAD SIN RELACION CON EL PRODUCTO INTERNO BRUTO (PBI)


Viernes 16 de diciembre 2011

ANTE LA IMPLOSIÓN DEL CAPITALISMO
AUDACIA, MÁS AUDACIA

Escribe
SAMIR AMIN (*)
Fuente:
“ARGENPRESS”
Tradujo: Katu Arkonada
15 diciembre 2011
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(*) SAMIR AMIN (1931 -Egipto, El Cairo) Hijo de padre egipcio y madre francesa (ambos médicos). Pasó su infancia y juventud en Port Said. Presidente del Foro Mundial de Alternativas.  Periodista,  Escritor. Es uno de los pensadores neo-marxista más importante de su generación.   Economista. Conferencista. Especializado en temas del Tercer Mundo, desarrolló el concepto «centro-periferia» como una explicación. Autor entre otros de: “La economía política del siglo xx”, “imperialismo y globalización”, “Capitalismo, imperialismo, mundialización” en la Revista Globalización, un artículo a modo de reconstrucción de notas de una conferencia.
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Las circunstancias históricas creadas por la implosión del capitalismo contemporáneo requieren de una izquierda radical, tanto en el Norte como en el Sur, que sea capaz de formular una alternativa política al sistema existente. El propósito de este artículo es mostrar por qué es necesaria la audacia y lo que esta significa.

¿POR QUÉ AUDACIA?
1. El capitalismo contemporáneo es un capitalismo de monopolios generalizados. Con esto quiero decir que los monopolios no son ya más islas grandes en un mar de empresas relativamente autónomas, sino que son un sistema integrado, que controla absolutamente todos los sistemas de producción. Pequeñas y medianas empresas, incluso las grandes corporaciones que no son estrictamente oligopolios, están bajo el control de una red que remplaza a los monopolios. Su grado de autonomía se ha visto reducido al punto de convertirse en subcontratistas de los monopolios.

Este sistema de monopolios generalizados es producto de una nueva fase de centralización del capital que tuvo lugar durante los 80 y 90 en los países que componen la Triada (Estados Unidos, Europa y Japón).

Los monopolios generalizados dominan ahora la economía mundial. “Globalización” es el nombre que le han dado al conjunto de demandas mediante las cuales ejercen su control sobre los sistemas productivos de la periferia del capitalismo global (periferia entendida como el mundo por debajo de la Triada). Esto no es más que una nueva fase del imperialismo.


2. El capitalismo de los monopolios generalizados y globalizados es un sistema que garantiza que estos monopolios graven impuestos sobre la masa de plusvalía (transformada en ganancias) que el capital extrae de la explotación del trabajo. En la medida en que estos monopolios están operando en las periferias del sistema global, la renta monopólica es renta imperialista. El proceso de acumulación capitalista –que define el capitalismo en todas sus sucesivas formas históricas- está determinado por la maximización de la renta monopólica/imperialista que persigue.

Este desplazamiento del centro de gravedad de la acumulación del capital es la fuente de la continua concentración del ingreso y la riqueza en beneficio de los monopolios, ampliamente controlada por las oligarquías (plutocracias) que gobiernan los grupos oligopólicos a expensas de la remuneración del trabajo e incluso de la remuneración del capital no monopólico.

3. Esto pone en riesgo al mismo crecimiento, desequilibrando la fuente de financialización del sistema económico. Con esto me refiero a que el segmento creciente de la plusvalía no puede ser invertido en la expansión y profundización de los sistemas de producción y por consiguiente la inversión financiera de la plusvalía desmedida se vuelve la única opción para sostener la acumulación bajo el control de los monopolios.

La implementación que el capital realiza en determinados sistemas, permite que la financialización opere de distintas maneras, generando:

i) la subordinación de la gestión de las empresas al principio del “valor de las acciones”.

ii) la sustitución del sistema de pensiones basado en la capitalización (fondos de pensión) por sistemas de distribución de las pensiones.

iii) la adopción del principio de “intercambio de tasas flexibles”.

iv) el abandono del principio bajo el cual los bancos centrales determinan la tasa de interés –el principio de liquidez- y la transferencia de esta responsabilidad al “mercado”.

La financialización ha transferido la responsabilidad principal en el control de la reproducción del sistema de acumulación a 30 grandes bancos que son parte de la Triada. Los eufemísticamente llamados “mercados” no son otra cosa más que los lugares donde son desplegadas las estrategias de los actores que dominan la escena económica.

Por consiguiente esta financialización, que es responsable del crecimiento de la desigualdad en la distribución del ingreso (y la riqueza), genera la misma plusvalía que la sostiene. La “inversión financiera” (o mejor dicho la inversión en especulación financiera) continúa creciendo a gran velocidad sin corresponderse con el crecimiento del Producto Interior Bruto (que en la actualidad se está convirtiendo en algo ficticio) o con la inversión en la producción real.

El crecimiento explosivo de la inversión financiera requiere, y se alimenta de, la existencia de deuda en todas sus formas, especialmente de la deuda soberana. Cuando los gobiernos que están en el poder dicen estar persiguiendo la reducción de la deuda, están mintiendo deliberadamente. Para concretar la estrategia de financialización de los monopolios se necesita el crecimiento de la deuda, algo que en realidad los monopolios buscan más que combaten, como una manera de absorber la ganancia de los monopolios. Las políticas de austeridad impuestas para “reducir la deuda”, han tenido como resultado (tal y como se pretendía) el incremento del volumen de la misma.

4. Es este sistema –llamado popularmente neoliberal, el sistema del monopolio generalizado capitalista, “globalizado” (imperialista) y financializado (como una necesidad para su propia reproducción) – que implosiona ante nuestros ojos. Pero este sistema, aparentemente incapaz de derrotar sus crecientes contradicciones internas, está condenado a continuar su salvaje expansión.

La “crisis” del sistema es causada por su propio “éxito”. En efecto, la estrategia desplegada por los monopolios siempre ha producido los resultados deseados: los planes de “austeridad” y los llamados planes de reducción social (en realidad anti-social) continúan siendo impuestos, a pesar de la resistencia y las luchas. Actualmente, la iniciativa yace en manos de los monopolios (“los mercados”) y sus siervos políticos (los gobiernos subordinados a las demandas del “mercado”).
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HASTA AQUÍ EL INICIO DE UNA EXTENSA NOTA
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