Viernes 16 de diciembre 2011
ANTE LA IMPLOSIÓN DEL CAPITALISMO
AUDACIA, MÁS AUDACIA
Escribe
SAMIR AMIN (*)
Fuente:
“ARGENPRESS”
Tradujo: Katu Arkonada
15 diciembre 2011
.
(*) SAMIR AMIN (1931 -Egipto, El Cairo) Hijo de padre
egipcio y madre francesa (ambos médicos). Pasó su infancia y juventud en Port
Said. Presidente del Foro Mundial de Alternativas. Periodista,
Escritor. Es uno de los pensadores neo-marxista
más importante de su generación.
Economista. Conferencista. Especializado en temas del Tercer Mundo,
desarrolló el concepto «centro-periferia» como una explicación. Autor entre
otros de: “La economía política del siglo xx”, “imperialismo y globalización”,
“Capitalismo, imperialismo, mundialización” en la Revista Globalización, un
artículo a modo de reconstrucción de notas de una conferencia.
.
Las circunstancias históricas creadas por la implosión del
capitalismo contemporáneo requieren de una izquierda radical, tanto en el Norte
como en el Sur, que sea capaz de formular una alternativa política al sistema
existente. El propósito de este artículo es mostrar por qué es necesaria la
audacia y lo que esta significa.
¿POR QUÉ AUDACIA?
1. El capitalismo contemporáneo es un capitalismo de
monopolios generalizados. Con esto quiero decir que los monopolios no son ya
más islas grandes en un mar de empresas relativamente autónomas, sino que son
un sistema integrado, que controla absolutamente todos los sistemas de
producción. Pequeñas y medianas empresas, incluso las grandes corporaciones que
no son estrictamente oligopolios, están bajo el control de una red que remplaza
a los monopolios. Su grado de autonomía se ha visto reducido al punto de
convertirse en subcontratistas de los monopolios.
Este sistema de monopolios generalizados es producto de una
nueva fase de centralización del capital que tuvo lugar durante los 80 y 90 en
los países que componen la Triada (Estados Unidos, Europa y Japón).
Los monopolios generalizados dominan ahora la economía
mundial. “Globalización” es el nombre que le han dado al conjunto de demandas
mediante las cuales ejercen su control sobre los sistemas productivos de la
periferia del capitalismo global (periferia entendida como el mundo por debajo
de la Triada). Esto no es más que una nueva fase del imperialismo.
2. El capitalismo de los monopolios generalizados y
globalizados es un sistema que garantiza que estos monopolios graven impuestos
sobre la masa de plusvalía (transformada en ganancias) que el capital extrae de
la explotación del trabajo. En la medida en que estos monopolios están operando
en las periferias del sistema global, la renta monopólica es renta
imperialista. El proceso de acumulación capitalista –que define el capitalismo
en todas sus sucesivas formas históricas- está determinado por la maximización
de la renta monopólica/imperialista que persigue.
Este desplazamiento del centro de gravedad de la acumulación
del capital es la fuente de la continua concentración del ingreso y la riqueza
en beneficio de los monopolios, ampliamente controlada por las oligarquías
(plutocracias) que gobiernan los grupos oligopólicos a expensas de la
remuneración del trabajo e incluso de la remuneración del capital no
monopólico.
3. Esto pone en riesgo al mismo crecimiento, desequilibrando
la fuente de financialización del sistema económico. Con esto me refiero a que
el segmento creciente de la plusvalía no puede ser invertido en la expansión y
profundización de los sistemas de producción y por consiguiente la inversión
financiera de la plusvalía desmedida se vuelve la única opción para sostener la
acumulación bajo el control de los monopolios.
La implementación que el capital realiza en determinados
sistemas, permite que la financialización opere de distintas maneras,
generando:
ii) la sustitución del sistema de pensiones basado en la
capitalización (fondos de pensión) por sistemas de distribución de las
pensiones.
iii) la adopción del principio de “intercambio de tasas
flexibles”.
iv) el abandono del principio bajo el cual los bancos
centrales determinan la tasa de interés –el principio de liquidez- y la
transferencia de esta responsabilidad al “mercado”.
La financialización ha transferido la responsabilidad
principal en el control de la reproducción del sistema de acumulación a 30
grandes bancos que son parte de la Triada. Los eufemísticamente llamados
“mercados” no son otra cosa más que los lugares donde son desplegadas las
estrategias de los actores que dominan la escena económica.
Por consiguiente esta financialización, que es responsable
del crecimiento de la desigualdad en la distribución del ingreso (y la riqueza),
genera la misma plusvalía que la sostiene. La “inversión financiera” (o mejor
dicho la inversión en especulación financiera) continúa creciendo a gran
velocidad sin corresponderse con el crecimiento del Producto Interior Bruto
(que en la actualidad se está convirtiendo en algo ficticio) o con la inversión
en la producción real.
El crecimiento explosivo de la inversión financiera
requiere, y se alimenta de, la existencia de deuda en todas sus formas,
especialmente de la deuda soberana. Cuando los gobiernos que están en el poder
dicen estar persiguiendo la reducción de la deuda, están mintiendo
deliberadamente. Para concretar la estrategia de financialización de los
monopolios se necesita el crecimiento de la deuda, algo que en realidad los
monopolios buscan más que combaten, como una manera de absorber la ganancia de
los monopolios. Las políticas de austeridad impuestas para “reducir la deuda”,
han tenido como resultado (tal y como se pretendía) el incremento del volumen
de la misma.
4. Es este sistema –llamado popularmente neoliberal, el
sistema del monopolio generalizado capitalista, “globalizado” (imperialista) y
financializado (como una necesidad para su propia reproducción) – que
implosiona ante nuestros ojos. Pero este sistema, aparentemente incapaz de
derrotar sus crecientes contradicciones internas, está condenado a continuar su
salvaje expansión.
La “crisis” del sistema es causada por su propio “éxito”. En
efecto, la estrategia desplegada por los monopolios siempre ha producido los
resultados deseados: los planes de “austeridad” y los llamados planes de
reducción social (en realidad anti-social) continúan siendo impuestos, a pesar
de la resistencia y las luchas. Actualmente, la iniciativa yace en manos de los
monopolios (“los mercados”) y sus siervos políticos (los gobiernos subordinados
a las demandas del “mercado”).
.
HASTA AQUÍ EL INICIO DE UNA EXTENSA NOTA
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