Miércoles 25 de enero de 2012
ARGENTINA
MINERIA A CIELO ABIERTO
UNA LUCHA QUE SIGUE VIVA
Escribe
SERGIO
FEDEROVISKY (*)
Fuente: “El Siglo”
Tucuman – Argentina
24 de enero de 2012
.
(*) SERGIO FEDEROVISKY (Argentina) Licenciado. Universidad Nal.
De Buenos Aires. Periodista. Actúa en política. Militante social. Presidente de
la Agencia Ambiental de la Municipalidad de La Plata.
.
Los dirigentes que sostienen que el pueblo siempre tiene
razón (es decir, que la voluntad popular debe respetarse aunque no sea la
expresión de la verdad más perfecta) están en problemas con lo que ocurre con
la minería. En especial, con el escenario que acaban de montar los pobladores
de Famatina, tras el intento espeluznante del gobernador de La Rioja de
entregar el cerro de ese nombre émulos de la Barrick Gold.
El gobierno nacional hizo de la minería a cielo abierto una
parte crucial de su estrategia productiva, del mismo modo que hizo de la soja
una parte capital de de esa misma estrategia en su variante agraria. En ambos
casos se trata de la expresión de una política extractivista, de escasa o nula
agregación de valor, y de un alto nivel -principalmente en el caso de la
minería- de extranjerización de la rentabilidad.
Tras la elaboración normativa de parte del menemismo, auspiciado
fuertemente por la influencia del entonces presidente de los Estados Unidos,
George Bush padre-, el kirchnerismo heredó literalmente una mina de oro: un
código minero extraordinariamente favorable a los capitales trasnacionales con
el agregado de la coyuntural devaluación del 2003 que atrajo esas empresas en malón.
Ocurre que la antigua minería es pasado en todo el mundo
desde que las vetas en el interior de las montañas o las pepitas que se
zarandeaban en los ríos pasaron a mejor vida.
Esa sopa química contiene básicamente cianuro, que es lo que
permite retirar el oro, por ejemplo, del resto de las tierras inservibles. Y
para llevar adelante ese proceso químico, la minería -que por esas cosas del
destino se desarrolla en áreas montañosas generalmente áridas- reclama
cantidades ingentes de agua, que naturalmente se le resta a otras actividades
(la vitivinicultura, en la región de Cuyo). Dos consecuencias, entonces, tiene
a priori la minería a cielo abierto: la tremenda demanda de agua que se le
escatima a otras actividades y la posterior contaminación de los cursos de agua
superficiales y subterráneos producto del cianuro que se libera.
Montana es uno de los estados mineros por excelencia de los
Estados Unidos. Las autoridades ambientales en la Argentina, impedidas de
meterse en este tema porque el código minero impone que es la misma Secretaría
de Minería la que otorgue los permisos y realice los controles cual zorro
cuidando ovinos, siempre dicen que hay que exigir que se haga en el país la
misma minería responsable que se hace en el mundo desarrollado. El biólogo
norteamericano Jared Diamond escribió un libro fascinante llamado "Colapso".
Allí describió lo siguiente:
"Aunque en Montana está aumentando la preocupación por
los vertidos de fertilizantes, abonos y herbicidas y el filtrado de los
contenidos de fosas sépticas, el problema más importante en relación con los
residuos tóxicos es, con diferencia, el planteado por los residuos de la
minería del metal, una parte de la cual pertenece a la de hace un siglo y la
otra a la reciente o en activo. La minería del metal -especialmente la del
cobre, pero también la del plomo, el molibdeno, el paladio, el platino, el
cinc, el oro y la plata- fue uno de los pilares tradicionales de la economía de
Montana.”
(…) “A pesar del tradicional lazo que los habitantes de
Montana tienen con la minería como valor tradicional que define la identidad de
su estado, últimamente se han desilusionado cada vez más con la minería y han
contribuido a la práctica desaparición del sector en Montana. Por ejemplo, en
1998, para sorpresa de la industria y de los políticos que apoyaban la
industria y recibían apoyo de esta, los votantes de Montana aprobaron en
referéndum la prohibición de un método de extracción de oro plagado de
problemas y denominado 'minería de filtrado de cianuro'".
No sabemos si los habitantes de la región de Famatina
leyeron a Diamond. Sí sabemos que conocen el recorrido que respecto de la
minería hizo el actual gobernador Luis Beder Herrera y que puede sintetizarse
en lo siguiente. Beder Herrera era vicegobernador de Ángel Maza, ideólogo del
actual código minero en tiempos de Menem. Beder Herrera destronó a Maza
acusándolo de hacer negocios para favorecer a la Barrick Gold en su provincia.
Al asumir como gobernador interino, Beder Herrera elaboró y
promulgó una ley de prohibición de la minería con cianuro (como Montana). Al
ganar luego las elecciones y dejar de ser gobernador interino para ser
gobernador con un apoyo electoral espectacular y con el aval de las
organizaciones sociales y ambientalistas, Beder Herrera convocó a una
conferencia de prensa, derogó la ley que prohibía la minería a cielo abierto y
pidió públicamente disculpas a Barrick Gold.
Hoy, Beder Herrera promueve fanáticamente la minería a cielo
abierto en su provincia, con el rechazo absoluto de aquellas organizaciones, a
las que amenaza con denunciar judicialmente por obstaculizar su acción de
gobierno.
No es Montana, es Argentina.
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