Sábado
21 de enero de 2012
LA
REFLEXION de LEONARDO BOFF
TODO
COMENZÓ EN GRECIA.
¿ACABARÁ
TODO EN GRECIA?
Escribe
LEONARDO
BOFF (*)
Viernes
20 de enero de 2012
.
Nuestra civilización occidental, hoy
mundializada, tiene su origen histórico en la Grecia del siglo VI antes de
nuestra era. El mundo del mito y de la religión, que era el eje organizador de
la sociedad, se desmoronó. Para poner orden en aquel momento crítico se llevó a
cabo, en un lapso de poco más de 50 años, una de las mayores creaciones
intelectuales de la humanidad. Surgió la era de la razón crítica, que se
expresó por la filosofía, por la democracia, por el teatro, por la poesía y por
la estética.
Figuras
paradigmáticas fueron Sócrates, Platón, Aristóteles y los sofistas, que
gestaron la arquitectura del saber, subyacente a nuestro paradigma de
civilización; fue Pericles, como gobernante al frente de la democracia; fue
Fidias, el de la estética elegante; fueron los grandes autores de las tragedias
como Sófocles, Eurípides y Esquilo; fueron los juegos olímpicos y otras
manifestaciones culturales que aquí no cabe referir.
El
nuevo paradigma se caracteriza por el predominio de la razón que deja atrás la
percepción del Todo, el sentido de la unidad de la realidad que caracterizaba a
los pensadores llamados presocráticos, los portadores del pensamiento
originario. En este momento se introducen los famosos dualismos: mundo-Dios,
hombre-naturaleza, razón-sensibilidad, teoría-practica. La razón creó la
metafísica, que en la comprensión de Heidegger hace objeto de todo y se
instaura como instancia de poder sobre ese objeto. El ser humano deja de
sentirse parte de la naturaleza para situarse frente a ella y someterla al
proyecto de su voluntad.
Este
paradigma alcanzó su expresión más acabada mil años después, en el siglo XVI,
con los fundadores del paradigma moderno, Descartes, Newton, Bacon y otros. Con
ellos se consagró la cosmovisión mecanicista y dualista: la naturaleza por un
lado y el ser humano por otro, enfrente y encima de ella como su “maestro y
dueño” (Descartes), corona de la creación en función del cual existe todo.
Se
elaboró el ideal del progreso ilimitado, que supone la dominación de la
naturaleza, en el supuesto de que ese progreso podría avanzar infinitamente
hacia el futuro. En los últimos decenios la codicia de acumular ha transformado
todo en mercancía a ser negociada y consumida. Hemos olvidado que los bienes y
servicios de la naturaleza son para todos y no pueden ser apropiación de
algunos solamente.
Después
de cuatro siglos de vigencia de esta metafísica, es decir, de este modo de ser
y de ver, verificamos que la naturaleza ha tenido que pagar un alto precio para
costear este modelo de crecimiento/desarrollo. Ahora estamos tocando los
límites de sus posibilidades. La civilización científico-técnica ha llegado a
un punto en el que ella misma puede causar su propio fin, degradar
profundamente la naturaleza, eliminar gran parte del sistema-vida y,
eventualmente, erradicar la especie humana. Sería la realización de un
armagedón ecológico-social.
Todo
empezó en Grecia hace milenios. Y ahora todo parece terminar en Grecia, una de
las primeras víctimas del horror económico, cuyos banqueros, para salvar sus
ganancias, han empujado a toda una sociedad a la desesperación. Ésta ha llegado
a Irlanda, a Portugal, a Italia, pudiendo extenderse a España y a Francia, y
quizás a todo el sistema mundial.
Estamos
asistiendo a la agonía de un paradigma milenario que aparentemente está
terminando su trayectoria histórica. Puede demorarlo todavía decenas de años,
como un moribundo que resiste, pero el fin es previsible. Con sus recursos
internos no tiene condiciones de reproducirse.
Tenemos que encontrar otro tipo de relación con la
naturaleza, otra
forma de producir y de consumir, desarrollando un sentido general de
dependencia ante la comunidad de vida y de responsabilidad colectiva por
nuestro futuro común. De no iniciar esta conversión, dictaremos para nosotros
mismos la sentencia de desaparición. O nos transformamos o desapareceremos.
Hago
mías las palabras de Celso Furtado, economista-pensador: «La gente de mi
generación ha demostrado que está al alcance del ingenio humano conducir a la
humanidad al suicidio. Espero que la nueva generación compruebe que también
está al alcance del ser humano abrir camino de acceso a un mundo en el que
prevalezcan la compasión, la felicidad, la belleza y la solidaridad». Siempre y
cuando cambiemos de paradigma.
.
(*) LEONARDO BOFF - es un teólogo, filósofo y escritor nacido en Concordia, Estado de Santa
Catarina, Brasil Es uno de los fundadores de la Teología de la Liberación,
junto con Gustavo Gutiérrez Merino. En 1985, la Congregación para la Doctrina
de la Fe, dirigida por el ya cardenal Ratzinger (hoy Papa Benedicto XVI) le
silenció por un año por su libro La Iglesia, Carisma y Poder, que estaba en
contra de la Doctrina de la Iglesia Católica. Ha trabajado como profesor en los
campos de teología, ética y filosofía en Brasil, además de dar conferencias en
muchas universidades en el extranjero, como Heidelberg, Harvard, Salamanca,
Barcelona, Lund, Lovaina, París, Oslo, Turín. Ha escrito más de 100 libros,
traducidos a muchas lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio
Right Livelihood
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