Martes
10 de enero de 2012
REFLEXIÓN
DEL COMPAÑERO FIDEL…
EL
MEJOR PRESIDENTE
PARA ESTADOS UNIDOS
FIDEL
CASTRO
RUZ
“Cuba
Debate”
9 de
enero 2012
.
Una
conocida agencia europea de noticias transmitió anteayer desde Sydney,
Australia, que “un grupo de investigadores australianos de la Universidad de
Nueva Gales del Sur anunció la creación de un cable eléctrico diez mil veces
más delgado que un cabello, capaz de igual conducción eléctrica que un cable de
cobre tradicional.”
“…Bent
Weber, jefe del proyecto realizado en la universidad australiana, en un trabajo
publicado por la revista Science explicó que ‘poder efectuar conexiones de
cables a esa escala microscópica será esencial para el desarrollo de los
futuros circuitos electrónicos’”.
“El
cable fue creado por físicos australianos y estadounidenses con cadenas de
átomos de fósforo dentro de un cristal de silicio: el nanocable cuenta apenas
con cuatro átomos de ancho por uno de alto.”
“El
hallazgo es esencial en la carrera internacional para desarrollar la primera
‘computadora cuántica’, máquinas superveloces capaces de procesar enormes
cantidades de datos en pocos segundos: una serie de cálculos que llevaría años,
o incluso décadas, a las computadoras actuales.
“En un
cable de cobre tradicional, la electricidad se genera cuando los electrones de
cobre fluyen a lo largo del conductor: pero a medida que el cable o conductor
se hace más pequeño, la resistencia al flujo eléctrico se hace mayor.
“Para
superar este problema Weber y su equipo utilizaron microscopios especialmente
diseñados con precisión atómica, que les permitieron colocar los átomos de
fósforo en los cristales de silicio.
“Esto
permitió que el nanocable actuara como el cobre, con los electrones fluyendo
fácilmente y sin problemas de resistencia. ‘Estamos mostrando con esta técnica
que es posible minimizar componentes hasta la escala de pocos átomos’, indicó
Weber.”
“Si
vamos a usar átomos como bits, necesitamos cables a la misma escala de los
átomos” -observó la física Michelle Simmons, supervisora del trabajo.
Con
estos indetenibles avances tecnológicos que debieran servir para el bienestar
de la humanidad, recordaba lo que hace apenas cuatro días escribí sobre el
calentamiento de la Tierra y la explotación acelerada del peligroso gas de
esquisto, en un mundo que en doscientos años está consumiendo la energía fósil
acumulada durante 4 000 millones de años.
Imaginé
a Obama, buen articulador de palabras, para quien, en su búsqueda desesperada
de la reelección, los sueños de Luther King distan a más años luz que la Tierra
del planeta habitable más cercano.
Peor
aún: cualquiera de los congresistas republicanos presidenciables, o un líder o
lideresa del Tea Party carga más armas nucleares en sus espaldas que ideas de
paz en su cabeza.
Imaginen
los lectores por un minuto esa poderosa calculadora cuántica capaz de
multiplicar por infinitas veces los datos que hoy recogen las modernas
computadoras.
¿No es
acaso obvio que lo peor de todo es la ausencia en la Casa Blanca de un robot
capaz de gobernar Estados Unidos e impedir una guerra que ponga fin a la vida
de nuestra especie?
Estoy
seguro de que el 90 por ciento de los norteamericanos inscriptos, especialmente
los hispanos, los negros, y el creciente número de la clase media,
empobrecidos, votaría por el robot.
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