Miercoles
15 de febrero de 2012
ONU:
LOS QUE VETAN
Y LOS QUE OBEDECEN
Escribe
JORGE
GÓMEZ
BARATA (*)
Fuente:
ARGENPRESS.info
14 de
febrero de2012
.
(*)
JORGE GÓMEZ BARATA- Profesor, escritor, historiador, investigador y periodista
cubano- Vive en La Habana- autor de numerosos estudios sobre EEUU. Especializado en temas de política
internacional. Colaborador habitual en los principales medios de prensa,
latinoamericanos y extranjeros. Hadicho que “En todas
las esferas del saber y de la práctica social, incluyendo la economía, la
verdad es siempre sencilla, ...”
.
Los
integrantes de la Asamblea General de la ONU son casi doscientos mientras los
miembros permanentes del Consejo de Seguridad suman cinco. El hecho de que el
Consejo tenga el doble de miembros rotativos que permanentes (5 / 10) y que
para adoptar acuerdos se requieran 9 votos de 15 ofrece la oportunidad aritmética
de impedir que el veto sea el protagonista en todas las decisiones
sustanciales. Para ello no hace falta reformar la ONU.
LA MALA
MEMORIA
El 27
de junio de 1950 el Consejo de Seguridad adoptó la Resolución 83 que condenó a
Corea del Norte y facilitó la intervención norteamericana bajo la bandera de la
ONU. Entonces la Unión Soviética aliada de Corea del Norte que pudo haber usado
el veto y paralizado la agresión, estuvo ausente. No obstante la Resolución fue
adoptada y se desató la guerra.
Poco
después, al reincorporarse a las sesiones del Consejo de Seguridad, la Unión
Soviética reclamó que la decisión adoptada era ilegal debido a que se incumplió
lo establecido por la Carta de la ONU acerca de que para ese tipo de acuerdo se
requería el voto afirmativo de los cinco miembros permanentes.
Para
enfrentar a la Unión Soviética que con su veto paralizaba las acciones del
Consejo respecto a Corea y a otros asuntos, el 3 de noviembre de 1950, Estados
Unidos acudió a la Asamblea General donde, mediante el control de la “mayoría
mecánica” hizo aprobar la Resolución 377: “Unidos por la Paz”.
Aquella
Resolución que habilitó a la Asamblea General para anular el veto cuando en una
situación que amenaza la paz el Consejo de Seguridad fuera paralizado por un
miembro permanente fue usada en 1956 durante la invasión anglo-francesa-israelí
a Egipto que involucraba dos estados con derecho a veto y a su amparo, en una
de las raras coyunturas de la Guerra Fría en la cual Estados Unidos y la Unión
Soviética actuaron de mutuo acuerdo, se desplegó una Fuerza de Emergencia de
Naciones Unidas y se neutralizó la agresión.
Aquel
mismo año (1956) cuando la Unión Soviética intervino en Hungría se le amenazó
con invocar la Resolución, cosa que ocurrió en otras 10 oportunidades, una de
ellas en 1981 ocasión en que el mecanismo se aplicó a la cuestión de Namibia
cuya ocupación por Sudáfrica fue declarada ilegal. Por primera vez la Asamblea
General adoptó sanciones vinculantes contra un Estado.
Tal vez
porque la Resolución “Unidos por la Paz” se convirtió en un recurso contra
hegemónico y en un peligroso bumerán, los Cinco Grandes dejaron de mencionarlo.
De cualquier manera, el veto no es irreversible y ante la arbitrariedad, la
voluntad de la comunidad internacional puede prevalecer.
LIBIA SIRIA Y OTROS PELIGROS
El
Consejo de Seguridad que aprobó la Resolución 1973 legitimadora de la agresión
a Libia estuvo integrado además de por: Estados Unidos, China, Rusia, Gran
Bretaña y Francia (miembros permanentes con potestad de veto), por: Líbano,
Alemania, Brasil, India, Bosnia-Herzegovina, Colombia, Gabón, Nigeria, Portugal
y Sudáfrica.
A favor
de la Resolución votaron tres miembros permanentes: Estados Unidos, Gran Bretaña
y Francia mientras Rusia y China se abstuvieron. En esa oportunidad, ni
siquiera la OTAN estuvo unida pues Alemania se abstuvo. La agresión a Libia fue
posible no sólo porque Rusia y China no vetaron, sino porque los miembros
permanentes interesados fueron secundados por cinco países del Tercer Mundo:
Gabón, Nigeria, Sudáfrica, Líbano y Colombia además de Bosnia-Herzegovina y
Portugal.
En el
caso de Siria, la reciente Resolución mediante la cual se pretendió abrir paso
a una eventual aplicación de la receta libia, fue auspiciada por la Liga Árabe
(ninguno de cuyos miembros es un país democrático) y presentada por un miembro
no permanente: Marruecos, una monarquía antediluviana, colonialista y
brutalmente represiva, universalmente condenada por la ocupación del Sahara y
contó con el voto favorable de los 10 miembros no permanentes, entre ellos
siete del Tercer Mundo.
Nadie
pidió a los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad, especialmente a
los países del Tercer Mundo eternamente amenazados por las grandes potencias,
que respaldaran a Gaddafi, como tampoco se les pide que defiendan al régimen
del Assad en Siria. Antes y ahora de lo que se trata es de frenar a las
potencias intervencionistas y de exigir el respeto a la Carta de la ONU que no
hace excepciones en materias como: igualdad soberana de los estados y soberanía
nacional.
Cuando
en 1945 se creó la ONU, los Tres Grandes: Roosevelt, Stalin y Churchill
impusieron el veto y los latinoamericanos el respeto a la soberanía nacional y
la no injerencia. Luego les cuento. Allá nos vemos.
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