Viernes
24 de febrero de 2012
EN EL
LABORATORIO SECRETO
DE LA
PRODUCCIÓN BURGUESA
ALEJANDRO
NADAL (*)
Fuente:
“La Jornada” México
23 de febrero
de2012
.
.
Mucho
se ha escrito sobre la naturaleza de la crisis global. Los economistas
heterodoxos y post-Keynesianos han hecho importantes contribuciones. Pero
parece que siempre se les queda algo crucial en el tintero. Las perspectivas de
corte marxista sobre los orígenes y evolución de la crisis son claves para
suplir estas lagunas y completar nuestra comprensión de la naturaleza de la
crisis.
Los
enfoques de Marx sobre las crisis del capital se encuentran diseminados en
muchos trabajos (entre los que destaca la Contribución a la crítica de la
economía política, los Gründrisse y, por supuesto El Capital y las Teorías
sobre la plusvalía). Pero en todos existe un hilo conductor: la crisis no es
una patología del capital, es resultado de las contradicciones que le definen
como modo de producción históricamente determinado. La crisis está íntimamente
ligada a la lucha de clases.
El
descalabro en el sector de las hipotecas chatarra en Estados Unidos es sólo un
eslabón en una cadena que arranca de acontecimientos que arranca en los años
setenta con la caída en la tasa de ganancia en Estados Unidos y Europa. Ese fenómeno
ha sido estudiado y corroborado por muchos autores, entre los que destacan
Gérard Duménil y Dominique Lévy, Michel Husson, Anwar Shaikh, Fred Moseley,
James Crotty y Robert Brenner. Un estudio econométrico interesante es el de
Basu y Manolakos (scholarworks.umass.edu).
Las
causas de esta caída en la tasa de ganancia son objeto de un acalorado debate.
En todas las interpretaciones, la lucha de clases está presente. Algunos
autores prefieren la interpretación en términos de un incremento en la composición
orgánica del capital (mayor mecanización para incrementar la productividad),
mientras que otros se inclinan por los incrementos en salarios o la relación
entre trabajo productivo e improductivo.
Frente
a la reducción en la rentabilidad, la clase capitalista reacciona con gran
fuerza y busca por todos los medios reducir el salario real. En este proceso se
desencadena una gran ofensiva en contra de los sindicatos a partir de 1971-73.
Más tarde se complementa esto con la contratación temporal, la segmentación del
proceso productivo, y hasta la colocación de plantas enteras en países con
bajos costos laborales (eufemismo que significa salarios miseria).
La
clase capitalista tuvo gran éxito en su ofensiva. El salario real se estancó
desde los años setenta y la clase trabajadora tuvo que compensar esa pérdida
con mayor endeudamiento. Para decirlo de otra manera, el salario dejó de ser
importante y el endeudamiento le reemplazó como principal referente para la
reproducción de la fuerza de trabajo. La medida del triunfo del capital está en
la magnitud de la crisis global que hoy hunde a las economías capitalistas.
La
reducción en la rentabilidad en los años setenta generó incentivos para la
especulación en el sector financiero. Para el capital, la producción es un mal
necesario; su sueño es pasar directamente a la rentabilidad sin tener que
contratar trabajadores y comprar medios de producción. Por eso, según Marx,
todas las naciones capitalistas son periódicamente presa de un deseo febril de
producir ganancias sin tener que pasar por la producción. Pero faltaban los
caminos para cumplir este deseo.
El
colapso del sistema de Bretton Woods (de paridades fijas) aumentó el riesgo
cambiario para los capitalistas, pero también abrió un enorme campo de acción
para la especulación en los mercados de divisas. La liberalización financiera
permitiría el pleno aprovechamiento de este terreno. Una consecuencia directa
de esta combinación es el surgimiento del monstruo financiero que hoy domina no
sólo a la política macroeconómica, sino que pone de rodillas a estados
completos.
La
interpretación marxista de la crisis entreteje una iluminadora narrativa que va
desde la lucha de clases en el interior del laboratorio secreto de la
producción burguesa (fórmula de Marx al iniciar su análisis del proceso de
producción capitalista) hasta la circulación general y la expansión del sector
financiero, pasando por la evolución de la tasa de ganancia y la inversión.
Este análisis integra también el papel del Estado y del gasto público en la
reproducción del ciclo del capital. Se comprende así la naturaleza suicida de
las políticas de austeridad que hoy se imponen en beneficio del capital
financiero.
Los
problemas teóricos que ha enfrentado el análisis marxista, en especial en lo
que se refiere al problema de la transformación de valores en precios de
producción no debe impedir recurrir a la rica perspectiva analítica marxista
para comprender la naturaleza de la crisis actual.
El
capital tiene sus propias interpretaciones sobre sus crisis y ciclos. Están
destinadas a facilitar la intervención en el terreno de la política económica.
La perspectiva desde un análisis marxista tiene un objetivo diferente: revelar
a la clase trabajadora las fuerzas con las que puede deponer y remplazar al
capital.
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