Martes
6 de marzo de 2012
LA
CUESTIÓN ES CUÁNDO ATACAR
Escribe
PIERRE KLOCHENDLER (*)
Fuente
“Bitacora” on line
4 de
marzo de 2012
.
(*) PIERRE KLOCHENDLER. Periodista corresponsal de Inter Press Service (IPS) operando junto al
otro periodista Jerrold Kessel en la cobertura de Crónicas desde Oriente
Próximo.
.
"La
calma previa a la tormenta": así es como los expertos israelíes describen
la cuenta regresiva hacia un ataque unilateral de su país contra Irán y hacia
la reunión de la semana próxima entre su primer ministro Benjamín Netanyahu y
el presidente estadounidense Barack Obama.
Luego
de que altos enviados estadounidenses peregrinaran la semana pasada a
Jerusalén, ahora les toca a los líderes israelíes ir a Washington. Netanyahu
será recibido el próximo lunes 5 de marzo en la Casa Blanca, dos días después
que el presidente israelí Shimon Peres.
Las
reiteradas advertencias estadounidenses previas a las reuniones de los jerarcas
no podrían ser más directas. "En este punto no es prudente atacar a
Irán", dijo el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de
Estados Unidos, Martin Dempsey a la cadena estadounidense de televisión por
cable CNN.
"El
gobierno estadounidense confía en que los israelíes comprenden nuestras
preocupaciones", agregó.Pero a quienes toman las decisiones del lado
israelí, lo que les importa es la confianza y no las "preocupaciones"
de Estados Unidos. Ellos aprecian el esfuerzo internacional liderado por
Estados Unidos para contener las actividades nucleares de Irán. En privado, incluso
están dispuestos a decir que las sanciones van más allá de sus expectativas
iniciales. Pero luego, ¿por qué envolver en ambigüedad la fecha de un potencial
ataque contra Irán si no es con fines tácticos?
"Irán
es un actor racional… No ha decidido fabricar un arma nuclear", ha dicho
Dempsey claramente. Señaló The New York Times el sábado 25, la evaluación de
Dempsey fue corroborada por 16 agencias de inteligencia de Estados Unidos,
aunque la Agencia Internacional de Energía Atómica informó el día antes que
Irán había acelerado su programa de enriquecimiento de uranio desde su reporte
de noviembre de 2011.
El
mensaje que se transmite aquí es que lo que busca Estados Unidos es convencer a
Teherán de que puede ser objeto de sanciones aún más severas si no adopta
medidas razonables en relación a su programa nuclear.
Netanyahu
dice una y otra vez que un Irán nuclear supone una "amenaza
existencial" no solo para Israel sino para todo el mundo, y que por lo
tanto no puede tolerarse. Sus declaraciones concuerdan con la postura de
Washington de que "todas las opciones están sobre la mesa". Pero el
jueves 23 emitió una advertencia: "Paren esta cháchara. Causa daño",
instruyó a su gabinete ministerial. "No deberíamos estar dando tanta
información sobre este asunto".
La
pregunta es a quién se le da "tanta información". En todo caso, lo
que preocupa a Estados Unidos no es lo que Netanyahu dice, sino lo que no dice.
Hacer que todos los actores clave se pregunten si de verdad es inminente un
ataque israelí contra Irán –en declaraciones a The Washington Post, el
secretario (ministro) de Defensa de Estados Unidos, León Panetta, señaló como
posible la primavera boreal- tiene un solo propósito.
Así
que, ¿qué puede esperarse de la importante reunión que tendrá lugar en la Casa
Blanca? Lo que es seguro es que Obama no quiere crear la impresión de que
Estados Unidos se arriesga a que Israel lo arrastre hacia un ataque contra
Irán. Pero el grado de coordinación entre los dos países aliados es tal que si
Israel ataca Irán, a Estados Unidos le resultará extremadamente difícil
convencer a la comunidad internacional –especialmente a los estados árabes
post-revolucionarios con los que está comprometido a reconstruir la confianza-
de que no sabía que el estado judío actuaría unilateralmente, o de que no
quería que lo hiciera.
Lo que
es peor, nadie está realmente seguro de cómo impactará ese ataque unilateral
sobre un Medio Oriente cada vez más volátil. Estados Unidos puede perder
fácilmente el control de los acontecimientos y verse envuelto militarmente en
cualquier caso. Para que la oposición de Estados Unidos a un ataque israelí sea
creíble, tiene que estar acompañada por más que palabras, algo inconcebible
durante una campaña electoral. El único recurso de Obama será tener el
compromiso de Netanyahu –aunque sea en privado- de que Israel postergará la
opción de una intervención militar en Irán.
A
cambio, Netanyahu sin dudas obtendrá una reiteración del acostumbrado
"apoyo incondicional" de Estados Unidos a la seguridad de Israel.
Pero eso no alcanza. Netanyahu no confía del todo en Obama. "Si el
presidente quiere impedir un desastre, debe darle a Netanyahu garantías férreas
de que Estados Unidos frenará a Irán de cualquier modo que sea necesario y a
cualquier precio, después de las elecciones. Si Obama no hace esto, obligará a
Netanyahu a actuar antes de las elecciones de 2012", escribió Shavit en la
edición de fin de semana del diario israelí Haaretz.
Una
guerra preventiva se percibiría como una gruesa interferencia en los asuntos
internos de Estados Unidos. Y este es un riesgo que Netanyahu, prudente y
versado en política estadounidense, no estará dispuesto a asumir. Si resulta
claro que la acción contra Irán se postergará hasta noviembre, ¿por qué Israel
no disiparía ya las preocupaciones de Estados Unidos? Por ahora, la perspectiva
de un ataque unilateral contra Irán, incluso luego de noviembre, es la mayor
arma diplomática de Israel.
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