HAMBRE
Y ESPECULACIÓN
Escribe
CARMELO
RUIZ MADERO (*)
Fuente:
Fuente: Diario Ojo Pelao
“BIODIVERSIDAD AL Y EL CARIBE”
13 de
marzo de 2012
.
(*)CARMELO
RUIZ MARRERO.(Puerto Rico) Es escritor y se especializa en periodismo de investigación
en temas medioambientales. Sus artículos se publican en Claridad, El Nuevo Día,
Diálogo, Rebelión, La Jornada, Inter .Seminario Dignidad, entre varios otros. Director del
Proyecto de Bioseguridad de
Puerto Rico. http://carmeloruiz.blogspot.com/
.
No es
noticia que los precios de los alimentos están subiendo descontroladamente por
el mundo entero, pero ¿a qué se debe?
Se han
ofrecido varias explicaciones, incluyendo los desastres meteorológicos-inundaciones
y sequías- relacionados al cambio climático, el boom de los biocombustibles, la
subida en el precio del petróleo, y el aumento de la demanda de carne y grano
de las crecientes clases medias de China e India. Pero hay otro factor
muchísimo más importante que es ignorado en la mayoría de los análisis: la
especulación por parte de inversionistas que ven en los alimentos un nuevo
horizonte de lucro.
Según
la autora y analista catalana Esther Vivas a
mediados de 2010 “la especulación alimentaria golpeaba de nuevo y el precio de
los alimentos volvía a subir”, por lo que “los especuladores se vieron
incentivados para pedir nuevos préstamos y comprar mercancías que
previsiblemente aumentarían rápidamente de valor. Los mismos bancos, fondos de
alto riesgo, etc., que causaron la crisis de las hipotecas subprime son,
actualmente, los responsables de la especulación con las materias primas y el
aumento del precio de la comida, aprovechándose de unos mercados globales de
mercancías profundamente desregularizados”
“El
desmedido flujo de capitales especulativos distorsiona los mercados en tal
medida que ya no sirven para la formación de precios de los alimentos”,
sostiene la campaña Derecho a la Alimentación (ver aquí). “Los mercados a
futuro no reflejan la situación real de oferta y demanda en los mercados
agrícolas y sus precios no convergen con los del mercado al contado, ni
proporcionan una cobertura efectiva contra las fluctuaciones. La falta de
convergencia en los precios y la alta volatilidad han hecho que los mercados de
futuros sobre materias primas agrícolas sean poco fiables en cuanto a la
estimación de los precios y de poca utilidad en la gestión de riesgo para
productores y consumidores”
Y, ¿qué
es un especulador? Es quien ni produce ni usa la mercancía pero que arriesga
capital comprando y vendiendo contratos a futuro de la mercancía en cuestión,
con el objeto de hacerse de una ganancia a partir de la variación en su precio.
El contrato a futuro es básicamente una apuesta a que el precio de una
mercancía determinada va a subir o bajar.
El
especulador no trabaja en la economía del mundo real, en la que se venden
bienes y servicios para el beneficio de la sociedad, sino que trabaja en lo que
se conoce como la economía financiera. “La economía financiera es la que crea
dinero a través de la especulación con el dinero, sin mediar la producción de
algo que luego se vende, es decir, sin que exista casi ningún intercambio de
materia, trabajo y energía”, informa un documento educativo de Derecho a la
Alimentación. “En la economía financiera, por ejemplo, se compran acciones para
intentar venderlas más tarde obteniendo con ello un beneficio sin haber
aportado nada a la sociedad”
Siempre
ha habido especulación, pero como resultado de la desregulación de años
recientes, ésta ha aumentado a una velocidad alarmante. Entre 2003 y 2008 la
inversión en índices vinculados con el negocio de las materias primas se
multiplicó por veinte, subiendo de 13 mil millones a 260 mil millones de
dólares. Cuando hay tanta especulación, los postulados de la economía liberal
clásica de oferta y demanda ya no tienen aplicabilidad.
Dice el
relator de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, Olivier de
Schutter, “cuando llegan las informaciones sobre los incendios en Rusia o el
exceso de lluvias en Canadá, algunos operadores prefieren no vender
inmediatamente, mientras que los compradores buscan comprar lo más pronto
posible” El Instituto para la Política Agrícola y de Comercio de Estados Unidos
(ver aquí) le atribuye a la especulación hasta 31% de la subida del precio del
maíz en julio de 2008.
Y si no
es por la especulación, ¿de qué otro modo se puede explicar que el precio del
arroz a futuro subió 31% en unas pocas horas el 31 de marzo de 2008? ¿cómo
entonces explicar que el trigo subió 46% entre el 10 de enero y el 26 de
febrero de 2008, aumento que se cayó casi en su totalidad en mayo y entonces
subió 21% a principios de junio y luego bajó otra vez en agosto?
Se hace
cada vez más claro que para atender la crisis alimentaria hay que regular los
mercados financieros y poner a los especuladores en su sitio. Pero para los
neoliberales, tal propuesta es impensable. Citamos al economista Joseph
Stiglitz, ganador del Premio Nobel de Economía: “El fundamentalismo de mercado
neoliberal siempre ha sido una doctrina política que sirve a determinados
intereses. Nunca ha estado respaldado por la teoría económica. Y, como debería
haber quedado claro, tampoco está respaldado por la experiencia histórica.
Aprender esta lección tal vez sea un rayo de luz en medio de la nube que ahora
se cierne sobre la economía mundial”.
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