OMERTÁ
Y WALL STREET (+)
Escribe
DAVID
BROOKS (*)
Fuente:
“La Jornada” Mx
20 de
marzo de 2012
.
(*)
DAVID BROOKS
(Toronto, 11 de agosto de 1961), periodista canadiense-estadounidense
especializado en política. Columnista del New York Times y PBS, NYT entre otras Agencias.. Ha sido redactor jefe del Weekly Standard y
colaborador en Newsweek y Atlantic .Corresponsal en Estados Unidos
de “La Jornada” de México. Entre varios otros medios Autor del bestseller “The
Social Animal” (“El animal social”)
.
+ Omertà o ley del silencio es el código de honor siciliano que prohíbe informar
sobre los delitos considerados asuntos que incumben a las personas implicadas. (Nota del Blog)
.
No es
que no se haya sabido, pero aparentemente lo inaceptable es que alguien de
adentro lo diga. Esta semana, a juzgar por las reacciones, hubo alta traición
en Wall Street y las consecuencias son lo bastante serias para armar un
movimiento de solidaridad entre la cúpula financiera del país y enfrentar el
grave problema provocado cuando un ejecutivo se atrevió a revelar que las cosas
son tan tóxicas como todos saben.
¿Cuál
fue el gran secreto revelado por un joven ejecutivo de Goldman Sachs, tal vez
el banco inversionista más poderoso del mundo? Resulta que la avaricia es el
motor del capitalismo financiero, según Greg Smith, un vicepresidente de esa
empresa (hay 12 mil vicepresidentes en la empresa de unos 30 mil empleados, o
sea no es de los más altos niveles) que escribió una especie de carta de
renuncia pública en el New York Times.
Smith
denunció que dentro del monstruo se practica, esperen, esperen, ahí les va la
revelación: ganar dinero y más dinero a como dé lugar. Pero lo más devastador
es que la práctica común de esa prestigiada e histórica empresa para lograr sus
enormes ganancias incluye estafar y engañar a sus clientes y a todos los que se
dejen. Ah, y una sorpresa más: ahí adentro hay una cultura que se ha
deteriorado hasta el punto de que el ambiente ahora es el más tóxico y
destructivo que jamás he visto y creo que este deterioro en la fibra moral de
la empresa representa la amenaza más seria a su sobrevivencia a largo plazo.
El
impacto de estas palabras fue de tales dimensiones que las acciones bursátiles
de la empresa sufrieron un desplome en la bolsa de Nueva York; los directivos
de Goldman Sachs rechazaron de inmediato las acusaciones e insistieron en que
son gente decente, ejecutivos en otras casas de inversión se vieron obligados a
defender su cultura, hubo un intenso intercambio de análisis, reacciones,
comentarios en los principales medios, así como en todo el universo
cibernético, y hasta el multimillonario alcalde de Nueva York, Michael
Bloomberg, quien hizo su fortuna en Wall Street, visitó las oficinas del banco
para expresar su solidaridad.
Los
máximos jefes de Goldman Sachs respondieron en un memorando a todos sus
empleados que las afirmaciones de Smith no reflejaban los valores o cultura de
la empresa. Estamos en desacuerdo, afirmaron voceros de ésta a los medios, ya
que sólo seremos exitosos si nuestros clientes también lo son. Esta verdad
fundamental está en el corazón de cómo nos conducimos.
Ahora
hay debates abiertos y explícitos sobre qué tipo de avaricia es mejor, que si
el problema es la diferencia entre avaricia de corto y de largo plazo. Como
argumentó Ezra Klein en el Washington Post, la avaricia de largo plazo
implicaba que uno trataba a sus clientes de manera correcta, mientras ahora la
mayoría de las ganancias de Goldman Sachs proviene del lado que enfatiza
avaricia de corto plazo, donde la prioridad es el volumen de ventas e
intercambios de acciones y otros instrumentos financieros, y no la relación con
los clientes.
Defensores
de Wall Street argumentan que eso es sólo la opinión de un tipo aislado y no
representativo del sector, y trataron de restar importancia a sus críticas. Un
editorial de Bloomberg View afirmó: tendría que haber sido una sorpresa
terrible para Smith cuando concluyó que Goldman se dedicaba principalmente a
ganar dinero. El Wall Street Journal empezó a desacreditar a Smith, afirmando
que, según fuentes, era un empleado de bajo nivel.
Algunos
críticos de Wall Street señalaron que lo curioso es que este joven apenas
descubrió lo que millones ya sabían: que los bancos de Wall Street habían
llevado al país a su peor crisis económica desde la gran depresión precisamente
por las prácticas que ahora denunció. Lo que está ausente en este artículo (el
de Smith) es cualquier sentido de mea culpa, cualquier sentido de que él era de
alguna manera parte del problema, comentó Felix Salmon, reconocido comentarista
de asuntos financieros de la agencia Reuters.
Otros
–incluso comentaristas de Forbes y BBC– alertaron que el simple hecho de que un
ejecutivo se atreviera a renunciar con tal mensaje público no podía más que
dañar a la empresa, sobre todo su credibilidad con sus clientes, y peor si esto
incita un éxodo de talento de la empresa.
Liberales
y progresistas, por su parte, festejaron que uno de adentro por fin denunciara
lo que los de afuera habían criticado. Matt Taibbi, columnista de Rolling
Stone, autor de una famosa descripción de Goldman Sachs como un calamar vampiro
gigante que constriñe la cara de la humanidad en sus feroces críticas,
consideró que la renuncia de Smith fue histórica por el hecho de que alguien de
adentro denunciara que la práctica de la empresa era estafar y joder a sus
propios clientes.
Señaló
que así tenía que ser el fin del juego para reformar Wall Street, algo que no
podía provenir por presión del gobierno ni de Ocupa Wall Street, sino que el
cambio real siempre tenía que llegar desde adentro del propio Wall Street. El
efecto de esto, afirmó, es que los clientes de esa empresa perderán confianza
en que sea el mejor lugar para administrar sus fondos.
Goldman
Sachs –fundado en 1869– fue escuela de varios de los amos del universo,
incluidos los ex secretarios del Tesoro Henry Paulson y Robert Rubin, varios
ejecutivos en jefe de otras empresas de Wall Street, así como de jefes del
Banco Mundial, de la Reserva Federal y de bancos nacionales de países como
Italia y Canadá.
Taibbi
escribió hace un par de años que Goldman Sachs, con su influencia y alcance sin
precedente entre las cúpulas mundiales, es un enorme motor altamente
sofisticado para convertir la riqueza útil y desplegada de la sociedad en la
sustancia menos útil, de mayor desperdicio y más insoluble en la Tierra: pura
ganancia para individuos ricos.
O sea,
parece que es traición confesar de qué se trata tan sagrado negocio. ¿Será algo
así como la omertá de la Cosa Nostra?
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