Domingo
25 de febrero de 2012
REFLEXION de LEONARDO BOFF
CÓMO
ENFRENTARNOS
A LA
SEXTA EXTINCIÓN MASIVA
Escribe
LEONARDO
BOFF (*)
Viernes
2 de febrero de 2012
.
Ya nos
hemos referido anteriormente al hecho de que el ser humano, en los últimos
tiempos, ha inaugurado una nueva era geológica –el antropoceno–, era en la que
él aparece como la gran amenaza para la biosfera y el eventual exterminador de
su propia civilización. Desde hace mucho tiempo biólogos y cosmólogos están
advirtiendo a la humanidad de que el nivel de nuestra intervención agresiva en
los procesos naturales está acelerando enormemente la sexta extinción en masa
de especies de seres vivos.
Está en
curso desde hace algunos miles de años. Estas extinciones pertenecen
misteriosamente al proceso cosmogénico de la Tierra. En los últimos 540
millones de años la Tierra conoció cinco grandes extinciones en masa,
prácticamente una cada cien millones de años, que exterminaron gran parte de la
vida en el mar y la tierra. La última ocurrió hace 65 millones de años cuando
fueron aniquilados, entre otros, los dinosaurios.
Hasta
ahora todas las extinciones fueron ocasionadas por las fuerzas del propio
universo y de la Tierra, como por ejemplo la caída de meteoros rasantes o por
convulsiones climáticas. La sexta está siendo acelerada por el ser humano. Sin
su presencia, desaparecía una especie cada cinco años. Ahora, a causa de
nuestra agresividad industrialista y consumista, multiplicamos cien mil veces
la extinción, nos dice el cosmólogo Brian Swimme en una entrevista reciente al
EnlightenNext Magazin, nº 19. Los datos son estremecedores: Paul Ehrlich,
profesor de ecología en Standford calcula que son exterminadas 250.000 especies
por año, mientras que Edward O. Wilson, de Harvard, da números más bajos, entre
27.000 y 100.000 especies por año (R. Barbault, Ecologia geral, 2011, p. 318).
Escena de "2001 Odisea del espacio" |
El
ecólogo E. Goldsmith de la Universidad de Georgia afirma que la humanidad, al
volver el mundo cada vez más empobrecido, degradado y menos capaz de sustentar
la vida, ha revertido el proceso evolutivo en 3 millones de años. Lo peor de
todo es que ni nos damos cuenta de esta práctica devastadora ni estamos
preparados para evaluar lo que significa una extinción en masa.
Significa
sencillamente la destrucción de las bases ecológicas de la vida en la Tierra y
la eventual interrupción de nuestro ensayo civilizatorio y quizá hasta de
nuestra propia especie. Thomas Berry, el padre de la ecología americana,
escribió: «nuestras tradiciones éticas saben cómo manejar el suicidio, el
homicidio e incluso el genocidio, pero no saben qué hacer con el biocidio y el
geocidio» (Our Way into the Future, 1990, p. 104).
¿Podemos
desacelerar la sexta extinción en masa ya que somos sus principales causantes?
Podemos y debemos. Una buena señal es que estamos despertando la conciencia de
nuestros orígenes, hace 13,7 miles de millones de años, y de nuestra
responsabilidad por el futuro de la vida. Es el universo quien suscita todo eso
en nosotros porque está a favor nuestro y no contra nosotros. Pero pide nuestra
cooperación ya que somos los mayores causantes de tantos daños. El momento de
despertar es ahora, mientras hay tiempo.
Lo
primero que hay que hacer es renovar el pacto natural entre Tierra y humanidad.
La Tierra nos da todo lo que necesitamos. En el pacto, nuestra retribución debe
ser de cuidado y respeto para con los límites de la Tierra. Pero, ingratos, le
devolvemos machetazos, bombas y prácticas ecocidas y biocidas.
Lo
segundo es reforzar la reciprocidad o la mutualidad: buscar aquella relación
mediante la cual entramos en sintonía con los dinamismos de los ecosistemas,
usándolos racionalmente, devolviéndo la vitalidad y garantizándo sostenibilidad. Para eso necesitamos reinventarnos como especie que se preocupa
de las demás especies y aprender a convivir con toda la comunidad de vida.
Debemos ser más cooperativos que competitivos, tener más cuidado que voluntad
de someter, y reconocer y respetar el valor intrínseco de cada ser.
Lo tercero
es vivir la compasión no sólo entre los humanos sino con todos los seres,
compasión como forma de amor y cuidado. A partir de ahora ellos dependen de
nosotros, si van a poder seguir viviendo o si estarán condenados a desaparecer.
Necesitamos abandonar el paradigma de dominación que refuerza la extinción
masiva y vivir el del cuidado y el respeto, que preserva y prolonga la vida. En
medio del antropoceno, urge inaugurar la era ecozoica que coloca lo ecológico
en el centro. Sólo así hay esperanza de salvar nuestra civilización y de
permitir la continuidad de nuestro planeta vivo.
.
(*)LEONARDO BOFF es un teólogo, filósofo y
escritor nacido en Concordia, Estado de Santa Catarina, Brasil Es uno de los
fundadores de la Teología de la Liberación, junto con Gustavo Gutiérrez Merino.
En 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el ya cardenal
Ratzinger (hoy Papa Benedicto XVI) le silenció por un año por su libro La
Iglesia, Carisma y Poder, que estaba en contra de la Doctrina de la Iglesia
Católica. Ha trabajado como profesor en los campos de teología, ética y
filosofía en Brasil, además de dar conferencias en muchas universidades en el
extranjero, como Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund, Lovaina,
París, Oslo, Turín. Ha escrito más de 100 libros, traducidos a muchas lenguas.
En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right Livelihood
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