EL
MUNDO
ANTE LA
PRÓXIMA
CRISIS ALIMENTARIA
Escribe
MICHAEL
R. KRÄTKE (*)
Fuente:
BLOGCoop57
(*) MICHAEL R. KRÄTKE, miembro del Consejo
Editorial de SINPERMISO, es profesor de política económica y derecho fiscal en
la Universidad de Ámsterdam, investigador asociado al Instituto Internacional
de Historia Social de esa misma ciudad y catedrático de economía política y
director del Instituto de Estudios Superiores de la Universidad de Lancaster en
el Reino Unido.
.
Comerciar
con el hambre: los inversores apuestan por la subida de las materias primas en
las bolsas a futuros. La apuesta tiene consecuencias: el mundo se enfrenta a la
próxima crisis de alimentos.
La
historia algunos ya la conocen: un ambicioso joven dramaturgo quiere escribir
una obra sobre los codiciosos héroes del mundo de las finanzas. El escritor
quiere entender qué es lo que motiva a su héroe. Pero nadie puede explicarle
qué es lo que decide el curso de los parqués bursátiles. La bolsa de cereales
de Chicago se demuestra como algo incomprensible, cada razón presentada es una
"montaña de grano" a través de la cual no se consigue ver ni tan
siquiera a los propios actores implicados. El autor, Bertolt Brecht, se dio por
vencido; y comenzó a estudiar a Marx. Entonces fue cuando, en sus propias
palabras, comprendió de verdad su propia obra. Todo ello ocurre en 1928, el año
inmediatamente anterior al comienzo de la Gran Depresión.
Los
negocios en bolsa pueden llevar a la muerte. Porque en el mercado de valores se
comercia también con alimentos y se determina el precio de los mismos para
miles de millones de personas.
La Bolsa de Chicago |
En
nuestras latitudes la pobreza no equivale a morirse literalmente de hambre.
Pero para más de mil millones de personas la malnutrición es algo muy real.
Igual de real que la enorme cantidad de alimentos que se producen anualmente,
suficientes para alimentar a mucha más gente de la que existe en la población
mundial actual. A pesar de todo ello se adivina en el horizonte que la próxima
crisis mundial será de otro tipo: una crisis de alimentos.
UNA VEZ
MÁS
Una vez
más. Hace unos pocos días miles de personas protestaron en la capital
mozambiqueña de Maputo contra el aumento del precio del pan y de la energía. La
policía disparó contra los manifestantes. Hubo al menos diez muertos. Ya en el
2007 y en el 2008 aumentaron dramáticamente los precios de los alimentos. Se
duplicaron y triplicaron para el trigo, el arroz y el maíz, que alcanzaron, en
parte, su precio más alto desde hacía 30 años. El precio del arroz, por
ejemplo, aumentó casi un 180% en menos de dos años.
Todos
prestan atención a la crisis financiera y bancaria mientras entre bastidores da
comienzo una crisis de alimentos de una dureza inimaginable. Al menos 120
millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza. Gracias a la
globalización muchos países del Sur han dejado de exportar alimentos y deben
importarlos. La hambruna hace estallar los motines: ya se han registrado
revueltas en más de 30 Estados.
Productor no cotiza en bolsa |
Mientras
en Alemania se jura y perjura que la economía se recupera, los precios del
café, el cacao, el azúcar y los productos lácteos se disparan al alza en todo
el mundo. Lo mismo vale para los mercados futuros de cereales, soja y arroz.
Los principales centros comerciales se encuentran en Nueva York (NYMEX/COMEX) y
en Chicago, donde opera la Cámara de Comercio de Chicago (CBOT, por sus siglas
inglesas) fundada en 1848, y la Chicago Mercantile Exchange (CME), fundada en
1898. En Europa los alimentos y materias primas se comercian en las bolsas de
futuros de Londres, París (Matif), Ámsterdam y Frankfurt am Main (Eurex),
también en Mannheim y, desde 1998, incluso en Hannover.
Por
doquiera se comercia con productos agrarios, pero no de manera presente y al
natural, sino a mucha distancia y en unidades estandarizadas. Los contratos de
compraventa se fijan para una fecha determinada en el futuro y reciben
justamente ese nombre: "futuros". Así se puede, por ejemplo,
comerciar con cereales antes de que se cosechen: un negocio especulativo con
los ingresos y precios de los productos agrícolas de los próximos meses.
EL
PRECIO DEL PAN
A
finales de 2007 los principales actores de los mercados financieros (no
solamente de los hedge fonds) huyeron en estampida de los desequilibrios
causados por la crisis financiera y los títulos tóxicos sin ningún valor para
adentrarse en la especulación con alimentos y materias primas. Las bolsas de
mercancías a futuros se vieron de súbito abarrotadas y la consecuencia fue una
explosión del precio de las materias primas y del petróleo. Inevitablemente,
aumentaron los precios de todas las mercancías con las que se comercia en las
bolsas de valores normales. Fondos como los creados por los bancos se llevaron
otro potosí a pesar de la crisis. En Alemania el Deutsche Bank se publicitaba a
los inversores anunciando brillantes prospectivas de ganancias gracias a los
precios al alza de los productos agrícolas.
La
ministra alemana de agricultura, Ilse Aigner (CSU), ha anunciado recientemente
que quiere poner en marcha una campaña contra la especulación abusiva en los
mercados agrarios en la cumbre agraria en enero de 2011 en Berlín y también en
la cumbre del G-20 en junio de 2011. Pero Aigner traiciona sus propias promesas
rápidamente, pues hasta la fecha no cuenta ni con propuestas ni con conceptos.
El tema es para ella «muy complejo».
Y uno
quisiera añadir: y el gobierno federal se lo toma más bien con calma. Porque en
septiembre de 2010 se disipó nuevamente el pánico a una amenazadora bancarrota
estatal en Grecia, España o Portugal, de modo que el precio tanto de los
empréstitos del Estado como del interés bajó en picado. Pero incluso así los
especuladores, tras tomar sus botines a los cada vez más endeudados Estados,
retornaron a las bolsas de futuros para sobrevivir a base de comerciar con
alimentos y materias primas.
Los
chinos o los brasileños experimentan pequeños milagros económicos en sus
respectivos países. Una buena y abundante comida es un símbolo importante de
estatus social, mucho más importante aún que el automóvil. Una razón más para
ver lucrativas posibilidades de inversión que sobre todo que proporcionen
ganancias rápidas: los agrofuturos satisfacen plenamente este objetivo.
EL
JÚBILO DE LOS ESPECULADORES
En 2007
y 2008 hubo malas cosechas de cereales en Australia, uno de los mayores
exportadores de grano del mundo. En 2010 hubo una sequía catastrófica en Rusia.
Las pérdidas de cosechas han disparado el precio el pan más del 20% en Rusia.
Si el gobierno en Moscú restringirá o no el comercio –el primer ministro
Vladimir Putin prolongó de inmediato la prohibición de exportación de grano–,
es algo que preocupa a los especuladores en júbilo. No se comercia con todos
los alimentos en las bolsas a futuro, pero sí con los más importantes para la
nutrición de la población mundial, como el trigo, el arroz, la soja y el maíz.
Obviamente
especulan con ellas los grandes señores del capital como el Deutsche Bank o el
BN Paribas, pero no, claro está, con su propio nombre, sino a través de fondos
especiales creados a tal efecto, que especulan con todo un paquete de productos
agrarios. Sus resultados se han incrementado meteóricamente en los dos últimos
años. Cuantos más especuladores se encaminan a los parqués, más demoledores son
los efectos de su actividad en los precios de los alimentos. Sólo el dos por
ciento de los agrofuturos negociados conducen a una transacción real de las
mercancías –esto es: a la entrega de la mercancía a cambio de dinero antes de
que expire la fecha del contrato-. Todo lo demás es pura especulación –con el
incremento o la caída de precios –y sólo sirve al enriquecimiento.
LA
DANZA DE SAN VITO DE LAS BOLSAS
El
índice de precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas inglesas) ha
calculado una cesta con los alimentos más importantes del planeta Tierra, de
los cuales –aunque no todos se comercian en las bolsas– aumentan sus precios
sin tocar aparentemente techo. Así, en los países más pobres aumentaron del
2007 al 2009 los precios de los alimentos entre un 30 y un 37% y en el 2008 de
nuevo entre el 37 y el 40%. Le sigue una cierta recuperación en el verano de
2009, pero desde diciembre de 2009 la tendencia del índice de la FAO apunta
nuevamente hacia un incremento.
Los
expertos de la FAO advierten cifras en mano del estallido de la próxima crisis
de hambre, a la que apenas se podrá poner freno. Porque la especulación
prácticamente sin riesgos en las bolsas de futuros es un negocio
multimillonario para el que se necesita todavía menos capital neto que en el
comercio de acciones. El negocio corrompe la existencia de una producción
sostenible, porque en todo el mundo los campesinos intentan seguir el baile de
San Vito de las bolsas para poder conseguir al menos los restos. Malas
noticias, pues, para los pobres de este mundo: ellos pagan la cuenta del rally
en las bolsas a futuros. Y lo hacen con millones de hambrientos, con decenas de
miles de muertos.
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