ARGENTINA EN CONTROVERSIA…
IMPORTACIONES
Y DIVISAS
EN
LA DISCUSIÓN ECONÓMICA
Escribe
JULIO
CESAR GAMBINA (*)
Fuente:
BLOG
del autor
31
de marzo de 2012
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(*)GAMBINA JULIO
CESAR – Dr en Ciencias Sociales ( Facultad de Ciencias Sociales de la UBA)
Profesor de Economía Política en la Facultad de Derecho de la Universidad
Nacional de Rosario, Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y
Políticas, FISYP, e Integrante del Comité Directivo del consejo Latinoamericano
de Ciencias Sociales, CLACSO. También participa como miembro del Consejo Académico
de ATTAC-Argentina y dirige el Centro de Estudios Formación de la Federación
Judicial Argentina. También participa como columnista sobre Economía y
Cooperativismo en medios periodísticos de Capital Federal y del interior del país.
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La noticia alude a la denuncia de Argentina por “proteccionismo”
comercial en un documento difundido en la última reunión de la OMC
(Organización Mundial del Comercio). El texto fue impulsado por EEUU, la Europa
Unida y a otras 12 naciones, que acusan a la Argentina de obstaculizar el “libre
comercio”, es decir, la capacidad de esos países para colocar parte de su
producción en el mercado interno de la Argentina.
Sin embargo, los datos publicados por el Ministerio de
Economía revelan un crecimiento importante de las importaciones argentinas en
los últimos años, con una evolución desde los 38.786 millones de dólares (m.d.)
en 2009, a 56.501 m.d. en 2010, y 73.922 m.d. en 2011.
La denuncia existe pese a este importante crecimiento de
las importaciones y al déficit comercial bilateral entre nuestro país y EEUU
que durante el año pasado superó los 3.500 millones de dólares. Por el contrario,
con la Unión Europea el superávit comercial alcanzó 2.147 millones, si bien en
diciembre pasado se reconoce un déficit de 148 millones.
En rigor, la denuncia se presenta por las restricciones
impulsadas por la Secretaría de Comercio en los últimos meses, las que apuntan
a sostener el superávit comercial declinante en los últimos años.
Los registros indican una reducción del saldo favorable
del comercio exterior argentino desde los 16.886 m.d en 2009, a 11.632 m.d. en
2010 y de 8.034 m.d. en 2011. Con lo cual, crecen las importaciones, pero también las
exportaciones, que pasaron de 55.672 m.d. en 2009, a 68.134 m.d. en 2010 y a
81.956 m.d. en 2011.
La cuestión asume importancia pues el superávit comercial
es el principal medio que tiene el país para hacerse de divisas ante las
dificultades para endeudarse o ser destino de las inversiones externas.
¿Para qué se necesitan las divisas? Principalmente para
hacer frente a los compromisos de pagos, especialmente la gravosa deuda pública.
El giro normal del comercio internacional, con las tendencias declinantes del
saldo favorable hace imposible el cumplimiento regular de las cancelaciones de
deuda.
LA DEFENSA OFICIAL
El gobierno acusa a los denunciantes de pretender
trasladar al país la crisis de sus economías nacionales, efecto directo de la
crisis mundial del capitalismo.
Recordemos en ese sentido la reciente declaración de la
recesión española, con amenaza de constituirse en europea, y con clara
desaceleración de la economía en el conjunto de los países capitalistas
desarrollados.
Un argumento adicional a favor del razonamiento oficial
es que otros socios importantes del comercio exterior de Argentina,
especialmente China, Brasil y buena parte de la región nuestramericana no
suscribieron la denuncia.
Hay que reconocer que estos países también protestan ante
las restricciones impuestas a las importaciones, aunque esos reclamos se
realizan en el marco de la negociación política, sin denuncia explícita en
foros globales, porque aún con límites a la venta de su producción, mantienen
un saldo superavitario en el comercio bilateral con la Argentina.
Durante el 2011 y según informaciones del Ministerio de
Economía, el déficit comercial local con China y con Brasil alcanzó los 4.550
millones de dólares para cada país.
La esencia del tema es el condicionante de la deuda
externa pública y la subordinación del comercio internacional al orden mundial
capitalista (en crisis) y al modelo productivo hegemónico. Argentina se está transformando en plataforma industrial
exportadora de ensamblado, junto a la provisión internacional de productos
primarios y algo de manufacturas de origen agropecuario.
Si las exportaciones industriales suman el 35% del total,
las ventas restantes al exterior, del orden del 65% son productos primarios con
o sin elaboración, más combustibles y electricidad; mientras que del lado de
las importaciones se destaca la compra de bienes de capital y sus accesorios
representando el 40% del total, a lo que debemos sumar bienes intermediarios
por 29%, imprescindibles para el proceso productivo local, ascendiendo así al 69% de las compras
externas, lo que define la dependencia productiva del país.
La Argentina es dependiente en el comercio internacional,
no solo por el tipo de producción que genera, sino por la escasa incidencia del
país en la fijación de los precios internacionales de la intermediación
comercial.
El mecanismo de competitividad está dado por la dotación
de recursos naturales y la baratura de la fuerza de trabajo con relación a
salarios pagados en el capitalismo desarrollado.
Aparece entonces la necesidad de discutir la inserción
internacional de la Argentina, no solo por lo que se vende y se compra, sino
reconsiderando con qué países se realiza el intercambio.
Es una discusión de inserción internacional, incluso en
la coyuntura, pensando en cuáles son los países que denuncian a la Argentina y
cuáles los que discuten políticamente las políticas nacionales.
PENSAR MÁS ALLÁ DE LA COYUNTURA
Quizá se requiera ir más allá de un “pensamiento nacional”,
para considerar la pertenencia “nuestramericana” de la Argentina, y organizar
la producción local articuladamente con la región y el sur del mundo.
Ello supone ir más allá del orden capitalista, al tiempo
que se discute y construye otro orden productivo local, regional y mundial.
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