ARGENTINA
EL
TEMPORAL:
LOS OLVIDADOS DE LA HISTORIA
Escribe
CLAUDIA
RAFAEL (*)
(APE)-
Ag.Pelota de Trapo(**)
Publicó:
(ARGENPRESS)
12
de abril de 2012
.
(*) CLAUDIA RAFAEL es egresada de la Facultad de
Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata.
Publica en varios medios. Actualmente participa en la obra social Agencia
Pelota de Trato”. Ha centrado su trabajo en realidades de la niñez y juventud
carenciada. Dijo: “ Comprender qué significa lo atroz, no negar su existencia,
afrontar sin prejuicios la realidad.
Los cartones débiles de las casuchas hacinadas no
resistieron. El temporal desnuda pobrezas viejas. Arrasa techos y paredes.
Deglute vidas. Hunde en oscuridades que persisten. Devora cuerpos sin nombre ni
identidad en los villeríos de los arrabales de la gran capital y del conurbano
poderoso. Símbolos de un país que muestra el pus de sus viejos venenos ante
cada tragedia. Síntoma de un sistema que entregó y regaló sus riquezas a unos
pocos y dejó desamparos y violencias.
10, 17, 20. Quién sabe. Son anónimos. Las suyas son
historias exiliadas de las crónicas periodísticas. No hay edades. No hay
nombres. No hay biografías. No hay trazos de humanidad. Hay números. Cifras
vaivén. 10, 12, 16. Quiénes eran. Cómo vivían.
Facundo Correa tenía 14. Era jujeño pero vivía en el
número 58 bis en la Manzana 24 de la Villa 21. Un álamo le destrozó la vida
porque el refugio de su casita no resistió. Se supo apenas que sus papás
reclamaban desde hacía 8 años para que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
retirara ese árbol que le asesinó a su niño. Que nunca hubo respuestas en un
Estado con ausencias y presencias pergeñadas con perversidad según la
conveniencia.
Quién sabe cómo se llamaba la mujer de 52 a la que en
Villa Tranquila se le derrumbó parte del galpón sobre el que había arropado sus
días.
En la villa 21-24, a metros del Riachuelo, dicen que hubo
otros tres muertos. Que tenían 12, 13 ó 14. Que eran adictos al paco. Que eran
como pájaros descartados para el vuelo y la utopía. Que su techo era el cielo,
una carcaza de auto abandonado y sus paredes un par de troncos olvidados. Que
nadie sabe cómo eran sus nombres. Si alguien los había amado tan sólo una vez.
Si en su piel se resguardaba la memoria perdida de un abrazo. Dicen que a uno
lo derribó una viga. Que otro topó su paso frágil y torpe con cables
electrificados. Son NN en una morgue.
Cuentan también entre las líneas de una crónica de la
gran prensa que en “en el partido de La Matanza, voceros de la comuna indicaron
que dos personas residentes de barrios humildes murieron tras recibir descargas
eléctricas” y que “al sur del conurbano, en Florencio Varela, una persona murió
tras la tormenta en Villa Mónica”.
Los grandes ojos mediáticos juegan la gran partida
mientras tanto. Más allá de la frontera del distrito –batallaban los medios K-
el gran responsable disfrutó las pascuas en la Patagonia y sus ministros en
Punta del Este o en Miami.
Más acá del límite –fustigaban los medios “de la
opo”- la gran responsable adquiría velas aromáticas en El Calafate mientras los
desarrapados del conurbano pagaban 10, 15 y hasta 20 pesos un manojo de velas
de mala muerte. Unos y otros lejos del barro. Ajenos a Facundo. Ajenos a los
muertos sin nombre. A la doña olvidada de Villa Tranquila. A los pibes vencidos
por el veneno en la sangre y el cerebro. Lejos. Demasiado lejos todos.
“Edesur no tiene
la culpa de la tormenta”, decía la voz anónima de la empresa en el trigésimo
cuarto reclamo. “Edenor no puede entrar a reparar si Defensa Civil no quita los
árboles”, protestaba otra voz anónima al teléfono. “Esto nos superó a todos”,
decía el empleado del ente regulador creado en 1993 entre otras cosas para
“proteger adecuadamente los derechos de los usuarios” y para “alentar
inversiones que garanticen el suministro a largo plazo”. Eufemismos vanos en
una realidad de empresas que no invirtieron más que en sus propios bolsillos
durante años y que connivieron en la más plácida armonía con políticos de cada
una de las gestiones.
Las pústulas de un cuerpo enfermo por décadas asoman ante
cada tragedia. Desnudan la patología de un sistema cruelmente diseñado y que
permanece intacto a través de los tiempos.
(………………)
El 18 de agosto próximo se cumplirán 23 años desde la
sanción de la Ley 23.696 de desguace público que terminaría de transformar al
Estado de Bienestar en Bienestar de unos pocos. 23 años en los que cada nueva
tragedia sigue mostrando el cuerpo malherido de un país que, como pocos
transfirió tanto patrimonio y tanto poder económico en un lapso de tiempo tan
reducido.
23 años más tarde se sigue viajando y muriendo en los
mismos trenes regalados a la comunidad de los negocios. 23 años después, un
temporal quita el velo de los ojos y muestra las vidas inermes de millones y
las expone cruelmente sobre la mesa de los desamparos. La mitad de los muertos
del temporal vivían en villas o asentamientos, aseguró La Nación. De Moreno,
Merlo o Haedo provenía el grueso de las víctimas de la masacre de TBA. Los
mismos sitios en donde por los embates más cruentos de la tormenta viven miles
aún sin techo y en oscuridad.
“No hay luz desde
el miércoles a la noche. Y tampoco agua. Excepto unas pocas casas el grueso
tiene bombeador. Es un barrio de laburantes. Las paredes precarias cedieron.
Los árboles cayeron sobre los techos y los destruyeron. La gente no tiene dónde
dormir. El viernes, a eso de las cuatro de la tarde, casi 300 vecinos se
juntaron para reclamar que se restablezca el servicio eléctrico y para que la
Municipalidad traiga bidones con agua.
Cuando se cortó el paso a nivel del
ferrocarril Sarmiento y cuando quisieron avanzar sobre las vías del tren, el
cuerpo de infantería de la policía bonaerense comienza a lanzar gases
lacrimógenos y a disparar balas de goma”, relató a APe Juan, un joven militante
social de Merlo. Allí en donde después de 21 años sigue siendo amo y señor Raúl
Alfredo Othacehé, "El vasco". Hombre del menemismo, del duhaldismo,
histórico entre los barones del conurbano, fue el referente del kirchnerismo en
su reinado.
“Hubo tres muertes
en la villa. Hay varias personas internadas. Un chico murió el mismo miércoles;
un nene murió electrocutado por un cable de alta tensión. Y el viernes murió
otra nena que había sido también afectada por el derrumbe. La gente sigue con
incertidumbre y sin tener respuestas. Y a los medios, no les interesa nada de
esto. Pero cuando pasa algo así te llaman y nada es fácil. Uno se acostumbra a
vivir de una manera, viviendo sobre el riesgo, con las casas a punto de
derrumbarse. Pero es tu vida de todos los días”, dijo Julio Zarza, de Mundo
Villa a APe. Nacido y criado en Villa 21 de Barracas, ese asentamiento nacido
en los 40, desalojado violentamente en los años del Estado terrorista y
nuevamente poblado y multiplicado desde los 90.
Facundo, la mujer de Villa Tranquila, los otros chicos de
la Villa 21, las tres personas de La Matanza y Florencio Varela, tantos otros
hundidos entre el fango, el agua, los árboles arrasados de cuajo por el viento,
los cables o las vigas. Ya sin alas. Ya sin tiempo. Hermanados unos y otros sobre
el baldío de todos los desamparos como la síntesis más abrumadora de las viejas
deudas de la historia.
.
(**)AGENCIA DE NOTICIAS PELOTA DE TRAPO
Nuestra Agencia instala su palabra en una sociedad asimétrica,
inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los
derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos
elegidos por la suerte.
Como herramienta comunicacional, se propone impactar en
la opinión pública y en los mismos comunicadores sociales, promoviendo una
revisión sistemática del paradigma cultural dominante. Se trata de mover -y de
conmover- a esa sociedad que ha marcado con un estigma descalificante al
excluido, y que levanta barreras infranqueables para los niños y jóvenes
nacidos en la pobreza, lo mismo que para las familias de donde ellos provienen.
Toda acción que contribuya a hacer visible y conciente el
hecho -lacerante- de que hemos desterrado a millones de niños y aceptamos,
cotidianamente, el inaceptable crimen del hambre; toda acción que lleve a los
colectivos humanos a indignarse y a impulsar un cambio, es para nosotros
palabra de cristal.
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utilizando básicamente tres herramientas: esta página web que se actualiza a
diario, un boletín electrónico semanal enviado a los suscriptores y una revista
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