jueves, 12 de abril de 2012

Viernes 13 de abril 2012 – NO SON PARA TODOS IGUALES LOS DRAMAS SOCIALES…


 ARGENTINA 

EL TEMPORAL:
LOS OLVIDADOS DE LA HISTORIA

 Escribe
CLAUDIA RAFAEL  (*)
(APE)- Ag.Pelota de Trapo(**)
Publicó:
(ARGENPRESS)
12 de abril de 2012
.
(*) CLAUDIA RAFAEL es egresada de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata. Publica en varios medios. Actualmente participa en la obra social Agencia Pelota de Trato”. Ha centrado su trabajo en realidades de la niñez y juventud carenciada. Dijo: “ Comprender qué significa lo atroz, no negar su existencia, afrontar sin prejuicios la realidad.

Los cartones débiles de las casuchas hacinadas no resistieron. El temporal desnuda pobrezas viejas. Arrasa techos y paredes. Deglute vidas. Hunde en oscuridades que persisten. Devora cuerpos sin nombre ni identidad en los villeríos de los arrabales de la gran capital y del conurbano poderoso. Símbolos de un país que muestra el pus de sus viejos venenos ante cada tragedia. Síntoma de un sistema que entregó y regaló sus riquezas a unos pocos y dejó desamparos y violencias.

10, 17, 20. Quién sabe. Son anónimos. Las suyas son historias exiliadas de las crónicas periodísticas. No hay edades. No hay nombres. No hay biografías. No hay trazos de humanidad. Hay números. Cifras vaivén. 10, 12, 16. Quiénes eran. Cómo vivían.

Facundo Correa tenía 14. Era jujeño pero vivía en el número 58 bis en la Manzana 24 de la Villa 21. Un álamo le destrozó la vida porque el refugio de su casita no resistió. Se supo apenas que sus papás reclamaban desde hacía 8 años para que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires retirara ese árbol que le asesinó a su niño. Que nunca hubo respuestas en un Estado con ausencias y presencias pergeñadas con perversidad según la conveniencia.

Quién sabe cómo se llamaba la mujer de 52 a la que en Villa Tranquila se le derrumbó parte del galpón sobre el que había arropado sus días.
En la villa 21-24, a metros del Riachuelo, dicen que hubo otros tres muertos. Que tenían 12, 13 ó 14. Que eran adictos al paco. Que eran como pájaros descartados para el vuelo y la utopía. Que su techo era el cielo, una carcaza de auto abandonado y sus paredes un par de troncos olvidados. Que nadie sabe cómo eran sus nombres. Si alguien los había amado tan sólo una vez. Si en su piel se resguardaba la memoria perdida de un abrazo. Dicen que a uno lo derribó una viga. Que otro topó su paso frágil y torpe con cables electrificados. Son NN en una morgue.

Cuentan también entre las líneas de una crónica de la gran prensa que en “en el partido de La Matanza, voceros de la comuna indicaron que dos personas residentes de barrios humildes murieron tras recibir descargas eléctricas” y que “al sur del conurbano, en Florencio Varela, una persona murió tras la tormenta en Villa Mónica”.
Los grandes ojos mediáticos juegan la gran partida mientras tanto. Más allá de la frontera del distrito –batallaban los medios K- el gran responsable disfrutó las pascuas en la Patagonia y sus ministros en Punta del Este o en Miami. 

Más acá del límite –fustigaban los medios “de la opo”- la gran responsable adquiría velas aromáticas en El Calafate mientras los desarrapados del conurbano pagaban 10, 15 y hasta 20 pesos un manojo de velas de mala muerte. Unos y otros lejos del barro. Ajenos a Facundo. Ajenos a los muertos sin nombre. A la doña olvidada de Villa Tranquila. A los pibes vencidos por el veneno en la sangre y el cerebro. Lejos. Demasiado lejos todos.

“Edesur no tiene la culpa de la tormenta”, decía la voz anónima de la empresa en el trigésimo cuarto reclamo. “Edenor no puede entrar a reparar si Defensa Civil no quita los árboles”, protestaba otra voz anónima al teléfono. “Esto nos superó a todos”, decía el empleado del ente regulador creado en 1993 entre otras cosas para “proteger adecuadamente los derechos de los usuarios” y para “alentar inversiones que garanticen el suministro a largo plazo”. Eufemismos vanos en una realidad de empresas que no invirtieron más que en sus propios bolsillos durante años y que connivieron en la más plácida armonía con políticos de cada una de las gestiones.
Las pústulas de un cuerpo enfermo por décadas asoman ante cada tragedia. Desnudan la patología de un sistema cruelmente diseñado y que permanece intacto a través de los tiempos.
(………………)
El 18 de agosto próximo se cumplirán 23 años desde la sanción de la Ley 23.696 de desguace público que terminaría de transformar al Estado de Bienestar en Bienestar de unos pocos. 23 años en los que cada nueva tragedia sigue mostrando el cuerpo malherido de un país que, como pocos transfirió tanto patrimonio y tanto poder económico en un lapso de tiempo tan reducido.

23 años más tarde se sigue viajando y muriendo en los mismos trenes regalados a la comunidad de los negocios. 23 años después, un temporal quita el velo de los ojos y muestra las vidas inermes de millones y las expone cruelmente sobre la mesa de los desamparos. La mitad de los muertos del temporal vivían en villas o asentamientos, aseguró La Nación. De Moreno, Merlo o Haedo provenía el grueso de las víctimas de la masacre de TBA. Los mismos sitios en donde por los embates más cruentos de la tormenta viven miles aún sin techo y en oscuridad.

 “No hay luz desde el miércoles a la noche. Y tampoco agua. Excepto unas pocas casas el grueso tiene bombeador. Es un barrio de laburantes. Las paredes precarias cedieron. Los árboles cayeron sobre los techos y los destruyeron. La gente no tiene dónde dormir. El viernes, a eso de las cuatro de la tarde, casi 300 vecinos se juntaron para reclamar que se restablezca el servicio eléctrico y para que la Municipalidad traiga bidones con agua. 

Cuando se cortó el paso a nivel del ferrocarril Sarmiento y cuando quisieron avanzar sobre las vías del tren, el cuerpo de infantería de la policía bonaerense comienza a lanzar gases lacrimógenos y a disparar balas de goma”, relató a APe Juan, un joven militante social de Merlo. Allí en donde después de 21 años sigue siendo amo y señor Raúl Alfredo Othacehé, "El vasco". Hombre del menemismo, del duhaldismo, histórico entre los barones del conurbano, fue el referente del kirchnerismo en su reinado.

 “Hubo tres muertes en la villa. Hay varias personas internadas. Un chico murió el mismo miércoles; un nene murió electrocutado por un cable de alta tensión. Y el viernes murió otra nena que había sido también afectada por el derrumbe. La gente sigue con incertidumbre y sin tener respuestas. Y a los medios, no les interesa nada de esto. Pero cuando pasa algo así te llaman y nada es fácil. Uno se acostumbra a vivir de una manera, viviendo sobre el riesgo, con las casas a punto de derrumbarse. Pero es tu vida de todos los días”, dijo Julio Zarza, de Mundo Villa a APe. Nacido y criado en Villa 21 de Barracas, ese asentamiento nacido en los 40, desalojado violentamente en los años del Estado terrorista y nuevamente poblado y multiplicado desde los 90.

Facundo, la mujer de Villa Tranquila, los otros chicos de la Villa 21, las tres personas de La Matanza y Florencio Varela, tantos otros hundidos entre el fango, el agua, los árboles arrasados de cuajo por el viento, los cables o las vigas. Ya sin alas. Ya sin tiempo. Hermanados unos y otros sobre el baldío de todos los desamparos como la síntesis más abrumadora de las viejas deudas de la historia.
.
 (**)AGENCIA DE NOTICIAS PELOTA DE TRAPO 
Nuestra Agencia instala su palabra en una sociedad asimétrica, inequitativa, que dejó atrás a la mayoría de nuestros niños y donde los derechos inalienables de la persona humana solo se cumplen para unos pocos elegidos por la suerte.
Como herramienta comunicacional, se propone impactar en la opinión pública y en los mismos comunicadores sociales, promoviendo una revisión sistemática del paradigma cultural dominante. Se trata de mover -y de conmover- a esa sociedad que ha marcado con un estigma descalificante al excluido, y que levanta barreras infranqueables para los niños y jóvenes nacidos en la pobreza, lo mismo que para las familias de donde ellos provienen.
Toda acción que contribuya a hacer visible y conciente el hecho -lacerante- de que hemos desterrado a millones de niños y aceptamos, cotidianamente, el inaceptable crimen del hambre; toda acción que lleve a los colectivos humanos a indignarse y a impulsar un cambio, es para nosotros palabra de cristal.
La Agencia Pelota de Trapo llega a 60 mil lectores utilizando básicamente tres herramientas: esta página web que se actualiza a diario, un boletín electrónico semanal enviado a los suscriptores y una revista impresa en papel, sin contar las ediciones especiales y la reproducción sistemática de sus contenidos a través de otras agencias o medios de la red.
Hemos recibido el Primer Premio Infancia 2005 en la categoría Medio de Comunicación, instituido por la Comunidad de Madrid, España.

No hay comentarios: