CRISIS NO ES GRIEGA, ES DEL CAPITALISMO
NO ES GRECIA.
ES EL CAPITALISMO,
¡ESTÚPIDO!
Escribe
ATILIO BORON (*)
Fuente:
BLOG de Atilio Boron
(SACADO de CONTEXTO)
.
(*) Dr.
ATILIO BORON – Escritor. Economista y periodista argentino. Analista y politólogo. Director
del Programa Latinoamericano de Educación a Distancia en Ciencias Sociales
(PLED). Premio Internacional de la
UNESCO José Martí. Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2009. Profesor
Regular Titular de Teoría Política y Social, Facultad de Ciencias Sociales,
Universidad de Buenos Aires desde 1986. Autor entre otros de La Filosofía
Política Moderna.
.
Los medios, las consultoras, los economistas, los bancos de
inversión, los presidentes de los bancos centrales, los ministros de hacienda,
los gobernantes no hacen otra cosa que hablar de “la crisis griega”. Ante tanta
vocinglería mal intencionada es oportuno parafrasear aquella frase de campaña
de Bill Clinton para decir e insistir que la crisis es del capitalismo, no de
Grecia. Que este país es uno de los eslabones más débiles de la cadena
imperialista y que es a causa de ello que por allí hacen eclosión las
contradicciones que lo están carcomiendo irremisiblemente.
La alarma de los capitalistas, justificada sin dudas, es que
el derrumbe de Grecia puede arrastrar a otros países como España, Irlanda,
Portugal y comprometer muy seriamente la estabilidad económica y política de
las principales potencias de la Unión Europea.
Según informa la prensa financiera internacional, representativa de los
intereses de la “comunidad de negocios” (léase: los gigantescos oligopolios que
controlan la economía mundial) la resistencia popular a las brutales medidas de
austeridad propuestas por el ex presidente de la Internacional Socialista y
actual primer ministro griego, Georgios Andreas Papandreu, amenazan con arrojar
por la borda todos los estériles esfuerzos hasta ahora realizados para paliar
la crisis. La zozobra cunde en el patronato ante las dificultades con que
tropieza Atenas para imponer las brutales políticas exigidas por sus supuestos
salvadores. Con toda razón y justicia los trabajadores no quieren hacerse cargo
de una crisis provocada por los tahúres de las finanzas, y la amenaza de un
enorme estallido social, que podría reverberar por toda Europa, tiene
paralizada a las dirigencias griega y europea.
La inyección de fondos otorgada por el Banco Central
Europeo, el FMI y los principales países de la zona euro no han hecho sino
agravar la crisis y fomentar los movimientos especulativos del capital
financiero. El resultado más visible ha sido acrecentar la exposición de los bancos
europeos ante lo que ya aparece como un inevitable default griego. Las
conocidas recetas del FMI, el BM y el Banco Central Europeo: reducción de
sueldos y jubilaciones, despidos masivos de empleados públicos, remate de
empresas estatales y desregulación de los mercados para atraer inversiones han
surtido los mismos efectos padecidos por varios países de América Latina,
notablemente la Argentina. Parecería que el curso de los acontecimientos en
Grecia se encamina hacia un estrepitoso derrumbe como el que conocieran los
argentinos en diciembre del 2001.
. Se estima que la deuda pública griega asciende a 486.000
millones de dólares y que representa un 165 % del PIB de ese país.
Pero tal
cosa ocurre en una región, la “eurozona” en donde el endeudamiento ya asciende
al 120 % del PIB de los países del euro, con casos como Alemania con un 143 %,
Francia, 188 % y Gran Bretaña con el 398 %. No debe olvidarse, además, que la
deuda pública de Estados Unidos ya asciende al cien por ciento de su PBI. En
una palabra: el corazón del capitalismo global está gravemente enfermo. Por
contraposición la deuda pública china en relación a su gigantesco PBI es de
apenas el 7 %, la de Corea del Sur 25 % y la de Vietnam 34 %. Hay un momento en
que la economía, que siempre es política, se transforma en matemática y los
números cantan. Y la melodía que entonan dicen que aquellos países están al
borde de un abismo y que su situación es insostenible.
La deuda griega
-exitosamente disimulada en su gestación y desarrollo gracias a colusión
criminal de intereses entre el gobierno conservador griego de Kostas Karamanlis
y el banco de inversión favorito de la Casa Blanca, Goldman Sachs- fue financiada por muchos bancos,
principalmente en Alemania y, en menor medida, Francia. Ahora son acreedores de
papeles de una deuda que la calificadora de riesgo Standard & Poor's
(S&P) calificó con la peor nota del mundo: CCC, es decir, tienen acreencias
sobre un deudor insolvente y que no tiene condiciones de pagar.
En igual o peor
posición se encuentra el ultraneoliberal Banco Central Europeo, razón por la
cual un default griego tendría consecuencias cataclísmicas para este verdadero
ministro de finanzas de la Unión Europea, situado al margen de cualquier
control democrático. Las pérdidas que originaría la bancarrota griega no sólo
comprometería a los bancos expuestos sino también a los países en problemas,
como España, Irlanda, Italia y Portugal, que tendrían que afrontar el pago de
intereses mucho más elevados que los actuales para equilibrar sus deterioradas
finanzas. No hace falta mucho esfuerzo para imaginar lo que sucedería si se
produjese, como se teme, una cesación unilateral de pagos griega, cuyo primer
impacto daría en la línea de flotación de la locomotora europea, Alemania.
(….) Es el capitalismo el que está en crisis y para salir de
ella se torna imprescindible salir del capitalismo, superar cuanto antes un
sistema perverso que conduce a la humanidad al holocausto en medio de enormes
sufrimientos y una depredación medioambiental sin precedentes. Por eso la mal
llamada "crisis griega" no es tal; es, en cambio, el síntoma más
agudo de la crisis general del capitalismo, esa que los medios de comunicación
de la burguesía y el imperialismo aseguran desde hace tres años que ya está en
vías de superación, pese a que las cosas están cada vez peor.
El pueblo griego,
con su firme resistencia, demuestra estar dispuesto a acabar con un sistema que
ya es inviable no en el largo sino en el mediano plazo. Habrá que acompañarlo
en su lucha y organizar la solidaridad internacional para tratar de evitar la
feroz represión de que es objeto, método predilecto del capital para solucionar
los problemas que crea su desorbitada voracidad. Tal vez Grecia, que hace más de dos mil quinientos
años inventó la filosofía, la democracia, el teatro, la tragedia y tantas otras
cosas, pueda volver sobre sus fueros e inventar la revolución anticapitalista
del siglo veintiuno. La humanidad le estaría profundamente agradecida.
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