jueves, 31 de mayo de 2012

Viernes 1º de junio 2012 - LAS CRISIS Y LAS OPORTUNIDADES SON PARTES DE LOS MISMOS PROCESOS


UNIÓN EUROPEA:

CAMINO O DESTINO

Escribe
JORGE
GÓMEZ BARATA (*)
Fuente:
ARGENPRESS.info
31 de julio  2012
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(*) JORGE GÓMEZ BARATA- Profesor, escritor, historiador, investigador y periodista cubano- Vive en La Habana- autor de numerosos estudios sobre EEUU.  Especializado en temas de política internacional. Colaborador habitual en los principales medios de prensa, latinoamericanos y extranjeros. Ha dicho que “En todas las esferas del saber y de la práctica social, incluyendo la economía, la verdad es siempre sencilla, ...”

Sin contextualizarlos adecuadamente resulta difícil la comprensión de los procesos históricos; así ocurre con la situación en Europa Occidental y las tensiones en torno a la Unión Europea, una urdimbre tejida en los últimos 100 años y formada por: Primera Guerra Mundial, triunfo bolchevique, despliegue del anticomunismo, auge del fascismo, II Guerra Mundial, victoria aliada, reconstrucción y desnazificación. A todo ello agréguese el crecimiento económico, los avances científicos y técnicos, el crecimiento del consumo y el bienestar.

A ello se suma: establecimiento del socialismo en Europa Oriental, Guerra Fría, hegemonía norteamericana y más recientemente la desintegración de la Unión Soviética, el fin del socialismo real, la orientación guerrerista de la política norteamericana y europea, el auge del terrorismo y la actual crisis económica.

La Primera Guerra Mundial conllevó al fin de tres grandes imperios: otomano, austro-húngaro y ruso y la formación de varios países (Turquía, Yugoslavia, Checoslovaquia) así como la conversión del imperio zarista en la Unión Soviética. Entre los saldos figuró un nuevo reparto del mundo que consolidó la presencia de Inglaterra y Francia en el Medio Oriente y la conversión de Estados Unidos, verdadero vencedor, en potencia hegemónica a escala mundial.

Asociado a las consecuencias de aquella guerra, en especial al Tratado de Versalles, se desarrolló la ideología fascista, plataforma que llevó al poder a Mussolini (1922) y a Hitler (1933). La Sociedad de Naciones, base del sistema de seguridad creado por Woodrow Wilson, no pudo impedir que en 1939 se desatara la II Guerra Mundial cuyas consecuencia más devastadoras fueron la ocupación de Europa Occidental (excepto Gran Bretaña), la invasión a la Unión Soviética y la alianza entre Roosevelt, Churchill y Stalin.

La victoria sobre el fascismo abrió una era para Europa Occidental marcada por los costos humanos, la destrucción de la riqueza y la experiencia de la guerra y la ocupación nazi, creando un clima favorable a la paz, la tolerancia y la democracia.

Si bien la Guerra Fría obstaculizó aquellas tendencias positivas no impidió que, sobre todo por la influencia de los líderes y partidos del centro y la izquierda socialdemócrata y socialcristiana, así como de los comunistas y otros movimientos populares, los pueblos y la clase obrera europea alcanzaran conquistas sociales y laborales que condujeron a los llamados “estados de bienestar” y más tarde impusieran la política de distensión con la Unión Soviética.

En la misma época y como parte de aquellos procesos, Europa Occidental avanzó en lo que constituye su más grande conquista política común y una expresión del grado de su civilización: la Unión Europea alcanzada, entre otras cosas como parte de la respuesta al “desafío americano”. La Unión Europea no es un accidente ni una maniobra política de conveniencia, tampoco un acuerdo circunstancial, sino un resultado histórico y un producto de la cultura difícilmente reversible.

Si bien el auge del neoliberalismo y la derechización política que lo acompañan hacen peligrar avances que entre otras cosas, significan importantes espacios de colaboración y concertación y que virtualmente excluyen las guerras entre países europeos, no parece probable que puedan revertirlo; tal vez ocurra lo contrario. Las crisis y las oportunidades son partes de los mismos procesos. Allá nos vemos.

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