UNIÓN EUROPEA:
CAMINO O DESTINO
Escribe
JORGE
GÓMEZ
BARATA (*)
Fuente:
ARGENPRESS.info
31 de
julio 2012
.
(*)
JORGE GÓMEZ BARATA- Profesor, escritor, historiador, investigador y periodista
cubano- Vive en La Habana- autor de numerosos estudios sobre EEUU. Especializado en temas de política
internacional. Colaborador habitual en los principales medios de prensa,
latinoamericanos y extranjeros. Ha dicho que “En todas
las esferas del saber y de la práctica social, incluyendo la economía, la
verdad es siempre sencilla, ...”
Sin
contextualizarlos adecuadamente resulta difícil la comprensión de los procesos
históricos; así ocurre con la situación en Europa Occidental y las tensiones en
torno a la Unión Europea, una urdimbre tejida en los últimos 100 años y formada
por: Primera Guerra Mundial, triunfo bolchevique, despliegue del anticomunismo,
auge del fascismo, II Guerra Mundial, victoria aliada, reconstrucción y
desnazificación. A todo ello agréguese el crecimiento económico, los avances
científicos y técnicos, el crecimiento del consumo y el bienestar.
A ello
se suma: establecimiento del socialismo en Europa Oriental, Guerra Fría,
hegemonía norteamericana y más recientemente la desintegración de la Unión
Soviética, el fin del socialismo real, la orientación guerrerista de la
política norteamericana y europea, el auge del terrorismo y la actual crisis
económica.
La
Primera Guerra Mundial conllevó al fin de tres grandes imperios: otomano,
austro-húngaro y ruso y la formación de varios países (Turquía, Yugoslavia,
Checoslovaquia) así como la conversión del imperio zarista en la Unión
Soviética. Entre los saldos figuró un nuevo reparto del mundo que consolidó la
presencia de Inglaterra y Francia en el Medio Oriente y la conversión de
Estados Unidos, verdadero vencedor, en potencia hegemónica a escala mundial.
Asociado
a las consecuencias de aquella guerra, en especial al Tratado de Versalles, se
desarrolló la ideología fascista, plataforma que llevó al poder a Mussolini
(1922) y a Hitler (1933). La Sociedad de Naciones, base del sistema de
seguridad creado por Woodrow Wilson, no pudo impedir que en 1939 se desatara la
II Guerra Mundial cuyas consecuencia más devastadoras fueron la ocupación de
Europa Occidental (excepto Gran Bretaña), la invasión a la Unión Soviética y la
alianza entre Roosevelt, Churchill y Stalin.
La
victoria sobre el fascismo abrió una era para Europa Occidental marcada por los
costos humanos, la destrucción de la riqueza y la experiencia de la guerra y la
ocupación nazi, creando un clima favorable a la paz, la tolerancia y la
democracia.
Si bien
la Guerra Fría obstaculizó aquellas tendencias positivas no impidió que, sobre
todo por la influencia de los líderes y partidos del centro y la izquierda
socialdemócrata y socialcristiana, así como de los comunistas y otros
movimientos populares, los pueblos y la clase obrera europea alcanzaran
conquistas sociales y laborales que condujeron a los llamados “estados de
bienestar” y más tarde impusieran la política de distensión con la Unión
Soviética.
En la
misma época y como parte de aquellos procesos, Europa Occidental avanzó en lo
que constituye su más grande conquista política común y una expresión del grado
de su civilización: la Unión Europea alcanzada, entre otras cosas como parte de
la respuesta al “desafío americano”. La Unión Europea no es un accidente ni una
maniobra política de conveniencia, tampoco un acuerdo circunstancial, sino un
resultado histórico y un producto de la cultura difícilmente reversible.
Si bien
el auge del neoliberalismo y la derechización política que lo acompañan hacen
peligrar avances que entre otras cosas, significan importantes espacios de
colaboración y concertación y que virtualmente excluyen las guerras entre
países europeos, no parece probable que puedan revertirlo; tal vez ocurra lo
contrario. Las crisis y las oportunidades son partes de los mismos procesos.
Allá nos vemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario