CUMBRE RIO+20:
LA
ECONOMÍA VERDE,
ÚLTIMA
FRONTERA DEL CAPITAL...
Escribe
FRANCICO
(PACO) PUCHE (*)
Fuente:
“BIODIVERSIDAD.org”
20 de
junio 2012
(*) FRANCISCO PUCHE-
(España, Málaga) Ambientalista. Preside
la Red Andaluza de la Nueva Cultura del Agua. De profesion maestro se ha volcado a
la economía y como militanta en la defnsa del Medio Ambiente. Escritor, conferencista. Ha dicho que “se
repite la necesidad de fortalecer la capacidad para ver más allá de la
propaganda
"Lo
que el gran capital viene a proponer en esta nueva Cumbre de la Tierra es cómo
hacer nuevos negocios con esta última frontera de beneficio. Primero, valorando
monetariamente los servicios que gratuitamente proporciona la naturaleza a
todos sus habitantes, para después poder crear un mercado mundial de servicios
ambientales."
Del 20
al 22 de junio se va a celebrar en Brasil la Conferencia de la ONU sobre el
Desarrollo Sostenible, más conocida como Río+20 en base a que hace 20 años se
había celebrado otra cumbre del mismo tenor y en la misma ciudad. El debate
central en esta ocasión estará centrado en lo que se llama “economía verde” que
defienden los países ricos, las grandes empresas y los portavoces el
neoliberalismo.
Para
tratar de contrarrestar la reunión oficial, del 15 al 23 del mismo mes, se
celebrará la denominada Cumbre de los Pueblos que reunirá a los movimientos
sociales, sindicales, campesinos e indígenas que ya traen una versión de
rechazo a las propuestas de la conferencia oficial. En un documento publicado
recientemente, la Vía Campesina, uno de los movimientos sociales más activos de
los últimos años, ha manifestado que “repudiamos y denunciamos la “economía
verde” como una nueva máscara para ocultar mayores niveles de codicia de las
corporaciones y del imperialismo alimentario en el mundo y como una forma
brutal de lavarle la cara al capitalismo.
Y para
que no faltase nadie, en la playa de Copacabana, también en Río, aparecerán las
fundaciones del gran capital (AVINA –Ashoka - Rockefeller, etc) para montar su
Foro de Emprendedurismo Social en la Nueva Economía, del 15 al 17 de junio.
Al
igual que la Cumbre, este otro Foro de las entidades filantrópicas ha sido
igualmente rechazado con sendas iniciativas. Una de ellas procedente de la
Asociaciones mundiales de víctimas el amianto en el mundo, que ha solicitado al
Secretario General de la ONU y a la presidenta de Brasil el que declare a
Stephan Schmidheiny, fundador de AVINA, como “persona non grata por ser uno de
los principales responsables de la tragedia de las industrias el amianto en el
mundo, sentenciado hace unos meses a 16 años de cárcel, por la muerte de más de
2000 trabajadores italianos de una de sus fábricas de amianto.
La
otra, a iniciativa de Ecologistas en Acción y firmada por más de 170
organizaciones de más de 25 países, de rechazo contra AVINA y Ashoka por sus
vínculos con el gran capital, las industrias contaminantes y la alianza con
Monsanto para llevar los transgénicos a África. El capital vuelve sus ojos a la
naturaleza, al sector primario y a los bienes comunes.
En
contra de las teorías que han sustentado al capitalismo, por las que la
superación de las actividades primarias eran la señal de progreso y que
consideraban el “capital” natural sustituible, que la naturaleza era
prescindible en gran parte, de nuevo en Río+20 escenifican una vuelta a la
naturaleza. No solo a los materiales y productos que proporciona sino también a
los procesos esenciales para la vida, o sea a los ecosistemas. El capital se
hace “ecologista”.
Pero no
nos engañemos, lo que el gran capital viene a proponer en esta nueva Cumbre de
la Tierra es cómo hacer nuevos negocios con esta última frontera de beneficio.
Primero, valorando monetariamente los servicios que gratuitamente proporciona
la naturaleza a todos sus habitantes, para después poder crear un mercado
mundial de servicios ambientales. Por ejemplo, convertir los servicios de los
bosques en bonos de carbono que las multinacionales compran, venden y llevan a
los mercados secundarios especulativos.
Los
bienes comunes (agua, tierra, biodiversidad, ecosistemas, minerales de la
corteza, etc.), mientras tengan tal condición no son apropiables, por tanto no
sujetos ni a valoración monetaria ni a comercialización. El primer paso, pues,
es hacer de algo inconmensurable, no traducible en dinero, en algo que sí lo
es. El segundo paso en eliminar los bienes comunes y establecer la propiedad
privada sobre todos ellos, o la propiedad pública, que también, en última
instancia, puede ser objeto de concesiones o privatizaciones A esto se le llama
economía de los ecosistemas y la Biodiversidad (TEEB): poner precio,
privatizar, vender.
Asistimos,
de nuevo, a un asalto a lo que queda de bienes comunes, que es mucho. Los
estados y los fondos de inversión y pensiones compran tierras fértiles por todo
el mundo. Se restringe y prohíbe la libre circulación de semillas entre
campesinos, e incluso se está intentando controlar la resiembra por parte de
los propios campesinos. Se practica la biopiratería para patentar genomas, o
seres vivos conocidos y usados durante milenios por poblaciones autóctonas. Se
trata de cobrar el uso del agua de lluvia. Se privatiza la gestión de bordes
costeros y parques nacionales desalojando a las poblaciones indígenas…
Como
resume la Vía Campesina, en su documento “Río+20 y más allá”, la economía verde
que se promociona en Río pretende generalizar el principio que quién tiene
dinero puede seguir contaminando; convertir la biomasa en un sustituto del
petróleo; restringir el acceso del uso del agua de riego, que tiende a la
escasez, hacia cultivos de exportación y agrocombustibles; proponer soluciones
tecnológicas altamente peligrosas para solucionar el cambio climático o los
problemas del hambre, como son la geoingeniería y los transgénicos, y “el más
ambiciosos y el que algunos gobiernos identifican como el mayor desafío que es
el de ponerle precio a todos los bienes de la naturaleza ( como el agua, la
biodiversidad, el paisaje, la vida silvestre, las semillas, la lluvia, etc.)
para luego privatizarla (con la excusa de que conservarlos requiere dinero) y
cobrarnos por su uso”.
LOS
TRES ACTORES EN LA CUMBRE DE RÍO+20
Como
hemos visto, son tres los eventos que simultáneamente tendrán lugar en Río:
El
oficial protagonizado por Naciones Unidas, los países y las empresas. En este
se trae de la mano la propuesta de la “economía verde” que básicamente es
mercantilista. Ya hay algunos cálculos monetarios que dicen que si todo lo que
entrega la naturaleza fuese convertido en mercancía, el negocio que se crearía
es equivalente a dos veces el producto bruto mundial. Contra el control y la
cooptación que las grandes empresas tienen sobre la ONU, con vistas a Río,
algunas organizaciones han levantado su voz pidiendo que “la ONU y los Estados
miembros deben rechazar las presiones que ejercen las grandes empresas a fin de
obtener posiciones de privilegio … y debe centrarse en su mandato de servir al
interés público”
El otro
agente muy activo es el formado por los distintos movimientos sociales, de
trabajadores, campesino e indígenas y que se reúne en la Cumbre de los Pueblos.
En él se presentan alternativas en defensa de los bienes comunes y se plantea
un cambio de paradigma: hacer la transición de una civilización antropocéntrica
a otra biocéntrica, centrada en la vida, lo que implica el reconocimiento de
los derechos de la Naturaleza y la redefinición del buen vivir y de la
prosperidad. Los movimientos sociales tratarán de oponerse al intento de
“enverdecimiento” del capitalismo, en suma “un nuevo disfraz del sistema. Y los
ciudadanos están cada vez más hartos de los disfraces y del sistema”
Y
aparece un tercer actor: las fundaciones del gran capital, AVINA y Ashoka,
también disfrazadas de verde, que tratan de confundirse con algunos movimientos
sociales, y que montan su propio Foro. Foro de Emprendedurismo Social en la
Nueva Economía de la mano de AVINA, Ashoka y la Fundación Rockefeller, entre
otras.
HASTA
AQUÍ LA PRIMERA PARTE.
LA NOTA
COMPLETA, SE ENCUENTRA EN ESTE ENLACE:
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