POCO DEMOS Y MUCHOS DÓLARES
Escribe
DAVID
BROOKS (*)
Fuente:
“La Jornada” Mx
19 de
junio de 2012
.
(*)
DAVID BROOKS
(Toronto, 11 de agosto de 1961), periodista canadiense-estadounidense
especializado en política. Columnista del New York Times y PBS, NYT entre otras Agencias.. Ha sido redactor jefe del Weekly Standard y
colaborador en Newsweek y Atlantic .Corresponsal en Estados Unidos
de “La Jornada” de México. Entre varios otros medios Autor del bestseller “The
Social Animal” (“El animal social”)
Mientras
en la cuna de la democracia el demos acude a las urnas para definir el destino
inmediato de Grecia; mientras se disputa con ira y dolor el intento democrático
en Egipto, y mientras estudiantes y otros en México, Chile, Canadá, España
forjan democracia en las calles, en el autoproclamado modelo de la democracia
ante el mundo se hace de todo para anular, corromper, distorsionar y comprar el
proceso electoral.
El
asalto más espectacular contra el proceso democrático en Estados Unidos es el
del gran dinero. No es nada nuevo que don dinero tenga más influencia que
ciudadanos en las elecciones, pero es tan descarado el intento de comprar las
elecciones presidenciales y legislativas federales este año que pocos se
acuerdan de algo parecido. No hay duda de que serán las elecciones más caras de
la historia del país (o tal vez de cualquier país) y que se parecen cada vez
más a un espectáculo llamado democracia, en el que los multimillonarios son los
que determinarán el futuro y los que controlan el guión donde los millones de
ciudadanos que están convocados sólo participan como actores secundarios.
La
pregunta que circula es si unos cuantos mega ricos lograrán comprar esta
elección. Esta elección federal será la primera en que se juega bajo reglas
mucho menos estrictas sobre financiamiento de campañas políticas, resultado de
un fallo de la Suprema Corte de 2010, que permitió la invención de un mecanismo
–conocido como el súper PAC (comité de acción política)– a través del cual los
ricos, empresas o agrupaciones pueden invertir montos sin límite para fines
electorales, siempre y cuando operen de manera independiente de las campañas oficiales,
todo bajo la justificación de la libertad de expresión.
Según
cifras del Centro para la Integridad Pública (Center for Public Integrity), 80
por ciento de los fondos recaudados por los PAC provienen de sólo 100 donantes
(3.7 por ciento del total). Peor aún, los 46 donantes más grandes han dado
hasta la fecha 112 millones de dólares en este ciclo a los PAC (todos con una
donación mínima de más de 500 mil dólares). Este club selecto está conformado
en gran parte por mega ricos, casi todos hombres blancos y magnates, sobre todo
del sector financiero, energético o de hoteles y casinos, y la mayoría de sus
contribuciones han sido invertidas en PAC conservadores. Estos son los que, por
supuesto, están invirtiendo para favorecer al candidato republicano Mitt
Romney, pero también, aunque menos, a Barack Obama.
Vale
subrayar que algunos de estos grandes donantes, individuos, empresas o grupos
son bipartidistas. Por ejemplo, los ejecutivos de JP Morgan dieron millones
tanto a Obama como a su contrincante John McCain en la elección de 2008, y
siguen haciendo lo mismo ahora, tanto con presidentes como con legisladores.
Los legisladores del Comité Bancario del Senado han recibido un total de 13
millones de dólares en donaciones electorales del sector financiero en los años
pasados, y su presidente, un demócrata, está entre los mas beneficiados por JP
Morgan.
Ellos son representantes del público en asuntos del sector financiero,
pero es dudoso (poco) cuáles intereses representan. De hecho, estos políticos
han pagado la generosidad de los ricos en este caso con la desregulación del
sector financiero, la cual llevó a la crisis actual. Los más inteligentes entre
los ricos apuestan a ambos caballos para salir ganando sin importar cuál
candidato triunfe en las urnas. De hecho, casi siempre los candidatos han
tenido que ser aprobados por los ricos aun antes de una elección.
El
historiador Thomas Frank, entrevistado por el gran periodista Bill Moyers,
afirmó que la conexión entre la riqueza privada y el poder público y la fuerza
de gobierno nunca ha estado más clara. Señaló que se requieren millones para
competir para el Senado o la Cámara, y cuando éstos son los precios para ocupar
un puesto electoral, los multimillonarios son quién deciden quiénes podrán
ganar y quienes no. Las opciones ya se han determinado para nosotros, antes de
cualquier elección… ellos han escogido los dos candidatos que han ganado las
primarias del dinero, y son los dos entre los cuales los demás podemos
seleccionar.
Paul
Ryan, del Centro Legal de Campañas (Campaign Legal Center), comentó a CNN Money
que las elecciones estadunidenses son financiadas por un abanico muy reducido
de intereses especiales, y eso tiene el efecto de hacer que nuestra democracia
se vea mucho más como una plutocracia.
Rick Scott |
El historiador
Thomas Frank escribió hace poco en Harper’s Magazine que es un mundo de los
ricos. A lo largo de las décadas pasadas, el poder del dinero concentrado ha
subvertido las profesiones, destruido a los pequeños inversionistas, destruido
el Estado regulatorio, corrompido en masa a los legisladores y llevado
repetidamente a la economía por un exprimidor. Ahora (el dinero concentrado) ha
venido por nuestra democracia misma.
Mientras
tanto, hay por lo menos tres diferentes intentos impulsados por Rick Scott,
gobernador, y sus aliados conservadores en Florida que, bajo el pretexto de
combatir el fraude potencial en las urnas (por ejemplo por inmigrantes, siempre
los sospechosos), tienen el propósito explícito de suprimir el voto de
comunidades afroestadunidenses, latinas (con la excepción de la comunidad
cubana) y otras que se oponen a los republicanos. El fraude es tan mínimo
–0.0004 por ciento– que es obvia la jugada: hacer menos efectivo el sufragio de
miles.
Observar
todo esto aquí mientras llegan noticias de la furia y festejo de movimientos
por la democracia en tantos países (con todas sus distorsiones particulares,
derrotas, brotes de violencia, etc.) ofrece un contraste y una condena del
proceso estadunidense.
Pero
eso no parece avergonzar lo suficiente al gobierno estadunidense, el cual
continúa pronunciándose como el ejemplo democrático a seguir por todo el mundo.
En Estados Unidos el regalo de Atenas se convierte en una tragedia griega.
No hay comentarios:
Publicar un comentario