IAIOFLAUTAS:
UNA VIDA MÁS ALLÁ
DEL IMSERSO Y LA PETANCA
HACE
SIETE MESES NACÍA EN BARCELONA.
SE HA EXTENDIDO A OTRAS CIUDADES DEL ESTADO.
Escribe
ADRIÁN
CRESPO
BARCELONA
Fuente
“Diagonal.
Web” Quincenario
4 DE JULIO DE 2012. Nro. 177
“¿Dónde están los jóvenes?”, se preguntaban
hace meses. Con algo de ‘abuelos cebolleta’ de la lucha política, aunque poco
nostálgicos porque seguían al pie del cañón, un grupo de veteranos militantes
observaban la decadente espiral político- económica en la que estaba sumido el
país y se preguntaban, quizá abusando del tópico del joven pasota, dónde estaba
toda aquella gente que de algún modo tenía que hacer reventar las costuras del
sistema.
Entonces
–discúlpese la mitificación– explotó el 15M. Y tal y como nos cuenta Felipe
Aranguren, portavoz de los Iaioflautas barceloneses, aquel grupo de veteranos
arqueó las cejas, abrió mucho los ojos y se sintió deudor del nuevo movimiento
en las plazas.
Aquel
grupo de catorce personas, en su mayoría procedentes de Comisiones Obreras y
del movimiento comunista, entendieron que había que subirse al carro y esta vez
se preguntaron por qué no hacer un movimiento dentro de aquel movimiento en
red. La idea era dar un toque de atención a la gente mayor, a todos aquellos
que quizá no se veían en la tesitura de encender la máquina, pero que una vez
en marcha sabían que ellos también eran sujetos del cambio social.
“Hay
una vida más allá del Imserso y la petanca”, argumenta Aranguren, y por eso
crearon los Iaioflautas, para romper también con la inactividad política de la
gente jubilada. Y hoy le dan las gracias a Esperanza Aguirre, que se salió un
Día más por peteneras y soltó aquello de que el 15M no era más que un grupo de
perroflautas. De la brillante ocurrencia adoptaron ellos con sorna el nombre y,
de paso, le dieron al asunto una pátina de cachondeo.
Desde
octubre del año pasado el grupo de Iaioflautas de Barcelona ha logrado
aglutinar a un centenar de personas que acuden con regularidad a las acciones y
las asambleas. Por ello, según su portavoz, no se definen ideológicamente de
forma explícita. Renuncian, más por pasiva que por activa, un poco por
dejación, a un posicionamiento ideológico fuerte, en el sentido de que no
consideran que sea su misión como Iaioflautas el defender un proyecto
determinado a largo plazo.
Pueblan
sus filas gente de tradición comunista, anarquista o de perfil tirando a
socialdemócrata; gente mayor hasta las narices, “con un germen anti banca”, que
aunque renuncien en sus asambleas y acciones a la ideología no renuncian en
absoluto al análisis crítico. “Sin salir del sistema, porque no queremos
asustar”, comenta Aranguren.
Aunque
tenga gracia que esto venga de personas que en ocasiones rozan los ochenta
años, es un grupo orientado a la acción radical, y han hecho de la ocupación de
espacios simbólicamente cargados su bandera y su elemento distintivo. En ocho
meses han entrado en sedes bancarias, en las oficinas de la agencia de
calificación Fitch, en la patronal de la sanidad privada e incluso en la temida
Consejería de Interior catalana.
Su
objetivo es ser visibles, muy visibles, tanto como permitan sus característicos
chalecos reflectantes y una imagen pública que contrasta claramente con los
tópicos del ciudadano en lucha. Nadie hubiera dicho hace unos meses que algunas
de las ocupaciones más vistosas de este ciclo de movilizaciones iban a ser
protagonizadas por jubilados.
Deciden
cuál es el foco de conflicto en cada ocasión y toman sus espacios más
representativos para criticar con estos abordajes los recortes a los servicios
públicos o los favores del Estado a la banca. Permanecen un tiempo prudencial,
generalmente corto; leen un manifiesto ante las cámaras y los implicados; y una
vez difundida su reivindicación se retiran hasta nuevo aviso. Su edad, además,
les da una ventaja extra, un escudo contra posibles desalojos policiales
violentos que, según Aranguren, se habrían producido ya si fueran algo más
jóvenes.
YAYOS Y
YAYAS REBELDES
Juegan
por lo tanto con su imagen pública, con la imagen del yayo apacible
repentinamente subvertida. Y para ello, desde el primer momento, asumieron que
era necesario jugar también con los medios de comunicación tradicionales. Han
aparecido en multitud de programas de televisión y constantemente entran en la
agenda de los informativos y en revistas de muy distinta índole. Son
probablemente los que mejor pueden hacerlo.
Según Aranguren, llegan “a sitios
donde nunca llegarían los jóvenes” y logran, a su manera, ir acabando con esa
criminalización del 15M que viene de ciertos ámbitos periodísticos
acostumbrados a asociar cualquier movimiento social a jóvenes ociosos. El
iaioflauta suelta la risa cuando recuerda su entrevista con Nieves Herrero que,
según nos cuenta, no tuvo más remedio que tragarse sus ataques frontales a las
grietas del sistema.
LLEGAN A
DONDE NUNCA LLEGARÍAN JÓVENES.
AYUDAN A DESMONTAR LA CRIMINALIZACIÓN DEL 15M
Los
Iaioflautas surgen del 15M, son autónomos y a la vez dependen del gran
movimiento en las plazas, se coordinan con otras iniciativas y eso les hace
formar parte de la enorme red que se ha ido creando en nuestras ciudades
durante el último año. Y sin embargo, los Iaioflautas se distancian de otros
sobre todo por su forma de organizarse. Aranguren nos cuenta que no han
renunciado a un “núcleo duro” que coordine y lleve los asuntos del día a día
para aligerar el trabajo de las asambleas.
En este
núcleo se encuentran los encargados de la tesorería, de la organización, de la
comunicación, de la prensa –nuestro entrevistado– y de la coordinación general.
Son ellos los que proponen acciones y piensan, a partir de lo que se discute en
la asamblea, en lugares susceptibles de ser ocupados.
El carácter radical de
sus acciones requiere una cierta discreción para que no les vuelva a ocurrir lo
que la primera vez: que se encontraron con que la policía les estaba esperando.
Sin meterse con las decisiones de otros colectivos están convencidos además de
que hacen falta portavoces, caras visibles con canas, con gafas, con arrugas y
ánimo de desentumecer topicazos políticos.
EL
PASADO YA NO ES AHORA
–En mis
tiempos...– suelta un tipo sentado en el banco del parque. – ¡Éste es tu
tiempo!– responde el Iaioflauta. De repente un abuelo siente que le han tocado,
que le han tocado a él, a su familia y al vecino. Vive el desahucio en sus
propias carnes y comprende que responder a la irresponsabilidad bancaria ya no
es una cuestión más o menos teórica, más o menos ideológica, sino como dice
Felipe Aranguren, portavoz de los Iaioflautas, pura “cuestión familiar”.
Parece
ser que el escándalo de las acciones preferentes ha engrosado en gran medida
las filas del movimiento. Quizá sea sólo la punta del iceberg pero el hecho de
que el abuelo descubra un día que le “ha estafado el director de su oficina”,
aquel chaval tan simpático, le saca de su casa y lo pone a ocupar sedes bancarias.
Y no son pocos.
Desde octubre el movimiento se ha ido reproduciendo por todo el
Estado a partir del ejemplo barcelonés. Primero empezaron los grupos de
Iaioflautas del área metropolitana catalana, en el barrio de Bellvitge de
L’Hospitalet, en Sabadell; más tarde en el resto de Catalunya. Recientemente se
han constituido Padrinsflautas en Mallorca y hay grupos de Yayoflautas en
Madrid, Sevilla y Valencia.
En
Córdoba acaban de empezar. Desde Barcelona advierten que no son una
“franquicia” y que cada grupo funciona de forma autónoma, aunque se hayan
planteado crear una web común que les conecte. En Madrid, por lo pronto, se han
registrado como asociación y, aunque sean los únicos que lo han hecho, la
ocupación de Bankia se llevó a cabo de forma coordinada en cinco ciudades
distintas.
Hoy
reciben centenares de tuits de jóvenes que les muestran su apoyo pidiendo ellos
también ser Iaioflautas, pero lo que no puede ser no puede ser y además es
imposible. En unos meses el movimiento ha conseguido, entre otras cosas, que
haya gente que envidie tener setenta años.
A la vez, Aranguren se enorgullece
de ver como “los iaios han rejuvenecido”, y eso, para el jubilado que está
viendo cómo se pierde el horizonte de expectativas de sus nietos, es
curiosamente una victoria. Al fin y al cabo la edad es un poco lo de menos
cuando hablamos de cambio social porque, como repiten los Iaioflautas a quien
quiera oírlos, “uno no está muerto hasta que se muere”.
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