domingo, 1 de julio de 2012

DISCURSO EN LA ASMBLEA GENERAL DE LA ONU EL 22 DE ABRIL DE 2009, “DIA INTERNACIONAL DE LA MADRE TIERRA”


LA SOSTENIBILIDAD DE LA TIERRA,

PREMISA PARA SUPERAR LA CRISIS

Discurso proferido en la ONU
Por LEONARDO BOFF
En representación de Brasil.
(de la Comisión de la Carta de la Tierra)
22 de Abril 2009

En el año 2000 la Carta de la Tierra nos hacía esta seria advertencia: «Estamos en un momento crítico de la historia de la Tierra, en el cual la humanidad debe elegir su futuro… La elección es nuestra: o formamos una alianza global para cuidar la Tierra y cuidarnos unos a otros o nos arriesgamos a nuestra propia destrucción y a la devastación de la diversidad de la vida».
Si la crisis económico-financiera es preocupante, la crisis de la no-sosteniblidad de la Tierra se presenta amenazadora. Los científicos que siguen el estado del Planeta, especialmente la Global Foot Print Network, habian hablado del Earth Overshoot Day, del día que se sobrepasaron los límites de la Tierra. Y exactamente el 23 de septiembre de 2008 la Tierra sobrepasó en un 30% su capacidad de reposición de los recursos necesarios para las demandas humanas. En este momento necesitamos más de una Tierra para atender a nuestra subsistencia.

¿Cómo garantizar la sostenibilidad de la Tierra ya que es la premisa para resolver las demás crisis: la social, la alimentaria, la energética y la climática? Ahora ya no tenemos un arca de Noé que salve a algunos y deje perecer a todos los demás.
Como aseveró recientemente con mucha propiedad el Secretario General de esta casa, Ban Ki-Moon: «no podemos dejar que lo urgente comprometa lo esencial». Lo urgente es resolver el caos económico, pero lo esencial es garantizar la vitalidad y la integridad de la Tierra. 

Es importante superar la crisis financiera, pero lo imprescindible y esencial es: ¿cómo vamos a salvar la Casa Común y la humanidad que es parte de ella? Esta ha sido la razón para adoptar la resolución sobre el Dia Internacional de la Madre Tierra (International Mother Earth Day) que se celbrará el 22 de abril de cada año.

Dado el agravamiento de la situación ambiental de la Tierra, especialmente bajo el calentamiento global, tenemos que actuar juntos y rápido. Caso contrario, hay el riesgo de que la Tierra pueda continuar pero sin nosotros.

En nombre de la Tierra, nuestra Madre, de sus hijos e hijas sufrientes, y de los demás miembros de la comunidad de vida, quiero agradecer a la Asamblea por haber aprobado esta resolución. A este propósito, quisiera hacer una breve presentación del fundamento de la Tierra como nuestra Madre.

Desde la más alta ancestralidad, las culturas y las religiones testimonian la creencia de la Tierra como Gran Madre, Inana, Terra Mater, Magna Mater y Pachamama.
Los pueblos originarios de ayer y de hoy tenían y tienen clara conciencia de que la Tierra es generadora de todos los vivientes. Solamente un ser vivo puede producir vida en sus más diferentes formas. La Tierra es, pues, la Madre universal.

Durante siglos y siglos predominó esta visión hasta la emergencia del espíritu científico en el siglo XVI. A partir de entonces la Tierra ya no es vista como Madre sino, como una realidad sin espíritu, entregada al ser humano para ser sometida, incluso con violencia. La madre-naturaleza que debía ser respetada, se transformó en naturaleza-salvaje que debe ser dominada. La Tierra fué convertida en un baúl lleno de recursos, disponibles para la acumulación y el consumo de los seres humanos.

En este paradigma no se plantea la cuestión de los límites de aguante del sistema-Tierra ni de los recursos naturales escasos. Se presupone que los recursos son infinitos y que podemos ir creciendo ilimitadamente en dirección al futuro. Lo que efectivamente es una ilusión. La preocupación principal es: ¿cómo ganar más? Y en razón de ganar cada vez más se ha creado un archipiélago de riqueza rodeado de un mar de miseria.

El PNUD del año pasado lo confirma: el 20% de los más ricos absorbe el 82,4% de las riquezas mundiales mientras que el 20% de los más pobres tiene que contentarse solamente con el 1,6%. Es decir, una ínfima minoria monopoliza el consumo y controla los procesos económicos que implican devastación de la naturaleza y gran injusticia social.

Pero desde los tardíos años 70 del siglo pasado se ha constatado que un planeta pequeño, viejo y limitado como la Tierra ya no puede soportar un proyecto ilimitado. Se necesita otro modelo que tenga como eje la Tierra, la vida y el bien vivir planetario dentro de un espíritu de colaboración y de cuidado. La preocupación central es: ¿cómo vivir y producir en armonía con los ciclos de la Tierra y con los seres humanos distribuyendo equitativamente los beneficios entre todos? ¿Cómo vivir más con menos?

En este contexto es donde se ha rescatado la visión de la Tierra como Madre. Ya no es la percepción de los antiguos sino una constatación empírica y científica. Ha sido mérito de los científicos James E. Lovelock, Lynn Margulis y José Lutzenberger en los años 70 del siglo pasado, haber mostrado que la Tierra es un superorganismo vivo. Ella articula permanentemente lo físico, lo químico y lo biológico de forma tan sutil y equilibrada que, bajo la luz del sol, está siempre propicia a producir y mantener la vida.
Por millones y millones de años el nível de oxígeno, esencial para la vida, se mantiene en 21%, el nitrogeno, importante para el crecimiento, es de 79% y el nível de sal en los mares es del orden de 3,4% y asi todos los demás elementos necesarios para la vida. No es que sobre la Tierra haya vida, la Tierra misma está viva y es llamada Gaia, la diosa griega para la Tierra viviente.

Que toda la Tierra es viviente, lo comprueba el conocido biólogo Edward O. Wilson. Escribe: «en un solo gramo de tierra, o sea, en menos de un puñado, viven cerca de diez mil millones de bacterias, pertenecientes hasta a seis mil especies diferentes». Efectivamente la Tierra es Madre fecunda.

La Tierra vista desde la luna
La Tierra existe desde hace 4,4 mil millones de años. En un momento avanzado de su evolución y de su complejidad empezó a sentir, a pensar y a amar. Es la emergencia del ser humano. Con razón en las lenguas occidentales homo/hombre viene de humus, tierra fecunda y Adam se deriva de adamah, tierra cultivable. Por eso el ser humano es la Tierra que anda, que piensa, que siente y que ama, como decía el poeta indígena y cantor argentino Atahualpa Yupanqui.

La visión de los astronautas confirma la simbiosis entre Tierra y humanidad. Desde sus naves espaciales testimoniaban: desde aquí, mirando ese resplandeciente planeta azul-blanco, no se percibe ninguna diferencia entre Tierra y humanidad. Forman una única entidad. Más que como pueblos, naciones y razas debemos entendernos como criaturas de la Tierra, como hijos e hijas de la Madre común.

ESTA ES LAPRIMERA PARTE. DISCURSO COMPLETO AQUÍ:

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