ASCENSO, VÍA CRUCIS
Y CAÍDA DE FERNANDO LUGO
Escribe
PABLO
STEFANONI (*)
Fuente:
“Brecha” Uruguay
Publicó
“Rebelion”
29 de
junio 2012
(*) Jefe de redacción de la revista Nueva
Sociedad.
En 2008
un obispo de la combativa región de San Pedro -sede de importantes luchas
campesinas- llegaba a la presidencia de Paraguay mediante la Alianza Patriótica
para el Cambio. Aprovechando una fuerte división dentro del Partido Colorado
-con 61 años ininterrumpidos en el poder, incluyendo los 35 de la dictadura de
Alfredo Stroessner-, Fernando Lugo logró ganar las elecciones y abrir una nueva
etapa.
Pero
apenas decidió dar su salto a la política, alentado por los pedidos de
ciudadanos y movimientos sociales, especialmente campesinos, el "obispo de
los pobres" tuvo un dilema: presentarse con su pequeño partido Tekojojá
(Igualdad) y perder, o tratar de ganar aliándose al Partido Liberal Radical
Auténtico (plra), una fuerza política tradicional opositora a la dictadura
stronista. El fantasma de lo ocurrido en México, donde López Obrador denunciaba
haber sido víctima de fraude, parecía bastante familiar en Paraguay. Por eso
Lugo optó por aliarse con los liberales -capaces de proveer votos y garantizar
que sean contados- y aprovechar la oportunidad -quizás irrepetible- de un
Partido Colorado profundamente dividido entre Blanca Ovelar -la candidata de
Nicanor Duarte Frutos, que al final de su mandato hizo una conversión
discursiva al "socialismo humanista"- y Luis Alberto Castiglione,
considerado el candidato "de la embajada" (de Estados Unidos). El
trípode stronista gobierno-fuerzas armadas-Partido Colorado ya se había ido
desarmando con la caída del dictador.
Y Lugo
ganó. Pero con el costo de tener un vicepresidente liberal -Federico Franco-
que luego se distanciaría del mandatario en medio de una división del plra, y
al mismo tiempo carecer de una mínima base de apoyo propia en el Congreso: un
diputado y unos dos senadores. Aunque desde la caída de Stroessner en 1989 hubo
protestas importantes (como la de marzo de 2006 contra los planes
reeleccionistas de Duarte Frutos), Paraguay estaba lejos de ser el Ecuador
donde Rafael Correa tenía apoyo social para cerrar el Congreso y convocar a una
Asamblea Constituyente, o la Bolivia donde Evo Morales tiene una enorme base
social indígena-popular con amplia capacidad de movilización.
Luis María Argaña |
Lugo
heredó además un país impregnado por la cultura política colorada donde la
lucha por el control del aparato estatal es despiadada, como lo patentó el
asesinato del vicepresidente Luis María Argaña en 1999 -poco antes de que el
presidente Raúl Cubas renunciara amenazado por el juicio político-. Un
personaje de esos años fue el militar populista de derecha Lino Oviedo, alguna
vez protegido por Carlos Menem, y hoy líder de la Unión de Ciudadanos (o
Colorados) Éticos que participó del golpe parlamentario.
La
presidencia de Lugo se basó -al menos en sus inicios- en la política del poncho
juru (en el centro, como en la boca del poncho). Pero aunque no hizo reformas
consistentes, su gobierno fue -con contradicciones- un interlocutor de los
campesinos y, por primera vez, dirigentes de izquierda ocupaban algunos
ministerios.
Ello causó suficiente inquietud en la elite empresarial para que a
poco del golpe, el portavoz de los "brasiguayos" -terratenientes de
origen brasileño-, Aurio Fighetto, declarara que con Lugo "los carperos
(campesinos sin tierra que ocupan haciendas) estaban en el Palacio". Con
ese argumento se aprestaba a pedirle a Dilma Rousseff que reconociera al nuevo
gobierno. Y su colega y presidente de la Asociación de Empresarios Cristianos,
Luis Fretes, sostuvo con brutal honestidad: "Yo creo que Franco va a ser
mucho más firme en lo que hace a respetar la propiedad privada".
El tema
de la tierra es clave para entender cualquier cosa que pase en Paraguay (80 por
ciento de las tierras fértiles están en manos del 2 por ciento de los
propietarios), lo que se suma a una variedad de negocios ilegales
-narcotráfico, contrabando, secuestros- con ramificaciones en un aparato
estatal permeado por diversas mafias.
El
Paraguay actual no explota masivamente el tanino (quebracho colorado) que
esclavizó a miles de campesinos en las haciendas, y el centro de su actividad
económica ya no es la producción forestal o yerbatera. Pero aunque esos
productos fueron parcialmente reemplazados, la lógica del enclave regresó, de
manera igualmente perversa, con un nuevo cultivo estrella: la soja. Las
exportaciones sojeras suman más de 2.000 millones de dólares, alrededor del 40
por ciento de las exportaciones paraguayas. Hoy Paraguay es el quinto
exportador mundial de aceite de soja. Y las fronteras entre legalidad y
criminalidad son difusas. Por eso, en el norte del país ya se habla de
"narcoganaderos".
En
medio de su extrema debilidad, Lugo tuvo que enfrentarse a una extemporánea
guerrilla -el Ejército del Pueblo Paraguayo-, al parecer organizada por ex
militantes del grupo Patria Libre (de donde también habrían salido los
secuestradores de la hija del presidente Raúl Cubas Grau, Cecilia, finalmente
asesinada en 2004) y con vínculos y finalidades no muy claras. Con un puñado de
miembros, entre las acciones del EPP se contaron la destrucción de maquinaria
agrícola de una hacienda sojera acusada de contaminar a todo un pueblo -en
Concepción-, el ataque a un cuartel militar en San Pedro (la región donde Lugo
fue obispo), la activación de una bomba en el Palacio de Justicia y -la más
importante- el secuestro de los hacendados Luis Alberto Lindstron y Fidel
Zavala en 2009.
Este último obligado a repartir carne a los pobres como
"cortesía del EPP" antes de ser liberado previo pago del rescate
después de tres meses de encierro. Todos estos hechos fueron reivindicados por
la dirigente Carmen Villalba desde la prisión. Y algunos opositores no dudaron
en acusar a Lugo de cómplice del EPP -¡e incluso de ser parte de él!
A todo
esto se suman los varios hijos del presidente que fueron apareciendo (pese a
que se suponía que como obispo era célibe) y un cáncer que puso en juego su
propia vida...
En ese
marco, la supervivencia política de Lugo se pareció a un milagro: además del
Congreso, tuvo en contra a la justicia, coto de la vieja política
corrupta-prebendaria; a la burguesía fraudulenta que, aunque seguía haciendo
negocios, desconfiaba del entorno izquierdista del mandatario; a los medios de
comunicación que conspiraban sin pruritos a favor del juicio político y
alentaban a diario el fantasma de Hugo Chávez, y al propio vicepresidente de la
República. Así, sólo las divisiones de la derecha y la movilización popular (o
más bien la amenaza de ella) lograron mantener en el gobierno al ex obispo.
Tomas Palau |
Pero
los problemas no surgían sólo del atrincheramiento de los partidos
conservadores sino de la propia falta de unidad interna del gobierno. En el
gabinete hay "desde obedientes discípulos del neoliberalismo en Hacienda,
pasando por aprendices de represores en Interior, hasta supinos ignorantes en
la materia en Agricultura y Ganadería, o biempensantes ex militantes en carteras
sociales. (Así) se logró lo que se tenía que lograr: desconcierto primero y
desilusión después", escribía el sociólogo Tomás Palau -recientemente
fallecido- en el libro Gobierno Lugo. Herencia, gestión y desafíos (Base-is,
Roxa Luxemburg-Stiftung, diciembre de 2009).
Con todo, el sociólogo destaca que
se creó la Coordinadora Ejecutiva para la Reforma Agraria y se logró redactar
un informe de la Comisión Verdad y Justicia y el Instituto Nacional de
Desarrollo Rural y de la Tierra sobre tierras mal habidas, unos 8 millones de
hectáreas. Además de comenzarse una reforma tendiente a garantizar una salud
gratuita y universal.
La
clave estaba quizás en lo que señalaba hace un tiempo el ex ministro Hugo
Richer: "El gobierno de Lugo no puede calificarse como de izquierda, pero
con Lugo la izquierda logró un espacio de crecimiento e influencia política que
jamás tuvo en toda la historia paraguaya". Eso podría parecer poco en
Bolivia, Venezuela o Ecuador, pero es bastante para alertar a las elites en un
país "vigilado" por una enorme estatua del líder anticomunista chino
Chiang Kai-Shek. Y es imposible comprender los sucesos recientes sin la clave
"anticomunista", muy presente en la cultura política paraguaya de la
mano de la secante dominación colorada, clave en el sostenimiento de Stroessner
durante 35 años en el poder.
En los
últimos años, varios grupos y movimientos pusieron en marcha el Frente Guasú
(grande, en guaraní) que articuló desde socialdemócratas a marxistas, como base
de apoyo -a veces crítico- al gobierno.
Lino Oviedo |
Pero
-como ya era evidente en 2009- el juicio político estaba latente, a la espera
de la oportunidad. En estos días se reveló que la propia embajada
estadounidense en Asunción advirtió en 2009 que existía un plan para destituir
a Lugo en cuanto el mandatario cometiera un error, y que el complot estaba
encabezado por Lino Oviedo y Duarte Frutos para colocar a Franco en la
presidencia del país (cable del 28-III-09, difundido por Wikileaks). Más allá
de las simpatías estadounidenses con el nuevo presidente, el golpe
parlamentario parece tener más que ver con causas internas -y formas brutales
de disputa por el poder- que con el clásico "golpe de la cia".
El
"error" en cuestión fue la reciente masacre de campesinos y policías
por un conflicto de toma de tierras en Curuguaty y el posterior nombramiento
como ministro del Interior del ex fiscal colorado Rubén Candia Amarilla. Esta
designación desagradó a la izquierda y profundizó la ruptura de los liberales,
al tiempo que activaba la interna del Partido Colorado, que desconoció a
Candia.
Como
escribió el enviado de La Nación de Buenos Aires, los tres pilares de Franco
son la Iglesia (que bendijo de inmediato al nuevo mandatario), el Congreso y
los empresarios, sobre todo los agroindustriales. Se "olvidó", sin
embargo, de los medios. ABC Color, de la familia Zucolillo, formó parte activa
de la conspiración anti Lugo y no pasaron días desde 2008 en los que no
advirtieran sobre el peligro chavista. Ahora en los diarios salen columnas
"nacionalistas" que leen la reacción de Brasil, Argentina y Uruguay
como la reactivación de la Triple Alianza que masacró a los paraguayos en el
siglo xix. Y dicen que la "raza paraguaya" vencerá.
Marcello Lachi, |
Con
Franco, los liberales llegan por primera vez a la presidencia y ahora podrán
usar al Estado durante los meses que quedan hasta los comicios de 2013 para
hacer campaña y mejorar sus posibilidades. Sin duda, como señaló el politólogo
Marcello Lachi, "aquí la política no es refinada". Y el control
estatal (del empleo público) es clave para ganar elecciones. Por eso la
impaciencia cuando faltaba poco para unos comicios en los que Lugo no tenía
posibilidades de reelección.
Lugo
-que primero abandonó rápido el cargo ante su destitución y no llamó a la
movilización social- recuperó la iniciativa y anunció que recorrerá el país en
busca de apoyo, denunció que se trata de un gobierno "trucho" y
recibió un contundente respaldo de la región. Sin embargo, no está claro si con
ello busca realmente liderar la resistencia a un gobierno ya instalado en el
poder o comenzar su campaña electoral para ser senador en 2013.
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