REFLEXION de LEONARDO BOFF
ÓPTICA DE LA EVOLUCIÓN CÓSMICA
NOS DEVUELVE LA ESPERANZA…
Escribe
LEONARDO
BOFF (*)
Viernes
24 de agosto de 2012
Olvidemos por un momento nuestra visión normal de las cosas
e intentemos hacer una lectura de nuestra crisis actual en el marco del tiempo
cósmico. Tal vez así la entendamos mejor, la relativicemos y ganemos altura en
función de la esperanza.
EL TIEMPO DEL COSMOS
Imaginemos que los más o menos 13 mil millones de años de
historia del universo han sido condensados en un único siglo. Cada “año
cósmico” sería equivalente a ciento trece millones de años terrestres.
Desde este punto de vista, la Tierra nació en el año 70 del
siglo cósmico y la vida apareció en los océanos, para nuestra sorpresa, algo
después en el año 73. Durante casi dos décadas cósmicas ella quedó
prácticamente limitada a bacterias unicelulares.
En el año 93 se inició una nueva fase creativa con la
aparición de la reproducción sexual de los organismos vivos. Estos, junto con
otras fuerzas, fueron responsables de cambiar la faz del planeta, ya que
transformaron radicalmente la atmósfera, los océanos, la geología de la Tierra.
Esto permitió a nuestro planeta sustentar formas de vida más complejas. Gran
parte de la biosfera es creación de esos microorganismos.
En esta nueva fase, el proceso evolutivo se aceleró
rápidamente. Dos años más tarde, en el año 95, aparecieron los primeros
organismos multicelulares. Un año después, en el 96, asistimos a la aparición
de los sistemas nerviosos, y en el 97 a los primeros organismos vertebrados.
Los mamíferos aparecerán a mediados del año 98, o sea, dos meses después de los
dinosaurios y de una inmensa variedad de flores.
Hace cinco meses cósmicos empiezan a caer los asteroides
sobre la Tierra, destruyendo muchas especies, los dinosaurios incluidos. Sin
embargo, un poco después, la Tierra, como si se tomara la revancha, produjo una
diversidad de vida como nunca antes.
Fue en esta era, cuando aparecieron las flores, cuando
nuestros antepasados entraron en el escenario de la evolución. Luego se
hicieron bípedos (hace doce días cósmicos), y con el homo habilis comenzó a
usar herramientas (hace 6 días cósmicos), mientras que el homo erectus
conquistó el fuego (hace apenas un día cósmico). Hace doce horas cósmicas,
surgieron los humanos modernos (homo sapiens).
Por la tarde y durante la noche de este primer día cósmico,
nosotros vivíamos en armonía con la naturaleza y atentos a sus ritmos y
peligros. Hasta hace cuarenta minutos, nuestra presencia había tenido poco
impacto sobre la comunidad biótica, momento en el cual comenzamos a domesticar
plantas y animales y a desarrollar la agricultura. A partir de entonces, las
intervenciones en la naturaleza se fueron haciendo cada vez más intensas hasta
que, hace veinte minutos, empezamos a construir y a habitar ciudades.
Hace solamente dos minutos, el impacto se ha vuelto
realmente amenazador. Europa se transformó en una sociedad tecnológica y
expandió su poder a través de la explotación colonialista. En esta fase se
formó el proyecto-mundo creando un centro con varias periferias y el foso entre
ricos y pobres.
En los últimos doce segundos (a partir de 1950) el ritmo de
explotación y destrucción ecológica se ha acelerado dramáticamente. En este
breve periodo de tiempo, hemos derribado casi la mitad de las grandes selvas.
En los próximos veinte segundos cósmicos las temperaturas de la Tierra subirán
0,5º C y dentro de poco podrían aumentar hasta 5º C poniendo en peligro gran
parte de la biosfera y a millones de personas.
En los últimos cinco segundos
cósmicos, la Tierra ha perdido una cantidad de suelo equivalente a toda la
tierra cultivable de Francia y de China y ha sido inundada por decenas de miles
de nuevos productos químicos, muchos de los cuales altamente tóxicos, que
amenazan las bases de la vida.
Ahora estamos ya destruyendo de 27 a 100 mil especies de
seres vivos al año. En los próximos 7 segundos cósmicos, algunos científicos
estiman que del 20 al 50 % de todas las especies van a desaparecer. ¿Cuándo va
a parar esto? ¿Por qué tanta devastación?
Respondemos: para que una pequeña porción de la Humanidad
tuviese el disfrute privado o corporativo de los “beneficios” de este proyecto
de civilización. El 20% de los más ricos ganan actualmente doscientas veces más
que el 20% de los más pobres. Al comienzo de 2008, antes de la crisis
económico-financiera actual, había 1195 mil millonarios que juntos detentaban
4,4 billones de dólares, o sea, más o menos el doble de la renta anual del 50%
más pobre. En términos de renta, el 1% de los más ricos de la humanidad
recibían el equivalente al 57% más pobre.
EL TIEMPO DE LA TIERRA
Nuestro planeta, fruto de más de cuatro mil millones de años
de evolución está siendo devorado por una relativa minoría humana. Por primera
vez en la historia de la evolución de la humanidad, los problemas arriba
mencionados están siendo causados por esa minoría y también, en menor
proporción, por todos nosotros. Los peligros creados ponen en jaque nuestro
futuro y también nuestro modo de vivir.
Sin embargo, si por un lado insistimos en la gravedad de la
crisis, por otro lado, no queremos proyectar visiones apocalípticas que sólo
nos causarían parálisis y desesperación. Si estos problemas han sido creados
por nosotros, también pueden ser resueltos por nosotros, aunque algunos sean ya
irreversibles. Esto significa que hay esperanza de solucionarlos
satisfactoriamente.
Efectivamente, quien acompañó la Cúpula de los Pueblos en
julio pasado en Río de Janeiro o participó de los Foros Sociales Mundiales se
da cuenta de que hay millares y millares de personas conscientes y creativas,
venidas de todo el mundo, trabajando en la formulación de alternativas
prácticas que pueden permitir a la humanidad vivir con dignidad sin afectar la
salud de los ecosistemas y de la Madre Tierra.
Tenemos las informaciones y conocimientos necesarios para
solucionar la crisis actual. Lo que nos falta es activar la inteligencia
emocional y cordial que nos suscitan sueños salvadores, solidaridad, compasión,
sentimientos de interdependencia y de responsabilidad universal.
Es importante reconocer que todas las amenazas a las que nos
enfrentamos son síntomas de una enfermedad crónica cultural y espiritual. Nos
afecta a todos y más principalmente al 20% que consume la mayor parte de la
riqueza del mundo. Esta crisis nos obliga a pensar en otro paradigma de
civilización, porque el actual es demasiado destructivo. Es lo que venimos
escribiendo con frecuencia en nuestros artículos.
Los tiempos de crisis pueden ser también tiempos de
creatividad, tiempos en los cuales aparecen nuevas visiones y nuevas oportunidades. La palabra china para
crisis, weiji, es el resultado de la combinación de los caracteres de peligro y
de oportunidad. Esto no es una simple contradicción o una paradoja, los
peligros reales nos fuerzan a buscar las causas profundas y a buscar
alternativas para no desperdiciar las oportunidades.
En nuestra cultura, crisis se deriva de la palabra sánscrita
kri que significa purificar y acrisolar. Por lo tanto, se trata de un proceso,
ciertamente doloroso, pero altamente positivo de purificación de nuestras
visiones que funciona como un crisol de nuestras actitudes ético-espirituales.
Ambos sentidos, el chino y el sánscrito, son iluminadores.
NUESTRO TIEMPO
Tenemos que revisitar las fuentes de sabiduría de las muchas
culturas de la humanidad. Algunas son ancestrales y llegan a nosotros a través
de las más diversas tradiciones culturales y espirituales. La categoría del
“vivir bien” de las culturas andinas es fundamental. Otras son más modernas
como la ecología profunda, el feminismo y eco-feminismo, la psicología
transpersonal y la nueva cosmología, derivada de las ciencias de la
complejidad, de la astrofísica y de los nuevos saberes de la vida y de la
Tierra.
Termino con el testimonio de dos notables ecologistas y educadoras
norteamericanas, Macy y Brown que afirman: «La característica más
extraordinaria del actual momento histórico de la Tierra no es que estamos
camino de la devastación de nuestro planeta, pues ya lo venimos haciendo desde
hace mucho tiempo, es que estamos empezando a despertar de un sueño milenario a
un nuevo tipo de relación con la naturaleza, con la vida, con la Tierra, con
los otros y con nosotros mismos.
Esta nueva comprensión hará posible la tan
ansiada Gran Transformación» (Macy y Brown, Nossa vida como Gaia, 2004, 37).
Ella vendrá por gracia de la evolución y de Dios.
.
(*)LEONARDO BOFF es un
teólogo, filósofo y escritor nacido en Concordia, Estado de Santa Catarina,
Brasil Es uno de los fundadores de la Teología de la Liberación, junto con Gustavo
Gutiérrez Merino. En 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida
por el ya cardenal Ratzinger (hoy Papa Benedicto XVI) le silenció por un año
por su libro La Iglesia, Carisma y Poder, que estaba en contra de la Doctrina
de la Iglesia Católica. Ha trabajado como profesor en los campos de teología,
ética y filosofía en Brasil, además de dar conferencias en muchas universidades
en el extranjero, como Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund,
Lovaina, París, Oslo, Turín. Ha escrito más de 100 libros, traducidos a muchas
lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right Livelihood
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