ESTADOS UNIDOS CONTRA ASSANGE
Escribe
JORGE
GÓMEZ
BARATA (*)
Fuente:
ARGENPRESS.info
22 de
agosto de 2012
(*) JORGE GÓMEZ BARATA- Profesor, escritor,
historiador, investigador y periodista cubano- Vive en La Habana- autor de
numerosos estudios sobre EEUU.
Especializado en temas de política internacional. Colaborador habitual
en los principales medios de prensa, latinoamericanos y extranjeros. Hadicho
que “En todas las esferas del saber y de la práctica
social, incluyendo la economía, la verdad es siempre sencilla, ...”
Muchos
se preguntan por qué el gobierno de los Estados Unidos no acusa a Julian
Assange ante una corte norteamericana y promueve un procedimiento de
extradición. Al parecer la administración ha sido aconsejada de abstenerse de
actuar judicialmente contra el fundador de Wikileaks, entre otras cosas porque
quizás no pueda y no le convenga.
Estados
Unidos no lo juzga porque tratándose de un asunto asociado a la libertad de
información el remedio sería peor que el mal, no sólo por la capacidad y la
influencia de la prensa norteamericana, que no es totalmente predecible, sino
por la vigencia de la Primera Enmienda a la Constitución que es uno de los
preceptos jurídicos más invocados, de mayor fuerza y que inequívocamente
establece:
“El Congreso no aprobará ninguna ley con
respecto al establecimiento de religión alguna, o que prohíba el libre
ejercicio de la misma o que coarte la libertad de palabra o de prensa; o el
derecho del pueblo a reunirse pacíficamente y a solicitar del Gobierno la
reparación de agravios”.
Es
cierto que la Primera Enmienda ha sido muchas veces violada y manipulada, pero
también muchos jueces han fallado a favor de los periodistas, de los
comunicadores y de los individuos que se han puesto a su amparo. Si algo
sobraría a los abogados de Assange son precedentes.
Por
otra parte, técnicamente sería difícil formular los cargos contra Assange,
entre otras cosas porque el hacker australiano no parece haber conspirado para
obtener los documentos que publicó en Wikileaks, no los robó, no vive en los
Estados Unidos ni cometió delito alguno en su territorio y no le es aplicable
el delito de traición. Al respecto la Constitución Norteamericana no deja lugar
a dudas:
“ARTICULO III. SECCION 3…” El delito de
traición contra los Estados Unidos consistirá solamente en tomar las armas
contra ellos o en unirse a sus enemigos, dándoles ayuda y facilidades. Nadie
será convicto de traición sino por el testimonio de dos testigos del hecho
incriminatorio o por confesión en corte abierta…”
Un
juicio contra Assange en los Estados Unidos pudiera durar años, costaría
decenas de millones, revolvería un enorme basurero y traería a colación un
sinnúmero de arbitrariedades cometidas desde el 11/S a tenor con la Ley
Patriótica o de Comisiones Militares y al final, el acusado pudiera no ser
condenado porque en Estados Unidos, al menos de modo codificado, no existe el
delito de opinión y, cuando no hay ley que describa una felonía, no hay causa
posible.
Un
proceso jurídico contra Assange traería a colocación todo lo relacionado con la
guerra en el “ciber espacio”, la administración y operación de INTERNET, el
correo electrónico y las redes sociales y la invasión a la vida privada de los
ciudadanos norteamericanos desde el 11 de Septiembre.
Estados
Unidos también hubiera podido solicitar al gobierno de Pakistán que arrestara a
Ben Laden y lo enviara a Norteamérica para juzgarlo allí. Sin Obama prefirió la
vía extrajudicial. Aunque los hechos y sus consecuencias son diferentes las
razones son las mismas: un juicio contra el cabecilla de Al Qaeda pudiera haber
sido un ejercicio de suma cero.
Nadie
debe tener dudas acerca de que Estados Unidos tratará de cobrárselas a Assange,
pero lo hará a su manera y en el momento elegido por ellos. Por lo pronto en la
embajada de Ecuador en Londres está bajo control.
Según
el cálculo norteamericano el tiempo trabaja a su favor. Tal vez no le falte
razón. Allá nos vemos.
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