TELEVISIÓN,
PODER Y OTROS ALIENÍGENAS
PODER Y OTROS ALIENÍGENAS
Escribe
JUAN
JOSÉ GARCÍA
Fuente:
“ECOportal.net”
2 de
setiembre 2012
Alejar
la televisión de nuestras vidas no es una consigna de fanáticos
fundamentalistas, sino más bien una condición necesaria de salud mental. Un
gesto valiente que abre la posibilidad de retomar nuestra capacidad de pensar
la r
En un
mundo que intentaba recomponerse tras la segunda gran guerra, la televisión
irrumpió como una atrayente novedad tecnológica que estaba destinada a
transformar radicalmente las vidas de millones de personas. Nadie podía
sospechar entonces que se convertiría en el oráculo que dictaría la realidad
contra la evidencia de la misma realidad; “tiene que ser verdad, porque lo ha
dicho la tele” se repite desde entonces como una de las consecuencias de un
fenómeno de antropomorfización que confunde imágenes con personas. Y desde el
principio se abrió un debate de baja intensidad pero permanencia entre los
defensores y los detractores de este medio.
Con
demasiada frecuencia los detractores son en realidad defensores del medio, pues
sus argumentos acaban siendo críticos sólo con lo que denominan contenidos; si
se produjesen otro tipo de contenidos, la televisión mejoraría y se convertiría
en una excelente herramienta de desarrollo social. Su argumentación acaba
siendo la conocida posición defensora de la neutralidad de las herramientas,
frente al buen o mal uso que se puede hacer de ellas. Como si fuese posible
separar lo que llamamos forma y contenido. Aquí, más allá de un mero enunciado
persuasivo o seductor de diversas fantasmagorías, parece haber toda una
reconfiguración en términos de estructura del pensar y de hábitos sociales y
personales.
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