Escribe
GUSTAVO DUCH GUILLOT (*) Fuente “Le Monde Diplomatique” publica “Rebelion” -
Jueves 29 de noviembre 2012
(*) GUSTAVO DUCH GUILLOT (1965, Barcelona) licenciado en Veterinaria y
Postgrado en Dirección de Empresas. Coordinador de la revista Soberanía
Alimentaria, Biodiversidad y Culturas. Ha sido director de Veterinarios Sin Fronteras.
Integra Consejo Científico de ATTAC. Escribe en importantes medios alternativos
del continente. Columnista en”La Jornada” de Mexico.
Si
analizamos las agriculturas tradicionales de los mil y un ecosistemas del
Planeta tendremos una obviedad: ha evolucionado adaptándose a la disponibilidad
de agua. Sólo recorriendo el estado
español, como ejemplo, veremos el cultivo del arroz en los deltas o territorios
más húmedos, los cereales de secano de las mesetas áridas o semiáridas, y los
cultivos de regadío junto a las riberas de los ríos. Incluso en las islas
volcánicas como Lanzarote descubrimos un sorprendente caso de tal coevolución,
el cultivo de vides en conos excavados entre las pequeñas piedras de la zona,
el lapilli, que aprovecha cada una de las gotas del rocío. Los pueblos
que las diseñaron tenían presente que el agua no es sólo un recurso fundamental
para la producción de alimentos, también tenían claro que es un re-curso, un
curso que tiene que volver, preciado y ‘caído del cielo’. Será por eso que en todas las culturas y religiones el agua aparece
como elemento sagrado. En todas menos una, la cultura capitalista del negocio,
que ha desarrollado una agricultura industrializada que no piensa en el agua y
la usa hasta el derroche por encima de las capacidades de la Naturaleza de
reponerla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario