LOS HILOS DE LA ESCLAVITUD
Escriben
Nazaret Castro / Laura Villadiego – Periodistas. Respectivamente son corresponsales en América Latina y en el
Sureste asiático. Ambas fundaron el BLOG sobre consumo responsable “Carro de Combate” -
Fuente: “La Marea” 3 de enero de 2013
No es
ninguna novedad que cortar caña de azúcar es uno de los trabajos más duros que
existen. Ya era así en tiempos de la
colonización americana, cuando los barcos negreros trasladaban al trópico
americano la mano de obra de las plantaciones. Siglos después, hay cosas que no
han cambiado tanto: en la América Latina de hoy, “el latifundio multiplica los
hambrientos pero no los panes”, como escribió Maza Zavala hace cuarenta años.
Cada vez que se expande la frontera de estos cultivos, a menudo gestionados por
capital extranjero, decenas, cientos o miles de familias campesinas son
expulsadas de sus casas para habitar, casi siempre, las inmensas favelas de las
grandes urbes. En Brasil, el mayor
productor de azúcar del mundo, la industria azucarera lleva desde los años 70
anunciando la mecanización del sector. En ese país, como en la mayoría de las
plantaciones del planeta, el pago es por peso recogido, lo que obliga a
extenuantes jornadas de trabajo por un sueldo de miseria.
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