Escribe
ARAM AHARONIAN - Periodista y docente uruguayo-venezolano, director de la
revista Question, fundador de Telesur, director del Observatorio Comunicación y
Democracia (ULAC) Fuente “Rebelion”
Viernes 13 de enero 2013
Era el
día marcado para que Hugo Chávez asumiera un nuevo mandato. Pero en lugar de él, miles y miles de
venezolanos y venezolanas, con bandas presidenciales cruzando su pecho, se
juramentaban ante el soberano, porque “Chávez, chico, somos todos”. Junto al
pueblo, estaban representantes de más de una veintena de países latinoamericanos,
en un abrazo solidario. Desde El País y ABC de Madrid, La Nación de
Buenos Aires, El Tiempo de Bogotá, el Nuevo Herald de Miami se trataba de crear
confusión en el mundo sobre la situación en Venezuela. La meta, dividir a los bolivarianos, dirigentes y pueblo, en busca
del pretexto de lograr una intervención militar gringa para apoderarse del
petróleo. En Venezuela, controlar el gobierno implica controlar la
industria petrolera y la capacidad para dictaminar si con la explotación de
esos recursos naturales se beneficia a la sociedad en su conjunto o a pequeños
sectores privilegiados, como se hacía en el pasado
( La nota completa )
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