ENTRE CIENCIA Y RELIGIÓN?
Escribe
LEONARDO BOFF (*) lboff@leonardoboff.com
– 22 de febrero 2013
(*)LEONARDO BOFF (BRASIL)Teologo, filósofo y
escritor Es uno de los fundadores de la Teología de la Liberación.En 1985, la
Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el Ratzinger (hoy Papa) le
silenció por un año por su libro “La Iglesia, Carisma y Poder”, que criticaba
la Doctrina de la Iglesia . Es profesor de, ética y filosofía en Brasil.
Conferencista en muchas universidades , como Heidelberg, Harvard, Salamanca,
Barcelona, Lund, Lovaina, París, Oslo, Turín. Ha escrito más de 100 libros,
traducidos a muchas lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio
Right Livelihood
Cada
época cultural establece su diálogo con la naturaleza. Un día hace hincapié en
su carácter imponderable y por eso mágico, otro día capta su simetría profunda
y por lo tanto la naturaleza como cosmos, y otras veces incluso su aspecto
creativo, irreductible a la lógica lineal. Según
Alexandre Koyré e Ilya Prigogine, el diálogo experimental constituye la práctica
específica de la ciencia moderna. Hoy más allá de ella, parece ser la práctica
holística la que caracteriza el enfoque contemporáneo de la naturaleza.
Todas las representaciones del mundo son complementarias y ayudan a descifrar
aquello que es más que el enigma de la naturaleza, es decir, su verdadero
misterio. La cosmología antigua veía el mundo a través de la metáfora de la
pirámide. Dios ahí encajaba perfectamente, como la cumbre de todos los seres. En la cosmología moderna de A. Newton y
G. Galilei el mundo era visto como una máquina que funciona con sus leyes
deterministas. Desde hace décadas, se reconoce que el universo es un inmenso
juego de las fuerzas en interacción, una danza cósmica de partículas siempre
interdependientes, formando campos de materia y de energía cada vez más
ordenados hasta adquirir en los seres vivos autorregulación, que escapa a la
segunda ley de la termodinámica: la entropía. La flecha del tiempo, en
lugar de conducirnos al desorden máximo y a la muerte térmica, nos lleva hacia
niveles cada vez más altos de sentido y de creatividad. Es la visión de Ilya
Prigogine (premio Nobel) con sus estructuras disipativas.
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