martes, 5 de febrero de 2013

“LOS ANTIGUOS HABLABAN POCO POR MIEDO A QUE SUS ACTOS NO FUERAN COHERENTES CON SUS PALABRAS”, HOY SE HABLA MUCHO Y LA REALIDAD ACOSTUMBRA A DESMENTIR LAS PALABRAS.

CHINA ES EL PUEBLO CHINO, NO SU PIB

Escribe XULIO RÍOS (*) Fuente “Rebelión” Lunes 4 de febrero 2013

(*) XULIO RÍOS -  (Moaña, 1958) Analista, Periodista y escritor. Profundo estudioso de la sociedad china. Graduado Social y licenciado en Derecho por la Universidad de Santiago de Compostela, Director del Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional y también del Observatorio de la Política China. Autor de "China pide paso. De Hu Jintao a Xi Jinping" (Icaria, 2012).entre otros. Columnista en importantes medios de prensa.

China lleva una década inmersa en un discurso muy generoso con el reconocimiento de la necesidad, se diría que imperiosa, de corregir las desigualdades sociales, pero estas no hacen más que agravarse. Un artículo reciente en Renmin Ribao apuntaba los “misterios” que rodean la elaboración del coeficiente Gini en China. Quizás por ello, el anuncio del coeficiente Gini de Beijing se aplazó sine die. En el artículo citado, su autor, Li Xiang, daba cuenta de una horquilla que oscila entre el 0,474 oficial (2012) y el 0,61 de la Universidad de Finanzas de Chengdu (2010). La conclusión es que resulta difícil aventurar un valor exacto y reconocido, aunque sí parece claro que, sea cual sea el índice, China es uno de los países más desiguales del mundo y, por lo tanto, también más injustos. En paralelo, mientras las fuentes oficiales dejan entrever cierta ligera mejoría, las académicas apuntan a un agravamiento. A esta situación llegamos después de una década convirtiendo al ser humano en el “epicentro del desarrollo”, de reivindicación de la justicia social como dimensión indispensable del “desarrollo científico”, etcétera, etcétera. Dichas aseveraciones marcaron un punto y atrás formal con el tiempo de Jiang Zemin, fiel reflejo de la obsesión con los dígitos del crecimiento, con el aumento del PIB por bandera y el menosprecio de los efectos nocivos de la reforma como peana. Pero dichos datos revelan también el mayor fracaso del mandato de Hu Jintao.

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