jueves, 28 de febrero de 2013

QUE LOS CAPITALES SE CONCENTREN, QUE LA GENTE MUERA DE HAMBRE O VIVA EN LA INDIGENCIA. GENTE QUE SOBRA, CLARO ESTÁ, LOS MENOS APTOS, LOS QUE NO MERECEN LA VIDA, LOS NEGROS DE MIERDA QUE LE ROBAN EL CARTÓN A LA GENTE DECENTE.

LOS HIJOS DE LA PEPA

Escribe FABRICIO LOMBARDO Periodista argentino. Analista. Publica”Rebelion” Jueves 28 de febrero 2013

Las ideas cambian con el tiempo y con el transcurrir de éste se valoran aquellas de diferentes maneras. Se sabe que el liberalismo, por ejemplo –aunque cueste creerlo– tiene una historia de izquierda. El concepto parece que viene de España y está relacionado con su primera constitución, la de Cádiz, a la que apodaron “La Pepa”. Algunos dicen que la llamaron así porque fue celebrada el día de San José de 1812, y como no podían ponerle Pepe (porque la constitución al igual que la libertad, la igualdad y la fraternidad son femeninas) le pusieron Pepa. Ahora bien, todo aquel proceso puede ser visto hoy con mayor o menor simpatía, pero hay que contextualizarlo. Como dijimos, el liberalismo era la izquierda de entonces. Prohudon estaba en la panza de su madre y aún faltaban diez años para que naciera Carlos Marx. A nadie se le había ocurrido pensar todavía en la abolición de la propiedad privada de los medios de producción; más aún, recién se empezaba a pensar que la propiedad privada debía ser un derecho fundamental de todos los seres humanos, un derecho que ni siquiera el rey tenía derecho a negar. El liberalismo avanzaba hacia un nuevo sentido común, hacia una nueva visión del mundo y su gente, a la cual, además, se le prometía abolir el castigo físico y la esclavitud, entronizar la libertad individual y acceder al voto. Con el liberalismo, se suponía, aguardaba a la humanidad un futuro mejor.

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