Y LA DISPUTA DE CONSENSO SOCIAL
Escribe
JULIO C. GAMBINA (*) Fuente BLOG del autor. Publica “Rebelión” Jueves 14 de
marzo 2013
(*)GAMBINA
JULIO CESAR – Dr en Ciencias Sociales (UBA) Profesor de Economía Política en la
Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario, Presidente de la
Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP, e Integrante del
Comité Directivo del consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO.
Miembro del Consejo Académico de ATTAC-Argentina y dirige el Centro de Estudios
Formación de la Federación Judicial Argentina.
La
Iglesia es parte del poder mundial, y no sólo del poder económico. La Iglesia
disputa históricamente el consenso de la sociedad. Es una realidad a considerar en tiempos de crisis capitalista,
considerada también una crisis de civilización, ya que esta civilización
contemporánea está ordenada por el régimen del capital, o sea, por la
explotación del hombre por el hombre, por la depredación de la Naturaleza. Cuando
el sistema mundial estaba desafiado por el avance de los pueblos y el
socialismo (como forma que intentaba ser alternativa del orden mundial) se
abrió camino la teología de la liberación, en abierta confrontación con el
poder institucional de una Iglesia retrógrada. Así, la Iglesia de los pobres se mostraba desde el sur del mundo,
más precisamente desde Nuestramérica. La Iglesia oficial no podía negar este
rumbo que se abría paso entre los curas de base y habilitó un gran debate
mundial en el seno de la Iglesia. Los rumbos de la ofensiva popular
tocaban la puerta de la Institución. La respuesta contemporánea de la
Institución Iglesia fue acompañando la ofensiva capitalista para recuperar el
poder del régimen del capital. Esa ofensiva se materializó en los 80´ contra el
socialismo y los pueblos, abriendo el camino al poder reaccionario de los
Ratzinger y los Bergoglio. Con la
muerte de Chávez y millones movilizados para constituirse en sujetos por el
cumplimiento del legado revolucionario y socialista de Hugo Chávez, la Iglesia
lanza al ruedo el símbolo de un Jefe de la Iglesia nacido en el sur y
compenetrado con el proyecto del norte. El Papa argentino, Francisco I,
viene a cumplir el proyecto del poder mundial para disputar el consenso de la
sociedad, especialmente de los pueblos.
Sobre
el tema, recomendamos esta nota de Horacio Berbitzky en “Pagina 12”
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