política. De
profesión Arquitecta. Editora del informativo semanal "El Grano de
Arena" de ATTAC Internacional. Publicó “ADITAL” 24 de marzo 2013
El
papel nació en China uno o dos siglos A.C. y desde entonces su producción ha
sido tal vez el elemento que más ha contribuido al desarrollo y a la
transmisión de la cultura universal. Estamos
tan habituados a él en nuestra vida cotidiana no solo a través de la prensa,
las revistas, los libros, los folletos de propaganda, los expedientes
administrativos, judiciales, comerciales, sino también en los envoltorios, las
cajas de cartón, los empapelados como parte inescindible de nuestra existencia.
Eso significa que miles de árboles son talados, sin solución de continuidad, en
casi todo el mundo para alimentar su mercado de consumo. Y en la medida en que crece la población mundial también crece el
hambre de celulosa, aunque no siempre para transmitir conocimientos e
incentivar un sano desarrollo sino y en gran medida para incrementar el
lucro,
el desorbitado empeño en vender, cambiar, desechar artículos que la tecnología
o la moda van imponiendo para satisfacción y disfrute de algunas minorías.
Un breve recorrido por los pasos que preceden a la llegada del papel a nuestras
manos puede darnos una idea de su incidencia muchas veces destructiva de
nuestro entorno. Los principales
proveedores de la celulosa que constituye su materia prima son los árboles y
entre estos algunas especies como las coníferas y los eucaliptos de crecimiento
rápido, de fibras largas y de gran avidez hídrica. La producción de
papel provoca asimismo importantes impactos en el medio ambiente: en primer
lugar por la transformación de los bosques nativos en monocultivos forestales
en los que desaparece el sotobosque y con él toda la fauna y la flora
autóctonas. Se necesitan 100 mil
litros de agua por cada mil kilos de papel producido, agua que en gran parte
una vez contaminada se vierte en los ríos, motivo por el que la mayor parte de
las fábricas de papel, consideradas como una de las industrias más
contaminantes del mundo, se establecen a sus orillas.
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