viernes, 22 de marzo de 2013

UNA SENSACIÓN DE BENDICIÓN GENERALIZADA QUE ESTÁ A PUNTO DE ABOLIR TODOS LOS DOLORES.

POLENTA, ARROZ Y PARAÍSO

Escribe SILVANA MELO (*) Fuente ARGENPRESS Info - Agencia APE 21 de marzo 2013

 (*) SILVANA MELO nació en Olavarría el 30 de agosto de 1961. Es periodista gráfica y radial, escritora y militante social. Tiene a su cargo la Agencia de Noticias “Pelota de Trapo” (APE). agenciapelota@pelotadetrapo.org.ar . que tiene su campo de acción en areas carenciadas y marginadas recibiendo el Primer Premio Infancia 2005 en la categoría Medio de Comunicación, instituido por la Comunidad de Madrid, España.

El ardor pro papal, profundizado por la convicción umbilical argentina, ha puesto en marcha su parafernalia de la fe, la emoción y la misericordia. Y habilitó otro capítulo de la mitología de los individualismos locales en el mundo, en contraste brutal con la imposibilidad de construir en colectivo. Francisco ya es remera como Diego o el Che. Ya es pin, bandera, afiche en la 9 de Julio. Ya es peronista, revolucionario, impulsor de la Patria Grande. De “entregador” o “genocida” a piadoso salvador. El amor frenético, abonado por los virajes eclécticos del kirchnerismo y la adulatoria grosera e intencionada del resto, ha iniciado el camino de la peligrosa intangibilidad de Jorge Bergoglio. Y ha generado en el imaginario una sensación de bendición generalizada que está a punto de absolver a los pecadores más intensos, aquellos que deberían arder en los incendios infernales. Pero que suelen tener el poder adquisitivo necesario como para reservar un par de parcelas bien ubicadas en un barrio privado del Cielo. Como un manto suavecito y piadoso la sotana blanca de Francisco –que es Bergoglio, el de siempre, el que no se jugó más ni menos que tantos de sus pares púrpuras- ha cubierto a las marías a las que se les mueren los hijos en brazos y el estado las juzga y las encarcela. A las madres de niños muertos por el glifosato, el endosulfán o el agente naranja en las vecindades de la soja o los tomatales, cubre el manto a los vecinos judicializados de Famatina y al padre Quinteros, también procesado por batir campanas a la hora de salir a la calle. Habrá que desmantar la vida dura y árida otra vez, después de la efervescencia. Habrá que descubrir lo cubierto, desocultar lo ocultado. Y volver a recordarnos, todos, que las revoluciones nacen en la baldosa que pisa el pie. Que las luchas y las victorias son de este mundo y en este mundo. Que a la miseria se le opone la justa distribución de los recursos, que a la desigualdad se le opone la transformación, que al hambre se le opone la Justicia. Y no una colecta de polenta y arroz y la promesa del paraíso los domingos por la mañana.

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