EXPLOSIÓN
DE LA PLANTA DE WEST, TEXAS
(*) AMY GOODMAN
Locutora, periodista y escritora progresista de EE UU. Egresada de Harvard
University en 1984, Fundo”Democracy Now” noticiero internacional que se emite
diariamente en más de 750 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de
400 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema:
Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado
por Le Monde Diplomatique Cono Sur. Traducido por Mercedes Camps. Edición:
María Eva Blotta y Democracy Now! en español.
La
Maratón de Boston y sus repercusiones han acaparado la atención de los medios
de Estados Unidos. Sin embargo, otra
serie de explosiones ocurridas dos días más tarde, y en las que el número de
víctimas mortales fue cuatro veces mayor, tuvo mucho menos cobertura mediática.
La primera llamada al 911 llegó a las 7:29 de la tarde del miércoles 17 de
abril. Menos de 25 minutos más tarde,
una enorme explosión sacudió la planta y causó ondas de choque, escombros y
fuego en toda la localidad de West, provocando la muerte de 15 personas,
El sistema de radio de emergencias recibió la siguiente llamada: “Necesitamos
todas las ambulancias posibles en este momento. Acaba de explotar una bomba aquí dentro. La situación es muy grave.
Muchos bomberos están en el suelo”. Se formó una nube en forma de hongo
en el cielo. La explosión fue de una magnitud de 2,1 en la
escala de Richter,
equivalente a un pequeño terremoto. Las
llamadas al 911 no dejaban de llegar. La gente denunciaba que había estallado
una bomba, que muchos estaban heridos y otros envueltos en una nube tóxica.
Entre 60 y 80 casas fueron sacudidas por la explosión. La explosión de la planta de West Fertilizer
sucedió apenas un día después del 66° aniversario del llamado “desastre de la
ciudad de Texas”, considerado como el peor accidente industrial en la historia
de Estados Unidos. Dos mil trescientas
toneladas de nitrato de amonio destinado a Francia como parte del Plan Marshall
para la reconstrucción y ayuda de Europa se prendieron fuego a bordo del buque
SS Grandcamp. La explosión que ocurrió a continuación dejó un saldo de al menos
581 muertos y 5.000 heridos, y destruyó 500 hogares. Cabría pensar que Texas es
sensible a los riesgos potenciales de este peligroso químico.
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