sábado, 20 de abril de 2013

“NINGUNA BANDERA ES LO SUFICIENTEMENTE GRANDE COMO PARA CUBRIR LA VERGÜENZA DEL ASESINATO DE PERSONAS INOCENTES”.

MARATÓN DE BOSTON:
PATRIOTAS Y ACTIVISTAS POR LA PAZ
SOCORREN A LAS VÍCTIMAS DEL ATENTADO


Escribe AMY GOODMAN (*) Redactora Democracy Now! – 20º de abril 2013

(*) AMY GOODMAN Locutora, periodista y escritora progresista de EE UU. Egresada de Harvard University en 1984, Fundo”Democracy Now” noticiero internacional que se emite diariamente en más de 750 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 400 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur. Traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español.

El lunes fue el Día del Patriota en Massachusetts, que conmemora el comienzo de la Guerra de la Independencia de Estados Unidos en 1775 en dos batallas celebradas en ese estado. También es el día en que se celebra la maratón anual de Boston, capital de Massachusetts, que ahora, lamentablemente, pasará a la historia como otro episodio de violencia desmedida sin sentido. La imagen de Martin Richard dio la vuelta al mundo desde que murió ese día. La foto muestra al niño de 8 años de edad con una pancarta, que él mismo escribió, con la leyenda: “No lastimen a más personas. Queremos paz”. La familia Richard estaba mirando la maratón cuando detonó la bomba. Su madre, Denise, y su hermana, Jane, sufrieron
heridas graves. Su padre, Bill, sufrió heridas de metralla. El hermano mayor de Martin, Henry, no resultó herido, al menos no físicamente. Al otro lado de la calle donde ocurrió la explosión, Carlos Arredondo y su esposa, Melida, observaban desde las gradas. Estaban esperando a un miembro de la Guardia Nacional que corría la maratón en honor al hijo de Carlos, Alex Arredondo, un infante de marina de Estados Unidos que murió en la batalla de Nayaf, en Irak, en agosto de 2004. En aquel entonces, inmediatamente después de enterarse de la muerte de su hijo, Carlos se metió en su camioneta y la prendió fuego. Sobrevivió, a pesar de haber sufrido quemaduras graves, y desde entonces se dedica al activismo por la paz, viajando por Estados Unidos con un ataúd envuelto en la bandera de Estados Unidos en honor a su hijo. En 2011, siete años después de haber perdido a su hijo Alex, su hijo menor, Brian, quien sufrió depresión tras la muerte de Alex, se suicidó.

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