lunes, 27 de mayo de 2013

DIEZ AÑOS QUE DEJARON PROFUNDS HERIDAS

  ARGENTINA  
LA DÉCADA EXTRACTIVA (1)


Escribe DARÍO ARANDA(*) 
Fuente “COM.AMBIENTAL” http://www.comambiental.com.ar/   
24 de mayo 2013

 (*)DARIO ARANDA (Argentina) Periodista de ”Página/12” de Buenos Aires. Militante y defensor y especializado en analisas de las causas de los pueblos originarios y del medio ambiente..Escritor con varias obras editadas en esas temáticas. Ha dicho que…”“La escuela actual te educa para los agronegocios. Necesitamos otra educación, que enseñe que el campo es más que soja…”

Soja, minería, monocultivo de árboles y petróleo. Desalojos, fumigaciones, desmontes y tierra en pocas manos. Represión sobre campesinos, indígenas y asambleas. Las corporaciones y los asesinatos en el campo profundo. El monocultivo de soja abarcaba 12 millones de hectáreas en 2003 y, en diez años, pasó a ocupar 20 millones de hectáreas. La minería también fue por más: de 40 proyectos se pasó a 600 (creció 150 0 por ciento). Sólo dos cifras, y dos actividades, que confirman el avance en la última década del extractivismo  La soja transgénica, fue aprobada en 1996 en el Gobierno de Carlos Menen. El Estado no realizó estudios propios. Basó su aprobación en informes de las propias
empresas. El Plan presentado en aumenta 60 por ciento de la producción granaría. En Neuquén y Chubut ya se planifica soja y maíz transgénicos. El uso de agrotóxicos alcanza  a 300 millones de litros por año.   Al menos 200 mil familias expulsadas del campo, denuncia el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI-VC). A su vez, datos del propia INTA confirman la concentración de tierras: el dos por ciento de las explotaciones agropecuarias representa el 50 por ciento de la tierra. El 57 por ciento de las explotaciones   tienen sólo el tres por ciento. En Argentina se da una reforma agraria, pero al revés: muy pocos tienen casi todo, muchos no tienen casi nada. “En los últimos diez años las políticas públicas a favor de los sectores populares y de los mercados internos han brindado alivio a la resistencia de las economías campesinas-indígenas pero aún falta. El gigantesco avance de la frontera agropecuaria se acompañó de concentración de la tierra, monocultivo de soja y la commoditización de nuestro campo”, afirma el comunicado.

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