sábado, 18 de mayo de 2013

LA “CONDICIÓN HUMANA” SE DEFINE SOBRE TODO, PUES, POR SU CARÁCTER LIMITADO

TIEMPO, TECNOLOGÍA, CAPITALISMO
ADIÓS A LAS COSAS


Escribe 
SANTIAGO ALBA RICO (*) 
Fuente 
“Revista Ecologista Nº 76” 
Publica “Rebelión” 
Sabado 18 de mayo 2013

(*) SANTIAGO ALBA RICO (ESPAÑA) es un escritor, ensayista y filósofo español nacido en Madrid en 1960. De formación marxista  ha publicado varios libros de ensayo sobre filosofía, antropología y política.  Redactor en varias revistas y medios   como Gara, Archipiélago. Cuadernos de crítica de la cultura, LDNM, el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe. Rebelion, etc.  Tradujo al castellano   autores árabes, como el poeta egicpio Naguib Surur o al escritor iraquí Mohamed Judayr. Actualmente reside en Túnez.

Algunas veces he descrito la “condición antropológica” del ser humano, hoy casi rebasada por completo, como una “mesopotamia de la evolución”, entre la subhumanidad del hambre y la sobrehumanidad del “consumo”, Una victoria definitiva de la humanidad sobre la naturaleza -también sobre la naturaleza interior- conduciría a ese “entontecimiento del hombre por el hombre” del que hablaba Levi-Strauss y, en consecuencia, a la extinción cultural y material del ser humano.La “condición humana” se define sobre todo, pues, por su carácter limitado. Del lado de la naturaleza, su residencia en un cuerpo mortal limita la existencia individual a un
brevísimo período de tiempo (entre 40 y 80 años, según época y país). En todo caso, si hay que definir al ser humano de alguna manera habrá que hacerlo como una criatura muy limitada y obsesionada además con los límites: obsesionada con la búsqueda de límites (lo que llamamos ciencia) y obsesionada con el establecimiento de límites (lo que llamamos cultura en su sentido amplio: desde el cultivo de la tierra hasta la creación de instituciones). Pues bien, lo que caracteriza al capitalismo, y a su tecnología ancilar, es justamente la rebelión contra los límites. Esta íntima acucia libertaria, cuyo héroe central es Prometeo desencadenado, ha desconcertado a menudo a una tradición de izquierdas fascinada por el desarrollo de las fuerzas productivas. El capitalismo es una tiranía, digamos, que se rebela sin interrupción contra los tres límites que, frente a ella, deberíamos conservar y defender como condición de todo contrato social: la tierra, los cuerpos y la ley. Pensamos con la tierra; imaginamos con el cuerpo; memorizamos con la ley. Estos tres límites pueden reducirse, a su vez, a uno anterior, una especie de hueso o carne viva de la existencia general: el Tiempo.
El capitalismo es sobre todo una lucha contra el Tiempo; una lucha paradójica, pues en realidad, como veremos enseguida, nos disuelve para siempre en su flujo biológico.
( La nota completa de Santiago Alba Rico )

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