ADIÓS
A LAS COSAS
Escribe
SANTIAGO ALBA RICO (*)
Fuente
“Revista Ecologista Nº 76”
Publica “Rebelión”
“Revista Ecologista Nº 76”
Publica “Rebelión”
Sabado 18 de mayo 2013
(*) SANTIAGO ALBA RICO (ESPAÑA) es un escritor, ensayista y
filósofo español nacido en Madrid en 1960. De formación marxista ha publicado varios libros de ensayo sobre
filosofía, antropología y política.
Redactor en varias revistas y medios
como Gara, Archipiélago. Cuadernos de crítica de la cultura, LDNM, el
Comité de Solidaridad con la Causa Árabe. Rebelion, etc. Tradujo al castellano autores árabes, como el poeta egicpio Naguib
Surur o al escritor iraquí Mohamed Judayr. Actualmente reside en Túnez.
Algunas
veces he descrito la “condición antropológica” del ser humano, hoy casi
rebasada por completo, como una “mesopotamia de la evolución”, entre la subhumanidad
del hambre y la sobrehumanidad del “consumo”, Una victoria definitiva de la humanidad sobre la naturaleza -también
sobre la naturaleza interior- conduciría a ese “entontecimiento del hombre por
el hombre” del que hablaba Levi-Strauss y, en consecuencia, a la extinción
cultural y material del ser humano.La “condición humana” se define
sobre todo, pues, por su carácter limitado. Del lado de la naturaleza, su
residencia en un cuerpo mortal limita la existencia individual a un
brevísimo
período de tiempo (entre 40 y 80 años, según época y país). En todo caso, si hay que definir al ser
humano de alguna manera habrá que hacerlo como una criatura muy limitada y
obsesionada además con los límites: obsesionada con la búsqueda de límites (lo
que llamamos ciencia) y obsesionada con el establecimiento de límites (lo que
llamamos cultura en su sentido amplio: desde el cultivo de la tierra hasta la
creación de instituciones). Pues bien, lo que caracteriza al
capitalismo, y a su tecnología ancilar, es justamente la rebelión contra los
límites. Esta íntima acucia libertaria, cuyo héroe central es Prometeo
desencadenado, ha desconcertado a menudo a una tradición de izquierdas
fascinada por el desarrollo de las fuerzas productivas. El capitalismo es una tiranía, digamos, que se rebela sin
interrupción contra los tres límites que, frente a ella, deberíamos conservar y
defender como condición de todo contrato social: la tierra, los cuerpos y la
ley. Pensamos con la tierra; imaginamos con el cuerpo; memorizamos con la ley.
Estos tres límites pueden reducirse, a su vez, a uno anterior, una especie de
hueso o carne viva de la existencia general: el Tiempo.
El
capitalismo es sobre todo una lucha contra el Tiempo; una lucha paradójica,
pues en realidad, como veremos enseguida, nos disuelve para siempre en su flujo
biológico.
( La nota completa de Santiago Alba Rico )
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