martes, 25 de junio de 2013

LA NUEVA “INTEGRACIÓN” ES OPUESTA A LA BOLIVARIANA.

DEL PURGATORIO SIRIO 
AL ATLANTISMO DE LA
ALIANZA DEL PACÍFICO

Escribe  
GUSTAVO HERREN (*)
 Fuente “ARGENPRESS” 
 http://www.argenpress.info/ 
 lunes, 24 de junio de 2013

 (*) GUSTAVO HERREN – (Argentina)| Analista. Periodista. Intregra “Red Voltaire”  Licenciado en Ciencias (UBA). Integrante de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) Integrantes de CHE | “Comunicación Humanitaria Estratégica”.  Autor  de “Libia libre, y la nueva esclavitud imperialista” “La escalera del diablo Nixon, Reagan, Bush” integra equipo.editor de “Tácticas de Guerra Psicológica de Estados Unidos para el derrocamiento de gobiernos” entre otros titulos. 

Sin perder generalidad sobre la complejidad del conflicto sirio, una visión que involucre a las grandes potencias muestra que la dinámica de la intervención de Estados Unidos y los atlantistas en Siria, está correlacionada con la reacción de Rusia, con las nuevas prioridades respecto a China y es concomitante a su vez, con un encadenamiento de eventos que toma al Pacífico como espacio de conexión. Washington está reimpulsando el libre comercio entre ambas costas, las de Asia/Australia/Nueva Zelanda con las de América Latina, donde se proyecta con la Alianza del Pacífico (AP). El proceso económico requiere de un importante despliegue naval y presencia militar, que es afín a la nueva contraofensiva de espectro completo en América del Sur y el Caribe. El proyecto estratégico de Washington apunta prioritariamente a aumentar su influencia en Asia-Pacífico y dentro de éste la proyección hacia América-Pacífico con una expansión militar, tratados de libre comercio y múltiples acuerdos diplomáticos de todo tipo de acercamiento y cooperación, que se cierra en la Alianza del Pacífico con un rol fundamental como caballo de Troya imperial para toda Latinoamérica. Integrada inicialmente por México, Colombia (que busca ingresar en la Alianza Transatlántica), Perú, Chile y próximamente Costa Rica, Salvador, Uruguay ('despechado' por Brasil y Argentina), Guatemala, Honduras, Paraguay, Panamá y Canadá, y tomando el Pacífico como conexión


los otros candidatos son Japón, Nueva Zelanda y Australia; tampoco están quedando fuera europeos como España y Portugal y atlantistas como Francia y Estados Unidos. Es decir, tomando el nombre de la integración Latinoamericana proclamado por los gobiernos progresistas, que en lo comercial apunta a una apertura del comercio complementaria sin afectar los mercados internos, aunque acotada por las discrepancias comerciales que surgen por la heterogeneidad de sus economías, la nueva integración es conceptualmente opuesta a la bolivariana. Busca reimpulsar entre otros, un acuerdo gestado en 2005 en el Pacífico occidental (TPP) y adaptarlo con otro (AP) nacido en 2012 en su costa oriental pero que se basan en una 'integración' imbricada en un festival del libre comercio diversificado entre los países (a diferencia del la unicidad del ALCA, en este caso Washington promueve sus intereses detrás de terceros), pero que en última instancia involucra al libre mercado de las grandes potencias occidentales liberales, a sus transnacionales y grandes bancos que con sus asimetrías han empobrecido y saqueado a Latinoamérica por siglos.
(El análisis completo de Gustavo Herren )

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