sábado, 6 de julio de 2013

DRAMAS QUE SE PREPARAN PARA LA TIERRA, LA BIOSFERA Y EL DESTINO DE NUESTRA CIVILIZACIÓN

LOS PROFETAS LEEN EL PRESENTE 
Y ANTICIPAN EL FUTURO

Escribe LEONARDO BOFF (*) lboff@leonardoboff.com  Viernes 5 de julio 2013

(*)LEONARDO BOFF (BRASIL) Teólogo, filósofo y escritor Uno de los fundadores de la Teología de la Liberación. n 1985, la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el Ratzinger (ex Papa) le silenció por un año por su libro “La Iglesia, Carisma y Poder” . Profesor de, ética y filosofía en Brasil. Conferencista en muchas universidades, como Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund, Lovaina, París, Oslo, Turín. Escribió más de 100 libros, traducidos a muchas lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le otorgó el premio Right Livelihood

Profeta en sentido bíblico no es en primer lugar aquel que prevé el futuro. Es aquel que analiza el presente, identifica tendencias, generalmente desviadas, hace advertencias y hasta amenazas. Anuncia el juicio de Dios sobre el curso A partir de las tendencias captadas, hace previsiones para el futuro. En el fondo afirma: si continúa este tipo de comportamiento de los dirigentes y del pueblo sucederán fatales desgracias. Éstas son consecuencia de las
violaciones de leyes sagradas. Y ahí proyectan escenarios dramáticos que tienen una función pedagógica: hacer entrar a todos en razón y en la observancia de lo que es justo y recto delante de Dios y de la naturaleza. Leyendo a algunos profetas del Antiguo Testamento y también advertencias de Jesús sobre la situación de los tiempos futuros, casi espontáneamente nos acordamos de nuestros dirigentes y de su comportamiento irresponsable ante los dramas que se están preparando para la Tierra, para la biosfera y para el eventual destino de nuestra civilización. Hace días en algunas partes del mundo se ha roto la barrera considerada como la línea roja que debería ser respetada a toda costa: Alcanzado este nivel, difícilmente el clima calentado volverá atrás. Se estabilizará y podrá seguir subiendo. La Tierra quedará calentada unos dos grados centígrados, o más. Muchos organismos vivos no conseguirán adaptarse, pues no tienen cómo minimizar los efectos negativos, y acabarán desapareciendo. La desertificación se acelerará; se perderán cosechas, miles de personas tendrán que abandonar sus lugares a causa del calor
insoportable y la imposibilidad de garantizar su alimentación. En un contexto así leo al profeta Isaías. Vivió en el siglo VIII a. C., uno de los periodos más conturbados de la historia. Israel se encontraba exprimida entre dos potencias, Egipto y Asiria, que se disputaban la hegemonía. Tan pronto era invadido por una de estas potencias como por la otra, dejando un rastro de devastación y de muerte. En este contexto dramático Isaías escribe un capítulo entero, el 24, en una línea de devastación ecológica. Las descripciones se asemejan a lo que puede sucedernos a nosotros si las naciones del mundo no se organizan para parar el calentamiento global, especialmente el abrupto, ya avisado por notables científicos, que podría ocurrir antes de finales del presente siglo. Si efectivamente ocurriera, la especie humana correría un gran riesgo de ser diezmada y de que se destruyera gran parte de la biosfera
( Reflexion completa de Leonardo Boff )

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