Escribe JESÚS GONZÁLEZ PAZOS (*) Fuente Revista “PUEBLOS” http://www.revistapueblos.org/ 10 de Julio 2013
(*) JESUS GONZÁLEZ PAZOS, (País Vasco),Catedratico, escritor, periodista, Es licenciado en
Antropología y Etnología. Especialista Universitario en Derechos Humanos y
postgrado en Movimientos Sociales. Responsable Área Pueblos Indígenas de
Mugarik Gabe, Autor de “Bolivia. La construcción de un país indígena”
(Barcelona, Icaria Antrazyt),
Se celebró en Neuquén, territorio mapuche en
Argentina, un encuentro internacional
sobre estrategias indígenas para la defensa de sus derechos. Al mismo acudían
organizaciones de diferentes países del continente americano a fin de compartir
problemas y avances en sus respectivas luchas, así como dialogar sobre las
posibilidades de fortalecer la coordinación. Esto último, desde la
constatación de la coincidencia de las violaciones de derechos que sufren,
especialmente las referidas a sus territorios y a
la entrada en los mismos de
las transnacionales extractivas, con el beneplácito de los respectivos
gobiernos. Un cartel que presidió una
de las primeras sesiones de este encuentro tenía como título el de este mismo
texto, salvo por el tiempo verbal: «Vidas indígenas, se las llevó el modelo».
Mostraba fotografías de las personas indígenas muertas en estos últimos cuatro
años en Argentina como resultado de la represión policial y otros ataques
similares contra estos pueblos. Continuaba el escrito del cartel
señalando además que se podría hablar de miles de «hermanos y hermanas» que hoy
todavía mueren por enfermedades como la pobreza impuesta a muchas comunidades,
la malaria o la tuberculosis. Pero también
de los miles, no contabilizados por ninguna estadística oficial, que mueren a
causa del glifosato con el que se fumiga los inmensos campos de soja en que
países como Paraguay o la propia Argentina convierten miles de hectáreas de
territorios indígenas tras favorecer la expulsión de sus habitantes originarios
o, simplemente, arrinconarlos en mínimos espacios que acotan sus posibilidades
de sobrevivencia. Mismo caso y situación creada para otras miles de muertes
y personas enfermas por el cianuro de la megaminería o los metales pesados
derivados de la explotación descontrolada de los hidrocarburos y que, en ambos
casos, contaminan de forma intensa las tierras y las aguas. Ahí está el caso de la empresa
Chevron-Texaco que ha sido condenada por los tribunales a pagar una
indemnización multimillonaria a los pueblos cofán, siona y criollo (más de
30.000 personas) de la Amazonía ecuatoriana por la criminal contaminación allí
dejada tras años de explotación hidrocarburífera. Por supuesto, esta
transnacional petrolera se niega a pagar y busca todos los subterfugios
posibles, con la cobertura de muchas leyes internacionales favorables a este
tipo de empresas, así como sus presiones políticas, para no responder a sus
responsabilidades.
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