jueves, 5 de septiembre de 2013

EN 1963 VIÓ A DE EE.UU. COMO “EL MÁXIMO AGENTE DE VIOLENCIA EN EL MUNDO…”

LO QUE NO SE DIJO 
SOBRE MARTIN LUTHER KING

Escribe
VICENÇ NAVARRO (*) 
Fuente: 
BLOG en “Publico.es” 
3 de septiembre 2013

 (*) VICENÇ NAVARRO (http://www.vnavarro.org/ ) Catedrático de Economía en la Universidad de Barcelona. Actualmente es Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Pompeu Fabra (Barcelona, España). También profesor de Políticas Públicas en The Johns Hopkins University Dirige el Programa en Políticas Públicas y Sociales patrocinado conjuntamente por la Universidad Pompeu Fabra y The Johns Hopkins University. Uno de los investigadores españoles más citados en la literatura científica internacional en ciencias sociales


A raíz del cincuenta aniversario de la Marcha de Washington, donde el Reverendo Martin Luther King dio su famoso discurso “Yo tengo un sueño” (I Have a Dream), se han escrito muchos reportajes, tanto en EEUU como en España, sobre aquella marcha y sobre Martin Luther King, refiriéndose a este último como una figura inspiracional que, actuando como la conciencia de la nación estadounidense, exigió a aquell
a sociedad el fin de la discriminación contra la población negra, de origen africano. Es difícil ver u oír aquel discurso sin conectar con su causa. Ahora bien, esta imagen inspiracional de Martin Luther King se ha construido a costa de olvidar y hacer olvidar a otro Martin Luther King, el Martin Luther King real, que veía esta discriminación como resultado de unas relaciones de poder basadas en una explotación, no solo de raza, sino también de clase social. Se ha silenciado que
Martin Luther King (a partir de ahora MLK) fue un socialista que, sin lugar a dudas, hubiera sido muy crítico con las sucesivas políticas, tanto domésticas como internacionales, llevadas a cabo durante todos estos años por los gobiernos federales, incluyendo la Administración Obama. MLK estuvo en contra de la guerra del Vietnam, como hubiera estado en contra de las guerras de Irak y Afganistán, y no solo por su pacifismo, sino también por su antimilitarismo y antiimperialismo. Definió al gobierno de EEUU como “el máximo agente de violencia hoy en el mundo… gastándose más en los instrumentos de muerte y destrucción que en programas sociales vitales para las clases populares del país”. Era profundamente anticapitalista, como consta en su discurso de que “deberíamos denunciar a aquellos que se resisten a perde
r sus privilegios y placeres que vienen junto a los beneficios adquiridos de sus inversiones, extrayendo su riqueza a través de la explotación”. Y en 1967 condenó con toda contundencia los tres diablos que –a su parecer- “caracterizaban al sistema de poder estadounidense, a saber, el racismo, la explotación económica y el militarismo”, acentuando que “las mismas fuerzas que consiguen enormes beneficios a través de las guerras son las responsables de la enorme pobreza en nuestro país” (todas estas notas proceden del excelente artículo de Michael Parenti “I Have a Dream, a Blurred Vision”, 29.08.13). Y su último discurso, en apoyo de las reivindicaciones de los trabajadores de los servicios de saneamiento que estaban en huelga, concluyó con la famosa frase de que “la lucha central en EEUU es la lucha de clases”. Dos semanas más tarde fue asesinado, sin que nunca se haya aclarado tal hecho. Una persona fugitiva de la cárcel de Missouri, James Earl Ray, fue acusado de asesinarle. Fue detenido en el aeropuerto de Heathrow, en Londres, con gran cantidad de dinero en su posesión. Nunca se aclaró quién dio ese dinero.
(Nota de Vicenç Navarro)

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