QUE ORQUESTO EL GOLPE EN CHILE
DAVID BROOKS (*)
Corresponsal en EE. UU.
Fuente
“La Jornada” de México
12 de setiembre 2013
(*)
DAVID BROOKS
(Toronto, 11 de agosto de 1961), periodista canadiense-estadounidense
especializado en política. Columnista del New York Times y PBS, NYT entre otras Agencias.. Ha sido redactor jefe del Weekly Standard y
colaborador en Newsweek y Atlantic .Corresponsal en Estados Unidos
de “La Jornada” de México. Entre varios otros medios Autor del bestseller “The
Social Animal”
(“El animal social”)
Mientras
todos aquí se preparan para el aniversario de los atentados del 11 de
septiembre de 2001 –con las tradicionales columnas de luz que suben al infinito
desde donde estaban las Torres Gemelas y los ensayados programas oficiales– el
otro 11 de septiembre, el golpe de Estado en Chile que hoy cumple 40 años, casi
no existe en este país, cuyo gobierno participó directamente en el
derrocamiento de un gobierno democrático. Henry Kissinger, asesor de Seguridad
Nacional del entonces presidente Richard Nixon, comentó al ser electo Salvador
Allende: no veo por qué quedarnos quietos y observar a un país volverse
comunista por la irresponsabilidad de su propio pueblo. Los asuntos son
demasiado importantes como para dejar que los votantes chilenos decidan por sí
mismos. Dicho y hecho. Washington fomentó, apoyó y colaboró en los eventos
sangrientos –asesinatos, tortura, desapariciones– que marcaron el régimen de la
junta militar de Augusto Pinochet a lo largo de sus 17 años en el poder. Según
documentos oficiales desclasificados por la organización de investigaciones
National Security Archive, se comprueba el papel de Washington durante el
gobierno de Nixon. Por ejemplo, en 1970, el subdirector de la CIA para
planeación escribió: “es política firme y continua que Allende sea derrocado
por un golpe… Es imperativo que estas acciones sean implementadas de manera
clandestina y segura para que la mano del gobierno de Estados Unidos… quede
bien oculta”. (Los documentos desclasificados sobre Chile).La participación
estadunidense y su responsabilidad siguen impunes hasta hoy. Pero el histórico
arresto de Pinochet en Gran Bretaña en 1998 por órdenes de un juez español en
respuesta a
demandas de víctimas de la dictadura marcó un parte aguas en la
evolución de la jurisdicción universal en casos de derechos humanos que no deja
de asustar, y a veces hasta hace temblar, a figuras políticas, incluidos
estadunidenses, que gozan de impunidad por su participación y complicidad en
actos considerados crímenes de lesa humanidad. Los ecos de esto, y la
insistencia de justicia de las víctimas, se siguen escuchando en Estados
Unidos, afirman abogados, investigadores y activistas que aún exigen un rendimiento
de cuentas y que se reunieron en Nueva York el lunes para recordar el
aniversario del otro 11-S. El juez Baltazar Garzón y su contraparte chilena
Juan Guzmán, así como los abogados Joan Garcés y sir Geoffrey Bindman,
recordaron en un foro el proceso que encabezaron para perseguir y arrestar a
Pinochet, donde enfatizaron que fue la labor incansable de las víctimas por
obtener justicia lo que impulsó este caso contra Pinochet.( La nota de David
Brook )
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