LA FIGURA DEL PADRE
Y VIOLENCIA EN LA SOCIEDAD
Escribe
LEONARDO BOFF (*)
Viernes 27 de septiembre
2013
(*)LEONARDO BOFF (BRASIL) Teólogo, filósofo y
escritor Uno de los fundadores de la Teología de la Liberación. n 1985, la
Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el Ratzinger (ex Papa) le
silenció por un año por su libro “La Iglesia, Carisma y Poder” . Profesor de,
ética y filosofía en Brasil. Conferencista en muchas universidades, como
Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund, Lovaina, París, Oslo, Turín. Escribió
más de 100 libros, traducidos a muchas lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le
otorgó el premio Right Livelihood
Es conocida la crisis de la figura paterna en
la sociedad contemporánea. Por su función parental es el principal creador de
límites para los hijos e hijas. Su eclipse ha provocado entre los jóvenes en
las escuelas y en la sociedad un aumento de la violencia, que es precisamente
la falta de consideración de límites.El debilitamiento de la figura del padre
ha desestabilizado la familia. Los divorcios han aumentado de
tal manera que ha
surgido una verdadera sociedad de familias de divorciados. No sólo ha ocurrido
el eclipse del padre, sino también la muerte social del padre. La ausencia del
padre es, a todas luces, inaceptable. Desestructura a los hijos e hijas, borra
el rumbo a la vida, debilita la voluntad de asumir un proyecto y conseguir una
vida autónoma. Es urgente reinventar la figura del padre sobre otras bases.
Para ello, en primer lugar es de importancia fundamental distinguir entre los
modelos de padre y el principio antropológico de padre. Esta distinción, pasada
por alto en muchas discusiones, incluso científicas, nos ayuda a evitar
malentendidos y a rescatar el valor inalienable y permanente de la figura del
padre. La tradición psicoanalítica dejó claro que el padre es el responsable de
la primera y necesaria ruptura de la intimidad madre-hijo/hija y la
introducción del hijo/hija en otro continente, el transpersonal de los
hermanos/hermanas, abuelos, familiares y otras personas de la sociedad. En el
orden transpersonal y social prevalece el orden y la disciplina, el derecho, el
deber, la autoridad y los límites deben valer entre un grupo
y otro. Aquí la
gente trabaja, entra en conflictos y realiza proyectos de vida. Por esta razón,
los hijos/as deben demostrar seguridad, valor y disposición a hacer
sacrificios, ya sea para superar las dificultades o para lograr algún objetivo.
El padre es el arquetipo y la encarnación simbólica de estas actitudes. Es el
puente hacia el mundo social y transpersonal. El niño, al entrar en ese mundo
nuevo, debe poder orientarse por alguien. Si le falta esta referencia, se
siente inseguro, perdido, sin iniciativa.Es en
este momento cuando se establece un proceso de importancia fundamental para la
psique del niño con consecuencias para toda la vida: el reconocimiento de la
autoridad y la aceptación de los límites, que se adquiere a través de la figura
del padre. El niño viene de la experiencia de la madre, del regazo, de la
satisfacción de sus deseos, del calor de la intimidad en el que todo es seguro,
en una especie de paraíso original. Ahora, tiene que aprender algo nuevo: que
este nuevo mundo no prolonga simplemente el de la madre; que en él hay
conflictos y límites. Es el padre quien conduce al niño a reconocer esta
dimensión. Con su vida y su ejemplo, el padre aparece como portador de autoridad
capaz de imponer límites y establecer responsabilidades.
(La
reflexión de Leonardo Boff)
No hay comentarios:
Publicar un comentario