viernes, 27 de septiembre de 2013

OBAMA NO PERDIO LAS GANAS. RUSIA INICIÓ UN PARÉNTESIS DIPLOMÁTICO

¿Y LOS ARSENALES QUÍMICOS 
DE EE.UU., RUSIA, ISRAEL?

Escribe  
JUAN GELMAN (*) 
Fuente “Página 12” Buenos Aires
 27 de septiembre 2013

(*)JUAN GELMAN (Bs. As. 1930) poeta y periodista argentino. Autor de varios libros de gran éxito.  Premio Cervantes en 2007. El escritor ecuatoriano Jorge Enrique Adoum lo ha calificado como "el mayor poeta vivo de habla hispana". Se graduó de Quimico en la Universidad de Buenos Aires.  Uno de los fundadores del grupo de poetas “El pan duro”. En 1966 comenzó su actividad  como periodista, publicando habitualmente en medios de América y Europa.. Estuvo exiliado en la Dictadura retorno a la Argentina en 1988. Decidió radicarse en México, donde reside.

El secretario de Estado John Kerry le dictó a Siria un plazo de siete días para proporcionar su inventario de armas químicas. Ninguna ley o resolución de las Naciones Unidas establece un plazo tan perentorio para ello –el lapso normal se estima en 60 días–, pero Damasco causó el asombro de Washington: proporcionó la lista requerida un día antes de su vencimiento (www.mcclatchydc.com, 20-9-13). También dejó mal parado a Moscú: Putin había expresado su desconfianza en que esto fuera posible. Los funcionarios estadounidenses que cotejaron los datos pertinentes brindados por la Organización para la prohibición de las armas químicas (OPAQ) señalaron que la relación presentada por el gobierno de Bashar al Assad es “sorprendentemente completa” (//edition.cnn.com, 21-9-13). La OPAQ tiene su sede en los Países Bajos y está
encargada de la aplicación de la Convención de la ONU sobre la prohibición del desarrollo, producción, almacenaje y uso de armas químicas y sobre su destrucción, vigente desde abril de 1997. Estas presiones a Siria del Este y del Oeste no disimulan hechos manifiestos de los que las ejercen. EE.UU. incumplió la meta fijada para 2012 por la Convención que le imponía destruir lo que resta de su propio arsenal de armas químicas, y nunca apuró a Israel, su gran aliado de Medio Oriente, para que ratificara dicho tratado, que firmó en 1993; la sola firma no lo convierte en Estado Parte vinculante. Washington acabó con el 90 por ciento de su arsenal químico declarado cuando firmó la Convención en 1993, pero aún posee unas 3000 toneladas de esas armas
que sigue almacenando. Rusia, por su parte, liquidó el 60 por ciento de sus reservas, pero todavía conserva unas 16.000 toneladas, según estimaciones de la OPAQ (www.washingtonpost.com, 22-9-13). Haced lo que yo digo, pero no lo que yo hago. Se podrá aducir que ni Washington ni Moscú hacen uso de esas armas, pero aún se recuerda que cuando Irak invadió a Irán en los años ’80, Saddam Hussein las empleó a gusto abastecido por EE.UU. Por otra parte, estos retrasos de las dos grandes potencias en terminar con sus respectivos arsenales químicos aseguran la cobertura y el silencio de Israel sobre sus armas químicas y nucleares. Shlomo Aronson, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Hebrea y experto en armas nucleares israelíes, señaló que “la razón por la que Israel no hace público el hecho de que tiene armas nucleares y químicas es porque así se asegura de que no entren en el discurso público, mientras que sus vecinos se dan por enterados de que atacarnos tendría un precio muy alto” (www.abc.es, 17-9-13). De los 183 países que firmaron la Convención, sólo Israel y Myanmar no la ratificaron.

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