lunes, 7 de octubre de 2013

CAPITALISMO:NEGACIÓN DE TODO LO QUE NOS CONSTITUYE COMO HUMANOS

SIMPLEMENTE, CANALLA

Escribe  
BERNARDO PÉREZ ANDREO (*) 
Fuente Blog del autor 
 Publica “Rebelión” 
6 de octubre 2013

(*) BERNARDO PÉREZ ANDREO. Teólogo, Escritor, Filósofo y profesor de la Universidad Antonianum de Roma.,  Profesor Titular de Teología, Centro agregado a Facultad de Teología Instituto Teológico de Murcia OFM. Autor de “Un mundo en quiebra. De la globalización a otro mundo (im)posible,”! Ed. La Catarata, Madrid, 2011, “Descodificando a. Jesús de Nazaret.”Colección “Rara Avis.” Según el autor, vivimos en un mundo en quiebra, dentro de una organización sociopolítica e histórica que está llegando a su fin. La economía existe como instrumento para gestionar la escasez.”


Dice Chesterton que los marxistas llaman "Capitalista cuando cualquier cristiano le hubiera llamado canalla" (La utopía capitalista y otros ensayos, Palabra, Madrid 2013, 168).  Dice bien
Chesterton y dice más todavía que la crítica social al modelo de comportamiento capitalista. El gran mal del capitalismo es que es una negación de todo lo que nos constituye como humanos, de ahí que un capitalista no es sino un canalla, un ser vil y despreciable apegado a las más burdas pasiones e incapaz de ver más allá de sus deseos irrefrenables. Se puede ser marxista o liberal, de derechas o de izquierdas y se estará en un error, pero no se estará contra la humanidad por ello. El marxista comete el error del reduccionismo materialista y/o sociológico, pero es un error no un crimen; el liberal comete el error del individualismo y el pesimismo antropológico, pero es un error no un crimen; el de derechas comete el error del inmovilismo, pero es un error únicamente; el de izquierdas comete el error del progresismo, pero también es solo un error. El capitalismo no es un error, es un horror y el capitalista es un canalla. Es imposible ser cristiano y capitalista. Se puede ser cristiano y liberal con precauciones; cristiano y marxista, con precauciones; cristiano de derechas o de izquierdas, con precauciones; pero no se puede ser cristiano capitalista, es imposible. Alguien que defienda el capitalismo es
anticristiano por esencia y no podrá entender nunca el cristianismo, a menos que se convierta. El capitalismo es la esencia del espíritu de este mundo, no del mundo, sino de este mundo donde pueden morir millones de seres humanos de inanición mientras unos pocos se permiten el lujo más osbsceno. El capitalismo es el espíritu de un mundo sin corazón ni cerebro donde todo queda reducido a producir más y más riqueza y a concentrarla en cada vez menos manos. El capitalismo es el espíritu diabólico por excelencia, pues rompe las relaciones (dya-bolé) que hacen los hombres tales y genera una separación total entre los seres humanos y la realidad última y definitiva. El capitalismo es satánico porque, como el satán, se dedica a escudriñar en el mundo para sacar lo peor y ocultar lo mejor. El capitalismo es el mayor crimen cometido jamás contra la humanidad y contra este vergel que Dios nos diera para cuidarlo y protegerlo llamado planeta Tierra. El capitalismo, ha dicho Francisco, es un sistema criminal que hace más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. El capitalismo, concluyo, es el Diablo en la tierra.
(Nota de Bernardo Perez Andreo)

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