PARA REJUVENECER
LEONARDO BOFF (*)
Viernes 4 de octubre 2013
(*)LEONARDO BOFF (BRASIL) Teólogo, filósofo y
escritor Uno de los fundadores de la Teología de la Liberación. n 1985, la
Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el Ratzinger (ex Papa) le
silenció por un año por su libro “La Iglesia, Carisma y Poder” . Profesor de,
ética y filosofía en Brasil. Conferencista en muchas universidades, como
Heidelberg, Harvard, Salamanca, Barcelona, Lund, Lovaina, París, Oslo, Turín. Escribió
más de 100 libros, traducidos a muchas lenguas. En 1997, el Parlamento Sueco le
otorgó el premio Right Livelihood
Por más que caminemos por nuestro planeta o por fuera de él
como los astronautas, llevamos siempre con nosotros la fuerza de las raíces. De
tiempo en tiempo se reavivan y suscitan en nosotros un deseo incontenible de
volver a ellas. No están
el monte Grappa |
fuera de nosotros. Son nuestra base inconsciente de
sustentación y alimentación vital. Por eso las llevamos siempre con nosotros. Y
rejuvenecemos cada vez que volvemos a ellas. El 9 y 10 de septiembre de este
año, viví una inusual experiencia al visitar la casa de mi abuelo en el norte
de Italia. Sentimientos profundos, venidos de la noche del inconsciente
personal y colectivo, irrumpieron en mí. Me sentí religado a aquel origen: a la
vieja casa, los cuartos ennegrecidos, las puertas que chirrían al abrirse, las
camas duras y anchas (varios
dormían juntos), el fogón de leña, los armarios
llenos de cuencos y cacharros antiguos, la mesa grande con largos bancos a los
lados para que quepan todos. Era el paisaje interior. Desde el balcón se divisa
el paisaje exterior. Da al largo valle con casitas distribuidas en medio de los
campos verdes y a lo lejos el famoso monte Grappa, de casi dos mil metros de
altura, ante el cual se entablaron sangrientas batallas en la Primera Guerra
mundial entre el ejército italiano y el austrohúngaro. La población del valle
era pobre, la agricultura de subsistencia mal alimentaba la familia, pues los
suelos montañeses no eran demasiado fértiles. Muchos pasaron hambre. Algunos
conocieron la pelagra (hambre extrema, pues sólo comían polenta y agua, hasta
consumirse).
(La reflexión de
Leonardo Boff)
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