lunes, 21 de octubre de 2013

EL VÍNCULO DEL ERROR ES A VECES MÁS FUERTE QUE CUALQUIER OTRO”

EL SÍ  DE CADA NO
EN ESTOS DÍAS

Escribe  
BELÉN GOPEGUI (*) 
Fuente Semanario “Diagonal” 
19 de octubre 2013

BELÉN GOPEGUI: Madrid 1963. Licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid. Alumna de filosofía de Juan Blanco. Es periodista que se dedicó a reseñar obras y hacer entrevistas para importantes medios.  Novelista y guionista española galardonada por su opera prima “La escala de los mapas” en 1993. Esta novelista ha sido descrita como la mejor de su gneracion. El lado frío de la almohada” tiene como eje central la revolución cubana. Lamentó que la izquierda española hubiera abandonado a Fidel---“porque todos somos de aquello que nos hizo equivocarnos, y el vínculo del error es a veces más fuerte que cualquier otro”

La belleza es un código, la belleza es una orden. Cuando aparece en una combinación de sonidos, rasgos, palabras, antes de que nuestro cerebro piense algo en nuestro cuerpo se pone en disposición de atender, quizá por abatimiento. Demasiados empujones, demasiada pena y asfixia para rechazar su convocatoria: ahí se está bien, la música nos proyecta sobre un mar de cabezas y sentimos las manos que nos tocan sin dejarnos caer. Ahí en esos ojos, ahogándonos en ellos, si
no se fueran, seríamos invulnerables a cualquier desdicha. Ahí el verso quema el espanto, estalla y, al amanecer, armadas de una ardiente paciencia, entraremos en las espléndidas ciudades. En estos días, otra belleza ha quebrado la verja, dejó atrás la señal indicadora y nos requiere en donde no mirábamos: la pintada pisada sin fijarse al principio, cemento sucio, plantilla de las letras movida por la urgencia. Desde unas caras impropias, extrañas y perfectas en cada uno de sus desequilibrios, la belleza emite su encomienda, actuar ahora, estar dispuesto o dispuesta ahora, el tiempo apremia y todo es valentía. La belleza no preexiste; como al código, se le asignan valores y secretos para decir qué y a quiénes, y cuándo; entonces, al pensar en la ardiente paciencia ya no imaginas sólo pequeñas llamas bamboleantes iluminando calles o jardines, sino también las manos de la desesperación, voces heridas y palabras que al romperse nos ponen en pie; entonces la belleza, como la inteligencia, es el hambre.

Entrevista a Belen Gopegui por Jorge Timossi:
http://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=hDjfZBJ4qpc



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